PENSIONES: CUÁNTO DE TU PAGA SE QUEDARÁ HACIENDA GRACIAS A LA INFLACIÓN

 

 

 

El impacto es mucho mayor para las rentas bajas que para las medias y altas, según van a empezar a notar los contribuyentes cuando cobren el mes de enero y pagarán en la Campaña de la Renta de 2023

 

El impacto de no deflactar la tarifa del IRPF por la inflación es mucho mayor para las rentas bajas que para las medias y altas, según muestran los cálculos del Consejo General de Economistas Asesores Fiscales (REAF) -que también han analizado el efecto en las pensiones-, y van a empezar a notar los contribuyentes cuando cobren el mes de enero, y pagarán en la Campaña de la Renta de 2023 en la primavera de 2024.

 

Este impacto mayor de no deflactar la tarifa en las rentas bajas se produce a pesar de que el Gobierno de Pedro Sánchez lanzó una rebaja del IRPF para este colectivo in extremis en los Presupuestos de 2023, en un momento en el que peligraba su relato en la batalla fiscal que mantiene con el PP.

 

Un pensionista al que le han revalorizado su pensión pagará más IRPF en todo caso. Si hay inflación, y con una subida de pensiones que intenta compensarla, este ciudadano no tiene más renta en términos reales y no debería pagar más sino en la misma proporción. Esta distorsión se corrige deflactando. Al no hacerlo, Hacienda se queda con más proporción de lo que se le paga en su pensión. En escenarios inflacionistas, las subidas de ingresos del trabajo por motivo de la inflación con la tarifa progresiva de la Renta tienen un efecto pernicioso por hacer tributar más a alguien que tiene más renta nominal pero no real.

 

En el caso de las pensiones, cuando acaba de entrar en vigor la subida del 8,5% ligada a la inflación media entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022 y algunos bancos ya han realizado el primer pago adelantado de enero, el REAF calcula que Hacienda se quedará en 2023 entre 149,06 euros y 1.241,28 euros del aumento, montante en el que se incluye el efecto de la inflación.

 

Para la pensión máxima alta, el Fisco se lleva un 37% de la subida del 8,5%. En todo caso, los pensionistas salen mejor parados que los asalariados porque les han subido más, aunque el que no se deflacte la tarifa también se come parte de su aumento. El golpe fiscal es igual para el mismo salario y la misma pensión, con la salvedad de que los trabajadores pagan un poco menos porque tienen más gastos por la retención de la Seguridad Social.

 

Así, sigue sin atajarse el problema de fondo pues la revalorización mantiene que el poder adquisitivo queda reducida por la parte que debe pagarse de impuesto a Hacienda. Es lo que se conoce como “progresividad en frío”. Es decir, que un mayor pago de impuestos por parte de los pensionistas reduce el poder adquisitivo de estos. pues el tipo medio aplicado sobre las pensiones en la declaración del año pasado fue un poco mayor al 15% y al aplicarlo sobre el coste de la subida, unos 13.000 millones de euros, y descontando las pensiones que no tienen que hacer la declaración (menos de 15.000 euros) resulta que la “sobre imposición” del IRPF de las pensiones alcanzará los 2.000 millones de euros

 

La AEAT ha publicado un informe en el que trata de medir el impacto de la inflación en la recaudación del IRPF y concluye que 7.000 millones de los 27.000 que se ingresaron extra entre enero y agosto se deben a este fenómeno. La AIReF, en cambio, estima que en 2022 la inflación supuso un 50% de la recaudación extra, y calcula que en 2023 será un 70%.

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