La inmesa mayoría de esta concentra en los indefinidos
Los trabajadores fijos que no superaron el perido de prueba se disparan un 837% desde la reforma
Los ceses por causas económicas o productivas siguen repuntando en el último año
El mercado laboral español cerró 2023 sumando 991.265 bajas de afiliación a la Seguridad Social por una causa clasificada como despido. Una cifra que supera en un 22% la anotada un año antes, y bate los registros de la serie histórica comparable, que se remonta a 2013. Pero este récord se ve acompañado por el de las bajas por no superar el periodo de prueba, que alcanzaron las 976.141. La suma de ambos, tipos de ceses, 1.97 millones, muestra la evolución de un mercado laboral marcado por la incertidumbre económica, pero también por la reforma laboral.
Desde la entrada en vigor de la norma, los despidos han aumentado un 83,2% y los ceses provocados por no superar el periodo de prueba un 76%. Un repunte sustancial en ambos casos, pero hay que tener en cuenta que este dato incluye a los temporales, que no solo han reducido su creación de empleo, sino también su destrucción vía cese tras el cambio legal. Si ponemos el foco solo en los indefinidos, los datos son aún más llamativos.
l 82% de los ceses, 1,7 millones, corresponde a trabajadores con un contrato indefinido. La razón es evidente: la firma de contratos y de nuevos afiliados de este tipo se ha disparado tras la reforma laboral, aunque también lo han hecho sus ceses. En concreto, el 92% de los despidos y el 72% de las bajas por no superar el periodo de prueba son de asalariados fijos. Los primeros han repuntado un 124% respecto a 2021, pero los segundos se han multiplicado un 837%.
Ante este repunte, el Gobierno y muchos analistas señalaron a un proceso de adaptación a la reforma laboral que se moderaría cuando las empresas la interiorizaran. Y esta afirmación puede aplicarse en el caso de las bajas por no superar el periodo de prueba, que solo han crecido un 9% en 2023. Pero los despidos han seguido repuntando un 32% en el último año, después de haberlo hecho un 69% en el anterior, lo que indica que existen otras razones más allá de un mero ajuste ante la nueva ley.
El cambio legislativo ha derivado la volatilidad asociada al fin de los contratos temporales, que sigue siendo, con diferencia, el primer motivo de baja de afiliación de un asalariado, a los indefinidos. No solo a los fijos discontinuos (cuyo pase a la inactividad se ha convertido en la segunda causa de baja a la Seguridad Social) sino a los indefinidos ordinarios.
Esto explicaría por qué, pese al auge de los despidos, el paro no ha aumentado. Los trabajadores cesados pueden encontrar con más facilidad otro contrato indefinido en circunstancias similares al que acaban de perder. Exactamente como ocurría con los temporales antes de la reforma. En este sentido cabe recordar que el 7% de los indefinidos firman más de un contrato al mes, según los datos del SEPE. Esto, además, tiene un coste muy bajo para las empresas.
Los ceses por no superar el periodo de prueba, como hemos apuntado, no son despidos, lo cual implica que no conllevan indemnización. Y no son pocos los análisis que apuntan a que las empresas están aprovechando esta fórmula para cubrir puestos de muy escasa duración a un coste mínimo. Pero también muchos despidos son ‘gratis’, al menos sobre el papel. En este sentido, los datos recopilados por el propio Ministerio de Trabajo muestran que afectan a los trabajadores que estos llevan menos tiempo en el puesto, y acumulan una menor indemnización.
Despidos ‘gratis’ y a 20 días
El 53% de las bajas por despido son disciplinarios, una fórmula que no conlleva indemnización. Los declarados improcedentes, que suponen el abono de 33 días por años trabajado (aunque se aplica un cómputo de 45 para los periodos de trabajo previos a la entrada en vigor de la reforma laboral de 2012), solo suponen un 0,14%. Pero esto tiene una explicación: muchas empresas declaran el despido disciplinario y luego, al ser denunciados por el trabajador, se acaba declarando como improcedente. Pero los datos de Seguridad Social recogen la baja inicia, lo cual explica el escaso número de despidos improcedentes.
Esta es una práctica que se consolida tras la regulación del mercado de Trabajo del Gobierno de Mariano Rajoy. Antes, la improcedencia se reconocía en el momento del cese (era el conocido como ‘despido exprés’). El Ejecutivo de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz pretende desincentivar esta práctica encareciendo la indemnización de los improcedentes, sin volver a los 45 días, pero modulándola en función del prejuicio causado al trabajador. Aunque está por ver si esto funciona: recordemos que con el despido improcedente a 45 días se produjo una intensísima destrucción de empleo entre 2008 y 2011.
El 43% de los despidos son ‘objetivos’, es decir, por causas económicas, técnicas, organizativas o productivas (ETOP), que conllevan una indemnización de 20 días por año trabajado. Son los despidos asociados a la coyuntura económica y que no pueden achacarse solo al efecto estadístico del aumento de contratos indefinidos tras la reforma ni a un ‘abuso’ del empleo eventual, ya que deben estar justificados.
Su cifra aumentó un 33 % en el último año, lo que implica que la situación geopolítica y nacional también hace mella en las previsiones de las empresas y en sus decisiones de ajuste, pese a la evolución positiva del mercado laboral en el último año. Unos datos que pueden verse mermados según los despidos por causas económicas aumenten.
Fuente: El Economista Casi dos millones de españoles perdieron un empleo por despido o no superar el periodo de prueba en 2023 (eleconomista.es)