Christine Lagarde, expresidenta del FMI y actual Presidenta del Banco Central Europeo, ya dijo que «vivir tantos años creaba un problema económico», y el exministro japonés de Finanzas Taso Aro pidió a los ancianos del país que «se den prisa en morir».
En España tenemos un Sistema Público de Pensiones de reparto que es contributivo, porque depende de la cuantía del sueldo y del tiempo cotizado. Las cotizaciones sociales no se acumulan en cuentas personales como ahorro individual, ni se especula con ellas en fondos de inversión, porque pasan directamente a «repartirse» y pagar las pensiones públicas. Es un sistema que es solidario entre generaciones y son pensiones de prestación definida, es decir no habrá fluctuaciones salvo las revalorizaciones anuales frente a la inflación porque se revalorizan anualmente al IPC. Están garantizadas por el Estado pues si no alcanzaren con las cotizaciones se cubrirán con impuestos
Según el artículo 109 de la Ley General de la Seguridad Social, sus dos fuentes de financiación son:
1) Las aportaciones progresivas del Estado, que se consignarán con carácter permanente en sus Presupuestos Generales, vía impuestos; y
2) Las cuotas de las personas obligadas, las cotizaciones sociales que se aportan del mundo del trabajo.
Los presupuestos de la Seguridad Social para 2023 es de 204.000 millones y abarca, no solo las pensiones contributivas: jubilación, incapacidad permanente, viudedad y orfandad; también otras pensiones, subsidios, indemnizaciones y complemento a mínimos; la protección familiar y subsidios por maternidad-paternidad; asistencia sanitaria con las mutuas de accidentes y enfermedades profesionales, el Instituto Social de la Marina y el Ingesa (Instituto Nacional de Gestión Sanitaria); Servicios Sociales que cubren las necesidades de personas en situación de Dependencia y el Ingreso Mínimo Vital; prestación farmacéutica; y los gastos de mantenimiento y personal de sus oficinas y la gestión de la Tesorería, Informática y otros Servicios Funcionales Comunes. Los ingresos por cotizaciones sociales son de 152.000 millones de euros, 39.000 millones son de transferencias del Estado, 3.000 millones por otros ingresos, y han previsto un crédito de 10.000 millones como remanente. En definitiva son 7.000 millones los previstos de desfase en 2023.
LA SITUACIÓN ACTUAL
El gasto actual en pensiones roza el 12% del PIB, pero tras las recientes reformas a finales de la década de 2040, cuando el sistema alcanzará su pico de tensión, se habrá elevado al 15% del PIB: un ‘agujero’ de tres puntos de PIB que, si se toma como referencia la última estadística del INE, rondaría los 40.000 millones de euros.
Lo cierto es que según trasladan fuentes de Seguridad Social, la subida de cotizaciones del MEI aportará a las arcas públicas en los momentos de mayor tensión un máximo de nueve décimas de PIB (unos 12.000 millones). La ampliación de las bases máximas supondrá otras cinco décimas de PIB (6.600 millones), mientras que la “cuota de solidaridad” aportará algo más de una décima (1.300 millones). En total un incremento de 1,5 puntos de PIB (unos 20.000 millones) a los que habría que restar otra décima de gasto adicional que supondrá el aumento del periodo de cómputo a 29 años descartando los dos peores. Una cifra que previsiblemente será menor dado que no tiene en cuenta los costes que supondrá la subida de las pensiones mínimas, la cobertura de lagunas y la ampliación del complemento por brecha de género, los cuales Seguridad Social todavía no ha revelado.
El resto del desequilibrio (mínimo de 20.000 millones) queda a merced del incentivo para que los trabajadores alarguen su vida laboral con lo que se espera aumentar los ingresos del sistema, en el escenario más optimista, en 21.000 millones de euros (1,6 puntos de PIB), cuantía, en principio, suficiente para equilibrar el sistema aunque la Comisión Europea cuestiona estas cifras concretas. Además en la Seguridad Social confían en sus desconocidos cálculos que la tasa de paro caerá por debajo del 10% en los próximos años, lo que se traducirá en más ingresos por cotizaciones y menos gasto en prestaciones por desempleo.
LO QUE SE LE DEBE AL SISTEMA DE PENSIONES
Durante muchos años se ha repetido que el sistema público de pensiones era deficitario, pero se desveló que con las cotizaciones sociales para financiar las pensiones contributivas se habían pagado otras partidas presupuestarias, lo que se ha llamado «gastos indebidos» (y que el propio Gobierno calibró en algo más de 20.000 millones de euros al año) los “números” ya no eran tan evidentes. Lo cierto es que el Fondo de Reserva de las Pensiones para guardar los superávits de las cotizaciones, comúnmente llamado «hucha de las pensiones», llegó a tener 67.000 millones en el año 2011. Además el Tribunal de Cuentas informó que, sin tener en cuenta los intereses y otros posibles ingresos por los inmuebles propiedad de la Seguridad Social, el Estado debía a la Seguridad Social 103.690 millones de euros.
La auditoría de las cuentas de la Seguridad Social que según la Ley 20/2021 se debería haber hecho antes de agosto del año pasado 2022 y de la que no sabemos nada, podría sacar a la luz bastante más dinero, algunos economistas y sindicatos la cifran en 600.000 millones de euros el remanente de caja anual acumulado de 1977 a 2016 a favor de la Seguridad Social, según consta en la Contabilidad de la Seguridad Social, de forma que el posible efecto del baby boom quedaría cubierto perfectamente hasta el año 2045.
La «generosidad» de las pensiones en España en comparación con otros países de nuestro entorno no es tal pues excepto Portugal y Grecia, la pensión media de Francia, Italia, Bélgica están algo por encima de la pensión media de España. Además la comparación con otros países europeos es controvertida porque los salarios medios de los países del norte y centro de Europa son superiores a los de España. Lo que si es cierto que aquí las pensiones mínimas, de viudedad, no contributivas, el SOVI, etc, están por debajo del umbral de la pobreza, si no son de pobreza severa. Lo cierto es que las pensiones más bajas por ser en su mayoría de mujeres, son una injusticia del sistema porque las reserva el papel de cuidadoras del hogar y de la familia. Este trabajo no remunerado de los cuidados y por el que no se ha cotizado es lo que más contribuye a la cohesión social y equivale a 28 millones de empleos a tiempo completo, el 53% del PIB.,
El gasto en España de pensiones, un 12% del Producto Interior Bruto, PIB, se sitúa entre las de nuestro entorno. Francia, Austria y Finlandia tienen un 14%, y Bélgica, Dinamarca, Holanda, Alemania y Suecia también se sitúan en el 12%. La tasa de reposición, la relación entre la pensión que nos queda y el último sueldo, ha bajado del 80% al 72% en España. España es la cuarta potencia económica de la Unión Europea y la vigésimo cuarta del mundo. La riqueza del Estado en un año que se mide con el índice del Producto Interior Bruto, PIB, pasó de 600.000 millones de euros en 1999 a el doble, 1.200.000 millones de euros en 2018. Sin embargo, el número de habitantes solo creció un 11,5% en ese tiempo, lo cual quiere decir que la riqueza per cápita pasó de 14.700 euros al año, a 25.800.
En cuanto a ingresos por impuestos, en España se recauda un 7% menos que la media europea. El IRPF, pasó del 36,2% del total de ingresos en 2007, al 45% en 2021. El impuesto indirecto, el IVA que grava el consumo, pasó del 27,8% al 33% en ese mismo período de tiempo..
En lo que concierne a aumentar los ingresos de las cotizaciones sociales, lo más importante es que el año pasado el salario mínimo interprofesional subió a 1.000 euros (este año a 1080), que el empleo aumentó y los contratos fueron más estables. De hecho la partida presupuestaria de 2023 para desempleo ha bajado. Puesto que las cotizaciones sociales dependen del número de empleos, del tiempo de cotización y de la cuantía salarial, todo esto incidió en una mayor recaudación por cotizaciones. Hemos de recordar que los tipos de cotizaciones sociales desde 1979 hasta hoy bajaron un 6%, de un 34,3%, a un 28,3%. Estos 6 puntos supondrían hoy 30.000 millones. En definitiva, “parece” que la financiación de la Seguridad Social y del Sistema Público de Pensiones puede cubrir perfectamente los gastos sociales que permiten tener una vida digna a todas las personas.
Sin embargo el problema en relación con las pensiones no es el descenso de la natalidad, ni siquiera el aumento de la esperanza de vida, el problema reside en la falta de ingresos, ya que el sistema de pensiones que conocemos se construyó sobre las bases del pleno empleo, de una creciente demanda de trabajo y de unos salarios indexados a la inflación. Pero nada de eso se cumple y por ello, cuando se habla de ‘sostenibilidad del sistema de pensiones’ se está hablando de cambios que permitan pagar con dinero público, ya sea recaudado por cotizaciones o por impuestos, a partir de una edad una cantidad a la que, por nostalgia histórica, continúa llamándose “pensión de jubilación”.
En resumen: El sistema público de pensiones y la Seguridad Social es sostenible mientras lo sea el propio Estado, a no ser que este quiebre y ya se encargarán sus acreedores que no sea así. Cosa muy diferente es que las pensiones sean “suficientes”, por más que se haya cotizado, para afrontar los gastos del último tramo de la vida.