Mientras el Estado tiene suspendidas desde 2011 las aportaciones al plan de pensiones de los funcionarios, exige un mayor esfuerzo a las empresas que sí realizan esos ingresos por sus trabajadores. No parece la mejor táctica para incentivar los planes de empleo
El Gobierno está castigando a las empresas que tienen planes de empleo para sus trabajadores, ya que mientras en la legislación anterior se permitía un plazo de dos años sin aportaciones desde la incorporación a la empresa, la nueva normativa reduce ese plazo a solo un mes. Aparte del lío jurídico que hay montado, con una ley que dice una cosa, un reglamento que puntualiza otra, y unas consultas a Seguros y a la Seguridad Social que, según muchos juristas, dicen lo que no estipula la ley, lo cierto es que ponérselo más difícil a los pocos que tienen planes de pensiones para sus empleados no parece lo más adecuado para convencer a las empresas de que apuesten por este instrumento de salario diferido que tan bien puede servir para complementar la pensión pública.
Siempre he sido una convencida de las bondades de los planes de pensiones en las empresas. Es una manera de que no solo los trabajadores con salarios más altos puedan ahorrar para la jubilación, sino de que todos podamos ir haciendo nuestro colchoncito que nos pueda valer si tenemos un tropiezo en nuestra vida laboral, o simplemente para complementar nuestra pensión. Y es verdad que si no es la empresa quien aporta por nosotros, es difícil que los trabajadores con sueldos bajos lo hagan. Por tanto, es una manera de democratizar esas pensiones complementarias que tanto peso tienen en la mayoría de los países de nuestro entorno.
Sin embargo, en España no acaban de despegar, y no lo hacen porque ni los sindicatos están convencidos en muchos casos de sus bondades, ni se incentiva a las empresas para que opten por esta alternativa a las subidas salariales. Es cierto que no es fácil convencer a los trabajadores jóvenes y, por tanto, a sus representantes sindicales, de que parte de las subidas salariales se destinen a ese ahorro para la jubilación. Sobre todo por la precariedad de los salarios de los jóvenes en nuestro país desde la gran recesión de 2008.
Pero es necesaria más cultura financiera e incentivar que sea más rentable destinar parte del sueldo a ese ahorro para la jubilación, que una subida salarial al uso. Es verdad que no tributas por ese ahorro en el momento de la aportación, pero el tratamiento fiscal del rescate está fiscalmente muy penalizado. Hasta el año 2006 tenía una reducción del 40% si se rescataba en forma de capital. Lo que todo sea de paso, me parece un enorme error, porque lo que hay que hacer es incentivar que el rescate se haga en forma de renta, para que sea un verdadero complemento para la jubilación. Pero lo que ocurre ahora es que se quitó la deducción para el rescate en forma de capital, pero no se ha introducido ninguna deducción para su rescate en forma de renta, y al final el ahorro en planes de pensiones es el que más paga, porque tributa todo como rentas del trabajo, y puedes llegar a pagar hasta el 30 o el 40% dependiendo de la pensión pública que tengas, por el plan privado. Sin duda, introducir deducciones al rescate en forma de renta es un asunto pendiente.