Los resultados de las elecciones europeas consolidan lo ya visto el pasado 23-J en las generales: el PP es la formación que goza de más apoyo en España, con las llamativas excepciones de País Vasco y Cataluña, pero los votos recibidos por el PSOE demuestran que Pedro Sánchez tiene muy consolidado su suelo, aunque sea a costa de canibalizar a sus socios de extrema izquierda y a los nacionalistas e independentistas.
El PP ha ampliado su distancia respecto al PSOE, pasando de los 1,4 puntos de hace un año a los cuatro de ahora. La diferencia fue mayor de la esperada: 4 puntos porcentuales y 700.000 votos. Con ese resultado, si hoy se celebrasen elecciones generales, sería imposible que el PSOE pudiese repetir sus alianzas. El PP tiene todo el derecho del mundo a sentirse feliz por los resultados, pero lo cierto es que el PP no es capaz de aglutinar el voto de los descontentos y la diferencia se traduce en dos tristes escaños
Y los socialistas pierden 2.113.000 votos respecto a las elecciones europeas de 2019, pese a haber fagocitado a sus socios dePodemos y Sumar,que se dejan 876.000 votos respecto a lo obtenido por el espacio morado hace cinco años. En total, los socios de la coalición de Gobierno se dejan casi tres millones de votos: 2.989.000. Podemos aguanta y lanzará el asalto a un Sumar que pincha y deja a IU sin escaño. El extremismo de izquierdas por el que se decidió el sanchismo tiene tope en España. Sánchez asumió con su populismo de izquierdas a lo que fue Podemos, que ahora, junto a Sumar, se ha quedado en las cifras del viejo PCE
Los partidos nacionalistas (socios imprescindibles de Sánchez, sean conservadores o progresistas) han obtenido cinco escaños, dos menos que hace cinco años, pero cuatro por debajo que hace una década. Ahora Repúblicas (la coalición ERC, BNG y Bildu) consigue 856.500 apoyos y mantiene sus tres representantes. Coalición por una Europa Solidaria (CEUS), que incluye a PNV y Coalición Canaria, ha obtenido 281.064 apoyos y logra un escaño. Junts se deja casi 600.000 votos y baja de tres eurodiputados a uno.
Pero con el 30% de los votos el PSOE resiste mucho mejor de lo que se hubiera podido imaginar después de un año tan convulso: amnistía, caso Koldo y el ‘affaire’ Begoña Gómez. Parece que un tercio de los votantes españoles realmente no son conscientes de todo lo que está pasando y la consecuencia es terrible para casi la mitad de los otros españoles: Sánchez puede seguir tranquilo en La Moncloa pues venderá a su madre si hace falta con tal de mantener el apoyo del prófugo. Pero Begoña sigue imputada, y Junts y ERC no quieren a Salvador Illa. El resultado, por tanto, deja al PSOE más débil, sin capacidad para crear un relato creíble sobre la resistencia del progresismo a la “ultraderecha”
Lo cierto es que los casos Koldo y Gómez han abierto una vía de agua de consecuencias imprevisibles, y Sánchez sabe que la única manera de poder salir vivo es resistiendo en el poder y dando la batalla con el aparato del Estado a su favor. Resistir, pues, es el único plan de Sánchez aunque la gobernabilidad de España esté seriamente comprometida y pese a que no se logren aprobar unos PGE. Resistir y emprender el asalto definitivo a las pocas instituciones que escapan a su control y consolidar su asedio al Poder Judicial y a los medios de comunicación que más le molestan.
Agárrense fuerte al asiento, que vienen curvas. Ahora viene lo peor. El tramo definitivo de la deriva hacia no sabemos dónde.