PENSIONES: ¿HACEMOS COMO SUECIA, O SEGUIMOS “HACIÉNDONOS LOS SUECOS”?

La Seguridad Social de España presenta el mayor agujero de toda la Unión Europea en términos de caja. Uno de cada doce euros de gasto en pensiones se financia vía deuda, en vez de con ingresos obtenidos a través de las cotizaciones, lo que implica que se deja de invertir en otras muchas cosas indispensables para el futuro de nuestros propios hijos y nietos (educación, sanidad,…).

Lo peor de todo es que el asunto está en manos de advenedizos descerebrados (¿o los descerebrados somos nosotros por “dejarles hacer y deshacer”?).

Antecedentes o ¿quién es quién?

Nuestra Comisión Parlamentaria no legislativa del Pacto de Toledo fue creada allá por 1999 con el objetivo de “excluir de la controversia partidista al sistema de protección social y encuadrarlo dentro de un debate político más sosegado y de amplio calado que permitiera alcanzar el máximo nivel de acuerdo como garantía de la eficacia y la perdurabilidad de las reformas

Pues bien, el pasado 18 de noviembre el Congreso de los Diputados en pleno aprobó por mayoría absoluta las 21 recomendaciones que dicha Comisión dio a luz el 27 de octubre tras cuatro años de debate (“el parto de los montes”) para asegurar la suficiencia y sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones públicas.

Cabe recordar que en febrero de 2019, después de tres años de trabajo, el Pacto de Toledo tenía listo un principio de acuerdo  para renovar sus recomendaciones de 2011 pero UP rechazó las recomendaciones del Pacto de Toledo, que pretendía, según propias declaraciones, nuevos recortes en derechos sociales y económicos de los actuales y futuros pensionistas, y consideraba inaceptable la apuesta de los Planes de pensiones de empleo pues, argumentaban que ponía en jaque al Sistema Público de Pensiones. Este rechazo al Pacto de Toledo, por estas circunstancias, nos llevó a una nueva convocatoria electoral. Curiosamente, o no, Yolanda Díaz, la actual ministra de Trabajo, era la portavoz del Grupo de Unidas Podemos en la Comisión del Pacto de Toledo de entonces.

Por diversos motivos que no hacen al caso y tras dos elecciones casi consecutivas Unidas Podemos se integró en un gobierno de coalición con el PSOE (¡bueno, con Pedro Sánchez!) y dejó de haber controversias sobre asunto tan sensible como las pensiones, al menos en dicha Comisión, y, como hemos señalado, el día 27 de octubre de 2020, UP junto a otros partidos, aprueban las mismas recomendaciones del Pacto de Toledo, que un año antes fueron rechazadas.

No obstante, lo peor de todo es que la reforma señalada por la Comisión del Pacto de Toledo (con el apoyo, no lo olvidemos de los partidos de la coalición del actual Gobierno) no modificará ninguna de las circunstancias subyacentes que generan el actual déficit de nuestro sistema de pensiones, limitando los cambios previstos a cuestiones menores que no atajan el problema de fondo.

Entre pillos anda el huego o ¿” alguien puede dormir tranquilo aquí”?.

Por finalizar, de momento, la tragicomedia en la que nos vemos inmersos y con la excusa de contención de gasto exigidos por Bruselas para acceder a los miles de millones contemplados en el Fondo de Reconstrucción de la pandemia, parte del actual Gobierno (nada más ni menos que el Ministro de Seguridad Social (máximo responsable del sistema de pensiones públicas) “manipulando” torticeramente las recomendaciones de la Comisión del Pacto de Toledo plantea un “borrador” de propuesta para  aumentar los años cotizados para el cálculo de la pensión pasando de 25 a 35 años lo que podría suponer una caída media de las pensiones del 5,5%.

Los morados no están dispuestos a aceptar un recorte en la jubilación y avisan de que plantarán cara hasta el final, incluso votando en contra del propio Gobierno en que están incluidos, de manera que la reforma del sistema público de pensiones va camino de convertirse en el gran pulso entre PSOE y Podemos dentro del Gobierno pues es un asunto extremadamente sensible que afecta a 10 millones de personas (¡y votantes!), y es la mayor partida de gasto de este país.

¿Seguimos “mareando la perdiz”, o copiamos a otros más serios?

En Suecia inició durante la década de los 90, precisamente con el objetivo de “crear un sistema de pensiones financieramente estable en el largo plazo” que buscaba una mayor vinculación entre lo aportado y lo recibido (contributividad), pero también una serie de condiciones que asegurasen la solvencia del modelo. La reforma salió adelante “como fruto de una colaboración poco habitual entre los dos grandes partidos (socialdemócrata y centroderecha) y su desarrollo fue lo bastante sólido y exitoso como para dar lugar a una reforma radical que permite un sistema financieramente sostenible, transparente a nivel individual y macroeconómico y que maximiza la equidad generacional“.

El proceso de reforma, que arranca en 1991 con la constitución de una comisión, continúa en 1992 con la propuesta formal del nuevo modelo, continúa en 1994 con la aprobación parlamentaria que activa el proceso de cambio y culmina en 1998 con la aprobación del texto definitivo. En 2001 entra en vigor el mecanismo de estabilización financiera y en 2003 empiezan a pagarse las pensiones según el nuevo modelo.

CRONOLOGÍA DE LAS REFORMA SUECA DE PENSIONES Y EL SISTEMA TRAS LA REFORMA

En líneas generales, la reforma sueca “se basó en la sustitución de su sistema tradicional de pensiones de reparto de prestación definida para el sistema público de pensiones por un sistema mixto que incluía dos características principales: una parte de la cotización se destinaría a un sistema basado en cuentas nocionales mientras que la otra parte se asignaría a cuentas financieras individuales“. A esto se le suman dos mecanismos de transparencia: el famoso sobre naranja (una carta enviada a cierre de año que informa sobre la pensión futura) y el balance del sistema (un estudio que estima la cuenta de resultados y el balance de la Seguridad Social, para explicar su salud financiera y explica por qué, en ocasiones, se deben tomar medidas de contención a corto plazo que permitan evitar desequilibrios a largo plazo).

La cotización vinculada a las cuentas nocionales suma un 16%, mientras que al sistema de capitalización de las cuentas financieras individuales se le asigna una cotización del 2,5%. Se ofrece unas pensiones mínimas y unas pensiones de supervivencia y de invalidez, financiadas con impuestos generales

Las pensiones de las cuentas nocionales (unas cuentas ficticias que computan las cotizaciones de toda la vida laboral) están dentro del sistema de reparto y se calculan midiendo el balance de solvencia financiera de la Seguridad Social, la evolución de la esperanza de vida, las aportaciones realizadas por cada trabajador, etc. Las pensiones de capitalización permiten elegir entre 483 distintos fondos, gestionados por 70 sociedades, así como en un fondo administrado por la propia Seguridad Social.

Existe, además, un fondo de reserva que, a modo de “hucha”, absorbe las diferencias entre ingresos y gastos y que, de hecho, resulta vital para mantener un equilibrio positivo en el cálculo de activos y pasivos.

ENLACE AL ESTUDIO DE FEDEA SOBRE LA REFORMA SUECA DE SUS PENSIONES

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