¿ADIÓS A LOS ABUELOS CUIDADORES?

El peso de la responsabilidad, la edad, la falta de tiempo y el miedo influyen cuando se les involucra en exceso en su cuidado.

 

Es cierto que hay casos para todos los gustos y situaciones. Pero, sin miedo a errar, podemos afirmar que la inmensa mayoría de las parejas que se plantean tener hijos cuentan con sus padres, es decir, con los abuelos de los futuros niños, a la hora de ocuparse de su cuidado. No es fácil, en la sociedad actual, compatibilizar los horarios laborales de ambos progenitores con los de los niños, pero hay situaciones que están llevando a muchos abuelos a alejarse de sus nietos.

 

Hay varias situaciones que son las que más se repiten a la hora de desencadenar ese rechazo. Rechazo, en cursiva, porque no es que renieguen de sus nietos, les quieren con locura, lo que no les gusta es la situación a la que se han visto abocados con ellos, a menudo de una manera prácticamente impuesta por los padres de los niños, que quizás en algunas ocasiones dan por sentado que para eso están los abuelos, para echarles una mano.

 

En efecto, para echarles una mano, pero no para criarles ellos las ocho horas que se pasan los padres en el trabajo, especialmente cuando son bebés o si por alguna razón no acuden a un centro de educación infantil durante los primeros años de vida.

 

La primera situación con la que se encuentran muchos abuelos es que no quieren volver a vivir el tratar con las enfermedades infantiles, la preocupación constante por su salud y bienestar (de los enchufes a las esquinas de los muebles, a gestionar sus rabietas o a enseñarles buenos modales o a controlar de esfínteres). Cuando tres veces a la semana, por ejemplo (algo muy habitual) son los abuelos los que se quedan con los niños les tocan todos estos papeles.

 

Por otro lado está la inseguridad que mucho abuelos sienten a la hora de quedarse solos con niños pequeños. Sobre todo, si es a menudo. Les da miedo esa responsabilidad, que les pase algo cuando están bajo su cuidado. Hay que tener en cuenta que los abuelos ya no tienen los mismos reflejos, agilidad o habilidades que cuando criaron a sus propios hijos.

 

Otra cuestión es que el ocuparse de sus nietos les impide tener su propia vida. Es más, lo necesitan.  Los abuelos necesitan disponer de su propio tiempo, disfrutar de los hobbies que quizás no han podido hacer, por razones laborales, cuando eran más jóvenes, desde viajar a leer o simplemente disfrutar de pasear sin compromisos ni horarios establecidos.

 

Para ver y convivir con sus los nietos están los eventos familiares, las comidas de los domingos, los viajes planificados en común o las meriendas en la cafetería de toda la vida. Hay que decir que algunos abuelos suelen decir que están muy ocupadas yendo al médico, quedando a comer con unos amigos o limpiando la casa, por ejemplo, para evitar negarse abiertamente a quedarse con sus nietos.

 

Hay que buscar una solución intermedia para que todos disfruten de todos. Los niños de los abuelos y viceversa. La transmisión de los valores generacionales entre abuelos y nietos es muy enriquecedora para los nietos, eso tampoco debemos olvidarlo. Pero todo con una cierta medida. Y pensando en el bienestar de todos, también de los abuelos.

 

Deja un comentario