Cuatro de cada diez empleados tiene problemas, lo que dispara las bajas, duplica el agotamiento y hace temblar el compromiso con las organizaciones
Cuatro de cada diez empleados están enfermos. La salud de los trabajadores está empeorando en España, que es uno de los países donde más se aprecia esta evolución y la salud mental en particular”, sostiene Gema Jiménez, directora de desarrollo de negocios del área de salud y bienestar de WTW, que ha visto cómo desde la pandemia la incidencia de la ansiedad y la depresión se sitúa en niveles muy elevados: uno de cada cuatro trabajadores las padecen y cerca de la mitad sufren de estrés. “Son cifras similares a las de la salida del covid, cuando las circunstancias eran excepcionales”, subraya.
La compañía ha medido la repercusión que tienen las enfermedades en la productividad de las plantillas en su informe 2024 Global Benefits Attitudes Survey. Y sus conclusiones son demoledoras. Los empleados enfermos (21%) y con patologías crónicas (17%) están entre dos y tres veces menos comprometidos con la empresa que los sanos, se ausentan del trabajo o caen en el presentismo entre 2,5 y 5 veces más y tienen el doble de probabilidades de sufrir burnout o síndrome del quemado que los demás. Y no solo eso, además suelen tener mayores dificultades financieras y estar más desconectados socialmente que el resto.
Por eso no es de extrañar que la tasa de absentismo laboral se haya desbocado en España. Si en 2023 se situó en el 6,8%, la segunda cifra más alta de la serie histórica tras 2020, acorde con The Adecco Group Institute, en el primer trimestre de este año ha escalado al 7,3% tras aumentar 0,7 puntos respecto a igual periodo del año anterior. “Un preocupante incremento”, en palabras del director de la organización, Javier Blasco, que asegura que “las cifras y lo que viene nos invitan a actuar rápido. El 32% de nuestros trabajadores, muy por encima de la media del resto de países, afirman que su salud mental ha empeorado en el último año. Y una de cada cuatro empresas asegura que una cuarta parte de sus trabajadores se ha visto afectada en el último año por trastornos psicológicos”.
En el caso de quienes padecen ansiedad y depresión, patologías que crecen entre los mayores de 50 años y los colectivos más jóvenes y con menores salarios, según WTW, las posibilidades de sufrir burnout son 2,4 veces más altas, las de absentismo o presentismo se multiplican por 2,2 y las de desconexión laboral casi se duplican.
De ahí que abordar el bienestar, la salud mental, el agotamiento de los empleados y la productividad sea una prioridad para los empleadores. Lo era en 2021, en 2023 y ahora es imprescindible que esté en la mesa de decisiones de la alta dirección, advierte Gema Jiménez. Porque, pese a la expansión de los programas de salud en las empresas (Forética habla de que el 82% de las compañías del Ibex 35 cuenta con planes o estrategias específicas de salud y más de la mitad abordan los riesgos psicosociales, tras un crecimiento del 85% en los últimos cuatro años), los empleados están menos satisfechos con ellos que hace dos años, cuando WTW realizó su anterior encuesta. Algo que Jiménez achaca a que muchas organizaciones implementan medidas para toda la plantilla, en vez de segmentarlas por colectivos para dar respuesta a las demandas de cada una de las cuatro generaciones que conviven en los centros de trabajo. También porque existen organizaciones que a los empleados con salarios bajos no les proporcionan beneficios.
Síndrome del quemado
En el último año la preocupación por el burnout se ha disparado, como refleja el aumento del 124% de las búsquedas por internet contabilizadas por la plataforma de marketing de contenidos Semrush. O que la compañía Cigna asegure que vivimos la transición de la época de la “gran renuncia” a la del “gran agotamiento”. Es consecuencia de los altos niveles de estrés. Los datos de WTW indican que el 28% de los trabajadores españoles están quemados. Se sienten presionados a trabajar muchas horas y a hacerlo a menudo durante su tiempo personal. Lo que duplica las posibilidades de estrés, ansiedad o depresión, según la multinacional aseguradora, al igual que las de practicar el presentismo y de desengancharse del empleo.
En el informe se asegura que una mayor flexibilidad laboral puede ayudar a gestionar el burnout; de hecho, según un estudio de International Workplace Group, el 80% de los empleados que practican el trabajo híbrido experimentan una mejora general en su bienestar (practican más deporte y comen mejor). WTW destaca asimismo que el agotamiento es menor entre quienes se sienten valorados y reconocidos.
Hasta ahora las compañías no han puesto el foco en el agotamiento de sus empleados, mantiene Gema Jiménez; tampoco en que una alta proporción de las plantillas se sienten estancadas en sus puestos de trabajo. “Las empresas tienen que pararse y escuchar a sus trabajadores”. Aunque esta experta asegura que en 2024 la mayoría de las organizaciones han reforzado sus esfuerzos en la salud emocional de su personal, sobre todo implementando programas de formación y sensibilización (sobre todo para mandos intermedios).
Las intervenciones más habituales incorporadas por las empresas del Ibex 35 para fomentar el bienestar de sus equipos, según Forética, son: medidas de conciliación (el 100% de las compañías las han implantado), formación y sensibilización (81%) y soluciones tecnológicas (58%), en general plataformas de salud mental (el 64% cuenta con programas de salud mental). El gran reto es la medición, que solo realizan una de cada cuatro firmas.
En Roche Farma España, con cerca de 1.100 personas en plantilla, sí que abordan esta medición. Lo hacen a través de los reconocimientos médicos que se realizan cada año y que, además de la salud física, evalúan el estado de la salud mental de sus trabajadores y las patologías derivadas del estrés. “Contamos con un semáforo indicador, en el que el naranja aumentó considerablemente el año pasado, por lo que este año hemos vuelto a realizar una evaluación de riesgos psicosociales”, explica Javier Puerta, responsable del servicio de prevención, que considera igual de importante medir el estrés que el colesterol. Antes de que se ponga rojo este semáforo, la empresa activa todos los recursos psicológicos que tiene: línea gratis de atención psicológica, talleres de formación (lo llaman gimnasio emocional), trabajando la seguridad psicológica de los equipos y con el compromiso de sus managers a la hora de organizar las tareas para cuidar a las personas.
“Están aumentando los casos de bajas por salud mental”, señala Puerta. La compañía está preocupada por ellas debido a que “son procesos de larga duración e incrementan mucho la tasa de absentismo. En 2023 subió un 35% en relación al año anterior”, reconoce el directivo, que resalta que los empleados aprecian mucho el acompañamiento de la empresa cuando tienen problemas. Algo que también destaca el informe de WTW. En el caso de Cementos Molins, de hecho, la adhesión de los trabajadores a sus iniciativas es la que va a marcar la evolución de su programa de beneficios, según José Antonio Ayuso, jefe de compensación de la empresa, que cuenta con 2.500 empleados en España. Ayuso pone como ejemplo los talleres donde la compañía ha tratado temas como el cáncer de piel y ha ofrecido unas pruebas y un estudio personalizado a su personal, que se repetirá porque hay lista de espera; igual que con los relacionados con la retina o con el corazón.