El mercado laboral no logra taponar la brecha entre ocupación y horas trabajadas en el tercer trimestre del año. A pesar de que repuntaron por encima de las 607 millones -más allá de las 593 millones registradas en el mismo periodo del año anterior- no lo hicieron al ritmo que lo hizo el empleo, según revela la Encuesta de Población Activa (EPA) difundida este jueves por el INE. Es decir, hoy cada ocupado dedica una media de 28,5 horas a la semana. Por el camino se ha perdido más de un cuarto de hora semanal (0,38) en un año, más de una con respecto al mismo periodo de 2019 -se ha reducido un 3,7% desde prepandemia- y más de dos -un 7%- si comparamos los datos con los arrojados en el tercer trimestre de 2008.
“Esta reducción se explica por el progreso tecnológico y otros cambios estructurales acontecidos en los últimos 40 años, lo que incluye el aumento del tamaño del sector servicios, la progresiva incorporación laboral de las mujeres -entre quienes es más frecuente el empleo a tiempo parcial- y, más recientemente, las modificaciones en la estructura demográfica por edades”, analiza un informe reciente del Banco de España. No obstante, los datos arrojados por la EPA descartan un aumento del empleo a tiempo parcial, que se redujo en 170.000 con respecto al segundo trimestre de 2022 y se mantiene con respecto a lo marcado hace un año. El estudio firmado por M.ª Pilar Cuadrado, apunta a que la tendencia seguirá siendo a la baja en el futuro, presionada por el envejecimiento de la masa labora. “Este colectivo tiene, por término medio, una duración de jornada menor, aspecto que se verá reforzado por la previsible prolongación de la vida laboral a través del retraso en la edad de jubilación y por los posibles incentivos a la jubilación parcial”, afirma.
La jornada de 37,5 horas
La caída de las horas trabajadas coincide con el debate que la reducción de la jornada labora propuesta por el acuerdo entre PSOE y Sumar ha despertado. El pacto firmado esta semana promete dejar la jornada en 38,5 horas en 2024 y 37,5 horas un año después. Aun así, ya hay un buen número de convenios acordados –964 hasta septiembre- que fijan un horario inferior. En concreto, más de 1,13 millones de trabajadores están acogidos a ellos, según datos del propio ministerio de Trabajo. La medida -de llevarse a cabo- se extendería a más de 12 millones de empleados.
Al margen queda como esto podría afectar a la productividad y a los costes que deberá asumir la empresa, especialmente en un país como España en el que el volumen de pymes es muy superior al del resto de países europeos que cuentan con jornadas laborales inferiores. “La regulación de la jornada debe tratarse sector por sector y empresa a empresa, analizando en cada caso si hay margen de productividad suficiente y las necesidades organizativas del empleador”, denunció la Patronal en un comunicado.
El reto de la hostelería
Los expertos recuerdan que hay sectores que cuentan con jornadas especiales. En concreto, la reducción planteada por el acuerdo de Sánchez y Díaz tendrá un difícil encaje en buena parte del sector servicios, como la hostelería, el comercio o el transporte. “Ahí puede haber una incidencia negativa, ya que se trata de un sector especialmente sensible que tendrá difícil asumir una rebaja de la jornada y no cuentan con tanto margen como para asumir un incremento de los costes”, dice Jesús Lahera, catedrático de Derecho del Trabajo y Seguridad Social en la Universidad Complutense de Madrid.
De hecho, en numero de horas trabajadas en la hostelería supera con creces a las dedicadas por el conjunto de sectores. En el tercer trimestre, los más de 1,8 millones de ocupados en el sector dedicaron un total de 59,8 millones de horas semanas -es decir- 31,8 por cada empleado, más de tres horas más de las que trabaja la media de ocupados, según los datos del INE. La EPA revela que la tendencia en la hostelería es contraria a la del resto, cada vez trabajan más horas, pero cada vez se cubren menos puestos. “El problema que tiene España con los miles de empleos que no se cubren tiene que ver con el salario”, afirma José Canseco, economista y ceo de TheHumanTouch, que recuerda que un buen número de empresarios “rechazan ofertar salarios competitivos por la falta de margen con la que cuentan”, dice.
Fuente: El Economista