PENSIONES: ESPAÑA EN LA SITUACIÓN MÁS PREOCUPANTE DE TODA LA UNIÓN EUROPEA

La Comisión Europea ha publicado recientemente el informe sobre envejecimiento —de cadencia trienal— que recoge la situación y posible evolución hasta 2070 de esta importantísima materia. The Ageing Report 2024 está elaborado para todos los países de la Unión Europea (con datos de 2022) utilizando una metodología común (población, empleo, productividad, PIB, esperanza de vida, …)

 

La primera gran conclusión del informe es la profundización de un intenso proceso de envejecimiento de la población en todos los países de la Unión Europea. El aumento de la esperanza de vida de las personas (+3 años en 2050) y la llegada a la edad de jubilación de la generación del baby boom en un contexto generalizado de baja natalidad (tasa de fertilidad media 2022-2050: 1,52 por mujer) reducirá el número de personas en edad de trabajar y aumentará el número personas jubiladas, que, como es sabido, además de la pensión, tienen mayores necesidades sanitarias y de servicios de dependencia. La llegada de inmigrantes (saldo neto de 34,3 millones hasta 2050; el 9,8 de la población en la zona euro) puede reducir el efecto del envejecimiento (población en edad de trabajar sólo de 58,5 a 52,5% de la población) pero en ningún caso será suficiente para solucionar el enorme reto al que nos enfrentamos.

 

A la vista de las principales cifras macroeconómicas, las perspectivas no son especialmente boyantes con una tasa de dependencia (mayores de 65 años sobre población en edad de trabajar) que aumenta en un 51% hasta 2050 (de 36,9 a 55,9%). Habrá bastantes menos cotizantes por cada pensionista.

 

Los datos para España son bastante preocupantes. La previsión de crecimiento del PIB y la productividad son similares al promedio de los países de la zona euro (1,2% anual y 0,8% respectivamente hasta 2050) y el aumento de la tasa de dependencia es superior a la media de la zona euro, al casi doblarse en 2050 (de 33,3 a 63,8%) incluso aumentando la tasa de empleo (de 69,6% a 76,8%) hasta casi el promedio de la zona euro (78,1%). La llegada de la generación del baby boom a la jubilación incrementará el número de pensionistas en casi un 60% (de 10 a 16 millones).

 

La situación actual muestra que el gasto en pensiones públicas en España en 2022 ya es bastante superior al promedio de la Zona Euro (13,1% frente al 11,9% de PIB) cuando en 2018, es decir hace solo cuatro años, era similar (12,1% frente al 12,2% de PIB), es decir, mientras esta ratio se ha sostenido en la zona euro, en España ha crecido 1 punto. La evolución de población, empleo y PIB hasta 2050 junto con la última reforma aplicada en 2020-2022, aumenta el gasto en pensiones en España hasta el 17,3% del PIB. El porcentaje más alto de la Unión Europea, acumulando también el mayor crecimiento (+4,2 puntos de PIB frente al 0,7% de la UE). Además en España el gasto en pensiones se mantiene hasta 2070 en un porcentaje bastante exigente (16,7% de PIB) y no se limita solo al periodo a 2050

 

El importante aumento de gasto se produce incluso asumiendo los autores un favorable efecto derivado de la jubilación diferida, que reduciría el crecimiento del gasto en pensiones en 1,4 puntos de PIB. Un planteamiento que genera serias dudas sobre la posibilidad de cumplimiento ya que se supone que la mitad de los pensionistas deben diferir dos años la edad de entrada a la jubilación y además se sobrevalora ese cambio estructural de comportamiento (el impacto sería sólo la mitad con los datos actuales).

 

Las previsiones del informe confirman lo anticipado por algunos analistas sobre el efecto de la última reforma aprobada que mantiene la tasa de reposición más alta de la zona euro (77,2 frente al 44,2%) es decir, un 74,7% más generosa en España. Con los datos del informe es obligado aplicar la cláusula de cierre impuesta por la Comisión Europea en la última reforma, pues la UE no se creían los datos enviados por el Gobierno, dado que el diferencial entre gasto y nuevos ingresos superará ampliamente el 13,3% del PIB. Con la norma vigente las cotizaciones sociales aumentarán muy posiblemente por encima de 1 punto de PIB elevando el coste laboral de las empresas en la contratación y además la subida de cotizaciones implica una reducción directa de la renta neta del trabajador en la parte de aumento de su cuota pero incluso la experiencia práctica demuestra que tres cuartas partes de las subidas de la cuota del empleador se traslada también a menos salario.

 

Es más fácil dar la razón a los deseos que explicar la realidad y la sociedad española necesita datos fiables y rigurosos trasladados con transparencia, para que pueda valorar el reto al que se enfrenta derivado del envejecimiento de la población. El sistema público de pensiones debe garantizar su sostenibilidad financiera añadiendo un equilibrio entre la suficiencia de las prestaciones y la equidad en la distribución de los esfuerzos entre las actuales cohortes y las siguientes generaciones. Su actual configuración está lejos de cumplir con estos criterios.

 

Las cuentas públicas españolas tuvieron un déficit del 3,7% del PIB en 2022  y con las nuevas reglas fiscales europeas debemos reducirlo al 1,5% como máximo. Los márgenes fiscales para afrontar el reto de mantener el actual sistema de pensiones son inexistentes. En definitiva, puede ser factible pagar 17,3 puntos de PIB en 2050 en pensiones (más del doble del gasto en sanidad), pero ello tiene el coste de oportunidad que afecta a la distribución de la renta.

 

Nos deberíamos preguntar si la sociedad española asume un sistema de pensiones bastante más generoso que el promedio de los países de la zona euro (reduciendo la renta neta de las siguientes generaciones) y si asume un sistema con estas características que limita el gasto público en otras políticas?

 

Fuente: ON economía El preocupante escenario de las pensiones públicas (elnacional.cat)

Deja un comentario