En los últimos años se han escuchado muchas versiones sobre las cuentas de la Seguridad Social. Por un lado están los catastrofistas que alertan de que el sistema hace aguas, de que las obligaciones que se irán acumulando en los próximos años serán imposibles de pagar, de que podemos entrar en una espiral a la griega…Por el otro, los oficialistas cuya versión es que aquí ni pasa ni pasará nada. Las dificultades financieras son menores y se irán resolviendo sin problemas. No hace falta imponer recortes ahora a los actuales jubilados para resolver una eventualidad futura que posiblemente ni siquiera se llegue a producir.
Ingresos y gastos de las prestaciones de jubilación, incapacidad permanente o dependencia; en el segundo, sólo la parte contributiva del sistema:
Ingresos y gastos de las prestaciones contributivas de jubilación, incapacidad permanente o dependencia
Repasando cada línea y mirando la diferencia entre 2005 y 2023 (menos de dos décadas), todo lo demás sobra.
Por ejemplo, cuando el ministro Escrivá dice que el déficit de la Seguridad Social está a punto de convertirse en algo del pasado, técnicamente podemos llegar a aceptar que es cierto e incluso, que podría haber sido cierto hace muchos años. No hacía falta más que aumentar las transferencias desde el Estado o cambiar la definición de prestación contributiva o mandar a otro departamento alguna prestación no contributiva. Y ya lo tendríamos. Acabaríamos con los números rojos de la Seguridad Social de un plumazo. Ese déficit desaparecería sin más; pero en estos cuadros sólo cambiaría de línea: ahora estaría en esas transferencias que se abonan cada año con los impuestos que todos pagamos.
Principales conclusiones:
- Llevamos más de veinte años en los que la relacióningresos/gastos es cada vez menos favorable para el Estado. Si miramos al total de prestaciones, hemos pasado de un gasto de unos 107.000 millones en 2005 a casi 196.000 millones en 2023. Mientras tanto, los ingresos (sin las transferencias del Estado) han pasado de 116.00 millones a más de 144.000 millones en el mismo período de tiempo. Es decir, el saldo básico ha pasado de +9.000 millones a -51.700 millones: un descuadre de 60.000 millones en menos de dos décadas.
- Si sólo cogemos el sistema contributivo, el saldo ha pasado de 9.270 millones positivos a casi 48.000 millones de números rojos
A partir de aquí, la pregunta que nos hacemos todos es cómo evolucionará en el futuro. Desde el punto de vista financiero, no hay dudas: cada vez habrá más gastos, con unos ingresos que serán crecientes (si el mercado laboral va bien) pero no suficientes para alcanzar el incremento de aquellos. O, lo que es lo mismo, el agujero financiero irá creciendo. ¿Qué se puede hacer? Mirando los cuadros aparecen las mismas opciones de siempre:
- Incrementar las transferencias del Estado: lo que significa subida del resto de impuestos (IRPF, IVA, Sociedades…) o recortes en otras partidas del Presupuesto (sanidad, educación, infraestructuras,…)
- Incrementar el nuevo “Impuesto de la Seguridad Social”: cada vez cotizaremos más a cambio de nada; aumentan los ingresos pero se erosiona la contributividad del sistema y se corre el riesgo de fuga de trabajadores hacia otras jurisdicciones en las que la tributación al trabajo sea menos onerosa
- Recortar el gasto en pensiones de los futuros jubilados y aumentar los ingresos vía reformas paramétricas: básicamente, elevar la edad de jubilación (más personas cotizando y menos cobrando) o endurecer los requisitos para calcular la prestación mensual (período de cálculo igual a toda la vida activa, más años cotizados para cobrar el 100%, etc)
- Recortar el gasto(más bien, hacer que aumente a menor ritmo) tocando las prestaciones contributivas de los actuales jubilados o recortando el resto de prestaciones (Ingreso Mínimo Vital, dependencia, no contributivas…)
- Incremento de los ingresos vía mercado laboral
Esto es así, sin más. Aquí deberían estar de acuerdo los catastrofistas y los oficialistas.
La diferencia tiene más que ver con las soluciones y con cuánto peso le demos al factor del Mercado laboral. Si uno cree que España va a crear por arte de magia cinco millones de nuevos empleos bien remunerados y muy productivos en la próxima década, es verdad que puede plantearse hacer menos ajustes en los otros cuatro apartados anteriores aunque incluso así, lo normal es que el agujero gastos-ingresos se mantenga o crezca (porque la demografía es la que es)
Los oficialistas fían todo a ese punto (5) y, sin con eso no es suficiente, a ir metiendo mano a las tres primeras opciones, pero sin explicarlo nunca demasiado bien a los afectados (por eso los juegos de trileros con el déficit) y sin tocar nunca el apartado (4).
Todo lo demás (la milonga del Fondo de Reserva -hucha de las pensiones-), es pura propaganda porque la decisión de cuántas transferencias hace cada año el Estado hacia este llamado “sistema” es política.
Sean cuales sean las reglas para imputar ese déficit; tengan el montante que tengan las transferencias del Estado; incluso si decidimos sacar del alcance de la Seguridad Social prestaciones como el IMV la realidad no cambiaría. Los ingresos serían los mismos (ya lleguen vía cotizaciones o vía resto de impuestos) y los gastos, también (los abone un Ministerio u otro). Por eso, miremos los dos cuadros y no le demos la vuelta a nada más: hay un descuadre de -60.000 millones en 18 años; el agujero crece en más de 3.000 millones al año. Lo normal es que se mantenga esa tendencia o incluso crezca. Y a partir de ahí, que cada uno decida si puede seguir aumentando ese descuadre cargando al resto del Presupuesto la tarea de cerrarlo o si es mejor meter mano a los gastos por mucho que moleste a los beneficiarios.
Fuente: Libre mercado
La única verdad realmente importante sobre las pensiones – Domingo Soriano – Libre Mercado