Un gobierno en funciones es un gobierno temporal que ejerce el poder ejecutivo en sustitución de quien le corresponde hacerlo en propiedad. Por ello, suele tener atribuciones y responsabilidades más reducidas, pues no debe tomar ninguna decisión relevante.
Un Ejecutivo en funciones tiene bastantes limitaciones, donde la que más destaca es que no puede aprobar leyes debido a la falta de confianza parlamentaria. Pese a no poder aprobar, sí que puede llevar adelante decretos leyes, solo en casos de urgencia extrema, que en un plazo de 30 días debe de convalidar la Cámara Baja.
Todo apunta que la gobernanza de nuestro país atravesará en los próximos meses una situación de bloqueo que no necesariamente tiene por qué resolverse de forma satisfactoria. El Partido Popular ha ganado las elecciones generales del pasado 23 de julio, pero todo apunta a que lo tendrá difícil, sino imposible, para formar gobierno. Parece más probable, de hecho, que el Partido Socialista sea capaz de trenzar una alianza con comunistas y separatistas y, de esta forma, pueda revalidar el poder.
España viviría así una situación parecida a la que se dio entre diciembre de 2015 y octubre de 2016 y entre febrero y diciembre de 2019, cuando los pactos para formar gobierno se tornaron inviables y se celebraron dos repeticiones electorales.
En el periodo 2015-2016, es decir, con el periodo de “bloqueo” que puso en pausa el gobierno de Mariano Rajoy lo cierto es que las estimaciones que se han realizado señalan que el coste para la economía del fiasco institucional de 2015-2016 fue sólo del 0,5% del PIB, el paro se redujo a una media de 30.000 personas cada mes, incluso durante la presidencia en funciones del popular Mariano Rajoy se logró reducir el déficit público, aunque tímidamente , en 8.000 millones de euros.
Entre febrero a diciembre de 2019 el periodo de interinidad de Pedro Sánchez estuvo marcado por cifras menos satisfactorias aunque el paro se redujo entonces a un ritmo de 8.000 personas al mes, mientras que el déficit se mantuvo inalterado durante toda esta etapa de bloqueo. La previsión de crecimiento del Banco de España para 2019 rondaba el 2,5%, pero el dato final fue del 2%, de modo que el impacto sobre el PIB fue cercano al 0,5%. Por tanto, con la izquierda en la Moncloa en funciones, el efecto del bloqueo fue algo más intenso que con la derecha, pero no catastrófico. En cambio, una vez Sánchez formó gobierno desde diciembre de 2019 se han aprobado fortísimas subidas de impuestos y cotizaciones sociales, se han emitido más de 300.000 millones de deuda pública.
De cara a las pasadas elecciones, los socialistas han puesto encima de la mesa la posibilidad de crear o subir más de 30 impuestos, mientras que sus socios comunistas proponen crear más de 60 entes públicos. En la medida en que no se forme gobierno estas medidas quedan temporalmente en suspenso.
Además, es importante tomar en consideración el peso casi hegemónico que ha adquirido la suma de PP y Vox en el plano autonómico y municipal. Tras las elecciones del pasado mes de mayo, los populares gobiernan en los ayuntamientos de 30 capitales de provincia, incluidas Madrid, Valencia, Zaragoza, Sevilla o Palma de Mallorca. Además, tienen en sus manos el gobierno autonómico de Madrid, Andalucía, Galicia, Castilla y León y Murcia y acaban de recuperar el cetro en Cantabria, Comunidad Valenciana, Extremadura, Islas Baleares o La Rioja, una lista que también incluye a Islas Canarias merced a un pacto con Coalición Canaria. Así pues, el bloqueo de la gobernanza nacional puede convivir con un proceso de en clave regional y local en manos de los populares.
Quizás sea el mejor de los mundos: Sánchez incapaz de gobernar y la derecha aprobando un programa más liberal en las comunidades y ayuntamientos que están en sus manos.