Holanda advierte que si España no abarata su sistema de pensiones, no mantiene la ‘flexibilidad’ del mercado de trabajo y sigue subiendo impuestos, recibirá solo 9.000 millones de fondos europeos
Los Países Bajos vuelven a amenazar a España con no autorizar más fondos europeos (tiene derecho de veto) que los 9.000 millones de este final de julio, porque no acaba de creerse que nuestro Gobierno vaya a acometer ni la obligada reforma de las pensiones, ni tampoco acaba de creerse que se vaya a mantener la flexibilización del mercado laboral. Acusan de la falta de concreción en el calendario tan típica de nuestra forma hispana de hacer las cosas: patada hacia adelante y el que venga detrás que arree.
Recordar que los 750.000 millones de ayuda el fondo New Generation para ayudar, principalmente, a los países del sur europeo más afectados por la pandemia: Italia (144.000 millones), España (72.700), Francia y Portugal, son al fin y al cabo una deuda mutualizada entre todos los países de la UE.
El Ejecutivo de los Países Bajos ha decidido pasar a la acción y no ser solo un pagador del norte sin voz ni voto. Intuye que el Gobierno de coalición de España va a ignorar de nuevo la exigencia de la UE de no tocar la reforma del mercado de trabajo de 2013 que hizo el Gobierno del PP y duda si cumplirá la recomendación UE de no subir impuestos.
Durante reunión en el Ecofin de los ministros de finanzas de la UE del pasado lunes el adjunto al ministro holandés de finanzas leyó una declaración en la cual se advertía a los países incumplidores de compromisos que el beneplácito holandés a los primeros desembolsos (9.000 millones en el caso español), puede ser un “no” a los siguientes.
En la declaración se indicaba que “Nos hubiera gustado que se afrontaran mejor en estos planes las recomendaciones de la Comisión Europea en el capítulo de las pensiones, fiscal o laboral. Ha sido especialmente difícil que se incorporen reformas relevantes para la sostenibilidad de las finanzas públicas”
Aunque el Banco Central Europeo (BCE) va a seguir sosteniendo la deuda de los países del sur europeo, el presidente del todopoderoso Bundesbank alemán, Jens Weidmann, insiste un día sí y otro también que el organismo monetario debe dejar de comprar deuda de España, Italia o Portugal “en cuanto pase la situación de emergencia”. Una cosa es que la regla gasto no vaya a volver a las economías europeas hasta el presupuesto de 2023 y otra seguir cebando una bomba de relojería en el gasto que amenace con otra crisis de deuda en cuanto el BCE haga caso a Weidmann deje de comprar deuda soberana.
El reto de España es compaginar las políticas de reducción de ingresos (como, por ejemplo, la bajada del IVA del recibo de la luz) con el mantenimiento de nuestro sistema de bienestar, como también por ejemplo, los 22.000 millones que, según Escrivá, debemos aportar los españoles vía impuestos para pagar las cuantiosas jubilaciones de los baby boomers que ya están a la vuelta de la esquina.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este mes de julio debe presentar un techo de gasto de todas las administraciones en 2022 y lo quiere con récord de gasto a cuenta de unos fondos que Holanda vuelve a discutirnos.
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