En 2021 podrían haberse escuchado estas palabras en boca de un sexagenario con la primera dosis de AstraZeneca, o de un cuarentón sin ninguna dosis aún y con miedo al contagio, a la vista de un grupo de adolescentes desinhibidos que recuperan el verano (¡¡¡ sin mascarilla por decisión del Gobierno!!!): «¿Cómo se atreven ustedes?».
Quizás se ha hecho más evidente que nunca la obviedad eterna de que todos dependemos de todos, y ha pasado justo ahora que la edad marca la prioridad de la protección frente al virus y que al mismo tiempo también vuelven las señales de agotamiento del pacto de solidaridad entre generaciones que da sentido a las pensiones. A la vez que rebrota el debate sobre la crisis económica que se avecina, el vertiginoso cambio social en marcha y un laberinto laboral sin demasiadas perspectivas capaces de orientar a los jóvenes hacia un futuro de bienestar equiparable al que han disfrutado sus mayores…
A ellos, los ahora jóvenes, que son fuertes contra el virus, pero vulnerables ante sus previsibles efectos económicos y sociales, la pandemia les habló del sacrificio para salvar a sus mayores. La vacuna –«¿tú de qué año eres?»– también cede el paso por necesidad a los nacidos antes, pero la incertidumbre que se avecina verá a los jóvenes levantar la mano y pedir, si pudiera ser, que ahora alguien empiece a pensar también en ellos, en sus empleos, en las jubilaciones de sus padres o en las suyas… «¿Cómo se atreven ustedes?»
Es evidente que un sistema de pensiones y el estado de bienestar en general no pueden sobrevivir si no se sostienen sobre la base de una población muy amplia que trabaja y cotiza formalmente.
1.- ESPERANZA DE VIDA. “NO NOS MORIMOS NI A TIROS (A PESAR DE LAS PANDEMIAS)”
De acuerdo a la esperanza media de vida, España es uno de los países más viejos del mundo, lo que implica que la “edad pensionable” (años en los que se recibe la pensión) está en continuo aumento
2.- TASA DE FERTILIDAD. “LOS NIETOS SON UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN”
España tiene una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo, lo que implica que cada vez habrá menos trabajadores/cotizantes. Los boomers (nacidos entre 1957 y 1.977) han tenido muchos menos hijos que sus padres. Dicen en las encuestas que han retrasado la maternidad por razones laborales y económicas y que cuando el primer hijo se retrasa el segundo ni llega. Esa gota malaya ha ido corroyendo desde hace unas cuantas décadas en la estructura demográfica española.
En el último medio siglo, España ha pasado de ser de uno de los países europeos con mayor nivel de fecundidad a tener el segundo índice de natalidad más bajo de la Unión Europea, solo por detrás de Malta. Si en 1975 la media de hijos por mujer se situaba en 2,8, esa cifra ha disminuido hasta los 1,23 de 2018. El INE especifica que el número de nacimientos ha caído un 27,3 % en una década.
Curiosamente, o no, en los últimos 5 años ha habido sólo unos 250.000 nacimientos en Madrid donde hay censados más de 500.000 mascotas convencionales (perros y gatos)
3.- TASA DE DESEMPLEO. “AQUÍ NO TRABAJA NI DIOS”
España tiene el liderazgo en la tasa de desempleo europeo tanto global como en el desempleo de los jóvenes. Con más de un 15% de desempleo, un porcentaje que duplica la tasa media la UE, y con 3,5 millones de desocupados, la falta de trabajo para los jóvenes se ha convertido en el principal problema, que además requiere para solucionarlo reformas en numerosos frentes, entre ellos el educativo. El porcentaje de paro entre los menores de 25 años alcanza en nuestro país el 38% y es ya 20 puntos porcentuales superior al de la media de la UE. Esto implica que un porcentaje muy bajo de personas, de una población que además decrece, trabaja para mantener a las personas mayores.
La pandemia ha transformado a España en el país con la mayor tasa de paro juvenil de toda la OCDE, el paro subió entre los más jóvenes (de 16 a 24 años) en más de diez puntos, pasando del 31,5% en el que se encontraba en el comienzo de la pandemia, hasta escalar a un máximo del 42%. Actualmente, nuestra tasa de paro entre los menores de 24 años está en el 38%, lo que coloca a España por delante de Grecia (34,2%, según el dato de diciembre de 2020), que fue el que ocupó el primer puesto durante gran parte de 2019
La esperanza de vida, que no es sinónimo de esperanza de vida con un mínimo de calidad y por eso aumenta la tasa de dependencia y los gastos que conlleva. Casi mejor que nadie “juegue” con ella con medidas más o menos próximas a la eutanasia.
La tasa de natalidad puede aumentarse con medias sociales de protección a la familia, pero en los tiempos convulsos que corren estas medias pueden tacharse por muchos de los que hoy detentan el poder político de retrógradas por equiparar a la mujer con el papel de madre e incluso vincular la maternidad con cuestiones religiosas
La tasa de desempleo puede afrontarse con medidas incentivadoras de la inversión privada y del emprendimiento y no mediante subvenciones al “no trabajo” (el reciente y malogrado IMV, el laberinto de los subsidios de desempleo, las pensiones no contributivas,…), pero de nuevo los que detentan el poder en estos momentos están más enfocados a un clientelismo electoral para perpetuarse en el poder que en intentar resolver los problemas estructurales de nuestro mercado laboral.
En definitiva, cada vez hay más personas mayores cobrando pensiones durante más años, mientras cada vez llegan menos jóvenes al mercado laboral para pagar estas pensiones en un sistema de reparto como el español.
Haberlo pensado cuando jubilasteis a tantos con 50. Ahora, para pagarles nos tendremos que jubilar con 70.
Gracias Gobiernos, Patronales y Sindicatos…sois unos linces.