Bruselas suma 2 millones de parados y subempleados a las cifras de España

Los datos de Eurostat estiman más de un millón de desempleados ‘excluidos’ del paro

El 40% de los trabajadores a tiempo parcial lo hacen por no tener otra opción

España cerró 2022 con 3,03 millones de personas en paro, según las últimas cifras publicadas por Eurostat. Sin embargo, esta no es la foto completa de las personas que quieren trabajar y no pueden: Bruselas calcula que a esta cifra hay que añadir 1,07 millones de desempleados y 1,1 millones de subempleados.

 

En un momento en el que las cifras de paro publicadas por el Servicio Público de Empleo Estatal siguen en el ojo del huracán por la desviación entre paro registrado y efectivo (que incluye los fijos discontinuos inactivos), la Oficina Europea de Estadística plantea una aproximación muy diferente a la polémica.

En este caso, Eurostat utiliza el concepto de ‘holgura laboral’, que estima cuánto de su fuerza laboral se está desaprovechando. Para calcularlo, parte de los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) para la Encuesta de Población Activa (EPA), pero añadiendo supuestos que no entran en la definición estándar de parados: personas que no trabajan, están buscando activamente empleo y tienen disponibilidad para incorporarse inmediatamente a un puesto. En la estadística convencional, se consideran inactivos.

Esto excluye tanto a los desempleados desanimados (gente que se ha cansado de buscar empleo sin éxito) como a los que no pueden empezar a trabajar por tener que cuidar de hijos o dependientes, o por otras razones. Una limitación que tras el estallido de la pandemia y los confinamientos se reveló como demasiada rígida para reflejar la realidad del desempleo.

Campeones de infraempleo

Estos dos colectivos sumaban a cierre de 2022 a 1,06 millones de desempleados, un 4% de lo que Eurostat denomina la “fuerza laboral extendida“, alternativa a la “población activa” y que intenta estimar la cifra real de personas dispuestas a trabajar y no lo logran. O lo logran a medias. Y es que a esta cifra se suman 1,1 millones de personas que trabajan a tiempo parcial porque no encuentran un empleo a tiempo completo, un 4,5%. El subempleo se incluye en la estadística porque se considera que esta precariedad es, claramente, una forma de desaprovechar la mano de obra disponible de un país. De hecho, la definición de Eurostat es más restringida que la que utiliza la EPA y busca acotar el infraempleo: personas que no pueden vivir con su trabajo. De hecho, muchos compatibilizan su sueldo con prestaciones y ayudas públicas.

El porcentaje de trabajadores subempleados es de los más altos de la Unión, a pesar de que nuestro mercado laboral solo registra un 13,5% de trabajadores a media jornada, , un nivel muy por debajo de la media europea (18,4%). En Países Bajos, llegan a 4 de cada diez ocupados. La explicación es que el 40% de los trabajadores a tiempo parcial en España son subempleados, frente al 12,6% de los holandeses. Más de la mitad tienen un contrato indefinido.

El paro registrado convencional también forma parte de la holgura laboral. Y es que con esta estadística Eurostat no cuestiona la definición ‘clásica’ de paro registrado que utiliza España ni ningún otro país. De hecho, es la que ellos mismos emplean en sus estadísticas de desempleo, ya que se deriva de las definiciones de la OIT. Se trata de situarla en un contexto más amplio.

Así, si la tasa de paro ‘estándar’ a cierre de 2022 era del 12,9%, la de la holgura laboral se sitúa en el 12,4%. No es que descienda, sino que el porcentaje se estima sobre una base extendida respecto a la “población activa”. En cualquier caso, sumando todos los conceptos, el resultado es una ‘holgura laboral’ de 5,2 millones de personas en términos absolutos y una tasa del 21,2%, la más elevada de la Unión Europea.

Paro ampliado, efectivo y registrado

En cualquier caso, la holgura laboral a cierre de 2022 era la más baja en la serie histórica, que comienza en 2009. Un dato positivo para el Gobierno, que se anota un descenso respecto al inicio de la Legislatura del 4,6% en la cifra de este ‘desempleo extendido’.

El retroceso se explica por el descenso del paro (6,5% menos) y del número de subempleados (del 10,33%). Por su parte, los desempleados desanimados, es decir, que no buscan empleo, han aumentado un 5%, mientras los no disponibles inmediatamente para trabajar se han disparado un 40%. Algo que apunta directamente a los fijos discontinuos que no están trabajando. La razón es que, a diferencia del SEPE, Eurostat sí puede contarles como parados, siempre que declaren estar buscando empleo activamente. Si no es así, se consideran como inactivos.

Pero al tratarse de personas que no trabajan por que esperan un llamamiento de su empresa, se consideran desempleados sin disponibilidad o desanimados, dos categorías que sí recoge la holgura laboral.

Los datos de Eurostat no son comparables con los del SEPE, que se elaboran con una metodología diferente, basada en el registro de las personas que se inscriben como demandantes de empleo en los servicios públicos de empleo. Aunque hay colectivos de personas sin empleo que no cuentan como parados registrados estas tampoco cobran prestación contributiva por no cumplir el requisito de búsqueda activa de empleo.

Pero los fijos discontinuos inactivos, sí pueden hacerlo, aunque su contrato no haya sido rescindido, y se engloban dentro de la categoría de “demandantes con relación laboral”. Su número se ha duplicado desde 2019 y sumado al paro registrado dan un desempleo ‘efectivo’ de 3,5 millones de personas.

Fuente: El Economista

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