La cifra acumulado de los dos primeros meses del ejercicio supera en un 6,1% la de 2024
La evolución histórica de las renuncias apunta a un fenómeno ligado a la precariedad
España bate récord de vacantes en 2024 pero suspende ante Europa en oportunidades laborales
La incertidumbre política y económica con la que ha arrancado el año 2025 no parece haber hecho mella alguna en las dimisiones en España. Tras cerrar el pasado año cerca de los tres millones, las bajas voluntarias de afiliación a la Seguridad Social alcanzaron en los dos primeros meses del año la cifra de 419.944 y apuntan a un nuevo máximo de la serie histórica que supera en un 6,1% la cifra anotada en el arranque del año anterior. Además, a diferencia del ejercicio precedente, el aumento no solo afecta a los indefinidos: también los trabajadores con contrato temporal vuelven a crecer tras dos años de retroceso.
El repunte, levemente más intenso que el registrado en el mismo periodo del año anterior (5,9%), contradice la tesis de que el incremento de las dimisiones era un simple episodio coyuntural por el ajuste de las empresas y trabajadores a la reforma laboral, que impulsó la contratación indefinida. Los expertos esperaban que se ajustara con el tiempo y no ha sido así: aunque el incremento es más moderado que en 2022 y 2023, sigue lejos de echar el freno. No hablemos ya de revertirse.
Las dimisiones supusieron el 13,1% de las bajas de afiliación en los dos primeros meses del año, solo superada por la caducidad de un contrato temporal que con 1,42 millones supone el 44% del total y los 576.459 pases a la inactividad de un fijo discontinuo, que aportan el 18,1% total, aunque solo afectan a un tipo específico de contrato.
Si nos centramos solo en los asalariados indefinidos, las dimisiones suponen el 23,1%, pero vemos que los fijos discontinuos aportan el 41,3%. La suma de despidos y bajas por no superar el periodo de prueba solo aportan el 9% del total de extinciones de empleos, el 18% entre los indefinidos.
En los últimos años, las dimisiones se han asociado con el auge de la contratación indefinida tras la reforma, pero su aumento no es un fenómeno nuevo en el mercado laboral español. La serie histórica comparable, que se remonta a 2012, refleja un incremento sostenido desde entonces, pasando de las 117.000 en febrero de aquel año a 285.436 en 2019 y 282.831 en 2020 (justo antes de los confinamientos por la crisis sanitaria). En 2021, en cambio, se anotó un fuerte desplome hasta las 202.724, que se explica por el freno de la contratación.
Un síntoma de precariedad
En todos esos años, la evolución vino protagonizada por los contratos temporales, que aportaban en torno al 60% de las renuncias, mientras los indefinidos estaban en el 39%. Por el contrario, en 2025, se habían disparado al 77%, mientras las renuncias de asalariados eventuales habían caído al 21%, lo que refleja el impacto de la nueva ley.

Llegados a este punto, conviene recordar que la mayoría de los asalariados en España siempre han sido indefinidos. Antes del cambio legal eran alrededor del 62,85, pese a que 9 de cada 10 contratos eran temporales. Ahora rondan el 78,2%, y los eventuales suponen 6 d cada diez.
Este dato da una de las claves de las dimisiones en España: hasta 2022, se centraban en los empleos considerados de peor calidad y con menos antigüedad acumulada, lo que se traduce en un desincentivo menor para renunciar. Los que lo hacían, además, tenían muchas más ‘papeletas’ para acceder a un contrato eventual.
Un escenario que explica que las bajas voluntarias fueran más habituales entre los propios temporales, ya que la mayoría de los contratos firmados eran de este tipo. En este sentido, las renuncias solo eran un síntoma más de la dualidad y precariedad del mercado laboral
Tras la reforma laboral, las posibilidades de encontrar un empleo fijo se elevan sustancialmente, lo que explica que en el arranque de 2022 las dimisiones se siguieran concentrando en los asalariados con contrato temporal. Pero en el momento en el que la firma de este tipo de puestos retrocede, el peso de las renuncias se traslada a los indefinidos. Y el incremento no solo no se frena, sino que se acentúa.
¿Pero por qué dimiten los trabajadores con empleos más estables y que acceden a beneficios y expectativas a medio y largo plazo, como la mencionada antigüedad, que repercuten al alza en sus salarios? Aunque los datos publicados por la Tesorería General de la Seguridad Social no permiten precisarlo, todo apunta a que las renuncias no se centran en los indefinidos con una experiencia de años, sino en los nuevos contratados, incluyendo aquí los fijos discontinuos.
Diversos estudios ahondan en esta tesis, arropados por datos como los de rotación laboral en España (la más alta de la Unión Europea) o el hecho de que el 60% de los asalariados y el 70% de los indefinidos lleva más de tres años en el mismo puesto. Un porcentaje que se han reducido 10 puntos en los últimos años, pero que se explica por un efecto composición de la entrada de nuevos trabajadores con contrato fijo, no a la dimisión de los ‘veteranos’.
Es decir, que las dimisiones son el síntoma de una dualidad que pasa de la dicotomía clásica entre temporales e indefinidos a una que se establece entre los propios indefinidos, con una duración efectiva de los empleos muy dispar.
Impacto en la mano de obra
Esto explica que las renuncias no se reduzcan, a pesar de que fenómenos en apariencia similares en el resto del mundo (la denominada ‘Gran Dimisión’) sí se han ‘desinflado’ hace años. También puede ser uno de los factores que explica la sorprendente falta de mano de obra en un país con 2,6 millones de parados.
Las empresas que han transformado lo que antes eran ofertas puestos temporales en indefinidos se encuentran con que sus nuevos empleados no se quedan. Muchos lo hacen por haber encontrado algo mejor, aunque buena parte lo hacen sin otro empleo a la vista, descontentos con las condiciones laborales o por circunstancias personales y con la confianza en que no tendrán muchos problemas para reincorporarse a otro empleo.
En este panorama, los trabajadores más ‘precarios’ ganan poder ya que ven más expectativas de conseguir un trabajo en condiciones mejores que el que abandonan. Lo mismo que antes ocurría con los temporales que ni siquiera esperaban a que su contrato caducara.
En cualquier caso, al análisis de la relación entre dimisiones y vacantes es una asignatura todavía pendiente en el mercado laboral. En parte porque, pese a las afirmaciones de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y los sindicatos, el problema parece algo más complejo que subir sueldos.
El incremento del SMI y de las retribuciones pactadas en convenio no ha frenado tampoco las dimisiones, lo que apunta a que el escenario responde a causas más complejas que, en todo caso, afectan a la competitividad de miles de empresas y sectores completos.
Fuente: Nada frena las dimisiones en España: rompen la barrera de las 400.000 en el arranque del año