Las cuentas de la Seguridad Social son una ruina. El sistema de pensiones no estaba pensado para sobrevivir a la jubilación de los millones de “boomers” cuya esperanza de vida es larga y sus carreras en general buenas con derecho a pensiones máximas.
No es que haya sido una sorpresa. Cualquier modelo actuarial lo había tenido en cuenta y se han escrito decenas de estudios alertando lo que ya está ocurriendo. Las cotizaciones no son suficientes para pagar las jubilaciones y de hecho ya las transferencias desde los Presupuestos Generales del Estado son millonarias. Se requieren reformas de calado y no se han hecho. Ha habido en estos años retoques en los años de cotización necesarios, la edad de jubilación y en el número de años a tener en cuenta para el cálculo de la pensión, pero las tensiones se mantienen, incluso se han agravado también por la propia subida anual del coste de las pensiones.
Una nueva reforma del sistema que la haga viable es uno de los hitos exigidos por Bruselas para acceder a los fondos europeos. Escrivá se ha puesto a ello y lo que propone son unas previsiones voluntaristas y una subida de los ingresos que va a machacar los bolsillos de todos, especialmente los autónomos y los trabajadores con sueldos superiores a los 55.000 euros brutos al año.
Escrivá ha escogido para sus previsiones, cómo no, el mejor escenario. Cree el ministro en funciones que en 10 años el mercado laboral volverá a vivir su mejor momento de empleo y que los que retrasarán su jubilación más allá de los 67 años se van a agolpar a las puertas de la Seguridad Social.
Por supuesto, para que todo eso suceda, la economía irá como una moto, a las empresas les irá de lujo y contratarán a muchos trabajadores y pagarán sueldos estupendos a los que Escrivá piensa esquilmar sin que nada se mueva. Las cuentas mejorarán, claro, por la vía de aumentar los ingresos. Y como todo irá de maravilla basa su plan en varios inventos: incremento de las cuotas de autónomos, subida de la base máxima por encima del IPC y de la pensión máxima, Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) y cuota de solidaridad, estos tres últimos sin derecho ni influencia en nuestra pensión futura. El varapalo fiscal puede suponer entre cotizaciones e IRPF tipos marginales que se acerquen al 75% de los rendimientos del trabajo.
Fuente: alerta Las cuentas y los cuentos de Escrivá (eldiarioalerta.com)