El Banco de España, FEDEA y la OCDE también enmiendan la reciente reforma de Escrivá
La presidenta de la institución confirma que elaborará su propio informe
La última reforma de pensiones incluye una herramienta de ajuste que revisa cada tres años el balance de ingresos y gastos de la Seguridad Social. Si el gasto neto de nuevos ingresos supera el 12,7% del PIB, ofrece la oportunidad de abordar nuevas medidas por la vía de los ingresos, recortando el gasto o combinando ambas. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) es el organismo encargado de elaborar un controvertido informe que justifique el citado dato de gasto neto, la línea roja. Controvertido, porque lo elabora en base a estimaciones de la Comisión Europea y no propias. En su escenario actual, el sistema de pensiones necesitará nuevos ajustes por valor del 0,8% del PIB en la primera revisión, que se hará durante 2025, y la entidad preparará su propio informe.
La AIReF, casualmente un organismo que presidió el actual ministro en funciones de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, no está sola en esta ola de advertencias. Tan solo hay que remontarse al informe del Banco de España, otra institución pública, para constatar que hay varias voces autorizadas que enmiendan la reforma de pensiones que el balance de ingresos y gastos es insuficiente para garantizar la sostenibilidad financiera de la Seguridad Social a largo plazo, empezando desde la primera revisión.
También think tanks como Fedea apuntan a un ajuste similar en el primer examen de la reforma, que consiste en llevar a cabo medidas por la partida de ingresos o gastos en caso de un desfase del desembolso en pensiones.
En su Informe sobre las Líneas Fundamentales de los Presupuestos de las Administraciones Públicas 2024, la auditora pública muestra cierto optimismo con el déficit público, que bajará hasta el 3% el próximo curso. Pero en el análisis por subsectores, la Administración de la Seguridad Social queda maltrecha. Los números rojos de la Administración de las pensiones quedarán estancados de forma permanente en el 0,4% del PIB, al menos, hasta 2028.
Aunque es un déficit relativamente contenido, el punto de este análisis se asienta sobre dos detalles: el déficit permanente previsto por la auditora pública se produce antes del impacto más notorio de la jubilación del baby boom, cuyo mayor impacto será en la década de 2030 y a comienzos de 2040. Además, en unos ejercicios en los que se aumentan significativamente las cotizaciones sociales sociales como efecto de la reforma de pensiones.
De hecho, indica que el incremento de la factura de la Seguridad Social se contrarresta por el menor gasto en desempleo y el aumento de recursos por la cotización extra del Mecanismo de Equidad Intergeracional (MEI); además de los ingresos adicionales de los salarios altos con el destope de la base máxima y la denominada cuota de solidaridad.
Durante el próximo lustro, el desembolso de la Seguridad Social en pensiones aumentará 0,7 puntos del PIB debido a la revalorización de las prestaciones con el IPC, indica la auditora pública en su informe. Así, el gasto quedará en el 16,2% y los ingresos en el 15,9% en 2028.
Diferencias con su expresidente
Más allá de la insatisfacción de la institución con su papel como organismo supervisor, la AIReF entiende que su participación es poco clara. Por eso y porque debe elaborar un informe partiendo de datos y previsiones externas, Herrero confirma que la auditora pública elaborará su propio informe.
En las opiniones de sostenibilidad de las cuentas públicas, la AIReF actualiza sus previsiones a largo plazo y alerta de los riesgos y deberes que debería llevar a cabo el Ejecutivo. Aunque “faltan medidas”, Herrero valoró ayer en una rueda de prensa el punto positivo en favor de la transparencia respecto a las proyecciones del propio Ministerio.
Sin embargo, la premisa es clara: difieren con el expresidente de la institución en sus previsiones económicas, como el crecimiento del PIB potencial, la productividad o la demografía. Escrivá no solo difiere de la AIReF, también es más optimista que las previsiones de Eurostat a nivel comunitario.
Con el grado de incertidumbre que todas previsiones a largo plazo merecen, el corto plazo apunta a una revisión que implicaría un esfuerzo extraordinario para la población activa actual y futura, ya que el modus operandi de Escrivá ha apuntado siempre hacia mayores ingresos con subidas de cuotas. En el caso de la última reforma de las pensiones la vista se pone en la mitad de siglo, pero ya son varias voces autorizadas las que apuntan a un esfuerzo adicional por fuerza mayor en 2025, y ese curso está a la vuelta de la esquina.
Fuente: El Economista