La trampa contable con la hucha de las pensiones que intenta ocultar el inmenso agujero de la Seguridad Social

La deuda neta de la Seguridad Social no para de crecer pese a la hucha de pensiones

El déficit no se cubre ni en un momento como el actual de gran creación de empleo

La entrada de dinero en la hucha de las pensiones busca maquillar el gran problema

La Seguridad Social se encuentra en una situación muy deficitaria en España. Pese a que la ocupación está en máximos históricos gracias al fuerte crecimiento del empleo, estos puestos de trabajo son en su mayor parte precarios y presentan unos salarios relativamente bajos. Así, las cotizaciones de estos nuevos empleos no logran cubrir el incremento del gasto en pensiones que supone la masiva jubilación de la generación del baby boom (cuyas pensiones son las más altas de la historia) y las constantes revaloraciones del conjunto de las pensiones. El resultado es un sistema que podría decirse que está quebrado y cuyos agujeros se intentan ocultar a través del maquillaje contable, realizando transferencias y moviendo el dinero de una ‘cajita’ a otra, generando una suerte de espejismo que intenta mostrar a la sociedad la abundancia de un sistema que lleva años perdiendo dinero.

Además, las cifras del Ageing Report 2024 (confeccionado por la Comisión Europea) confirman que las recientes reformas del sistema no solo no han solucionado el problema, sino que han agravado considerablemente su sostenibilidad. De hecho, el informe muestra cómo el gasto en pensiones, proyectado inicialmente en un 10,3% del PIB según el Ageing Report 2021 ha sido revisado de forma muy notable al alza hasta situarse en un 16,7% del PIB en apenas tres años. Este significativo aumento de 6,4 puntos porcentuales del PIB destapa el impacto negativo de las reformas recientes.

Aunque este impacto ha sido muy negativo en términos de sostenibilidad, el Gobierno presume de haber vuelto a llenar la conocida como hucha de las pensiones, intentando hacer ver que se trata de una garantía sólida frente a la tormenta demográfica y financiera que amenaza al sistema. Sin embargo, los datos dicen lo contrario: el déficit de la Seguridad Social es estructural, se amplía año tras año y el Fondo de Reserva no es más que un artificio contable que esconde la verdadera magnitud del problema. Como advierte el informe ‘La (in)sostenibilidad de la Seguridad Social’, realizado por Santiago Calvo y Daniel Fernández, profesores de la Universidad de las Hespérides, «el crecimiento reciente en el Fondo de Reserva de la Seguridad Social es un simple movimiento contable destinado a dar una imagen más positiva de la situación financiera». Estos expertos aseguran que se trata de una suerte de «timo» o «fraude contable».

El sistema público de pensiones atraviesa un momento crítico. En apenas tres años, las previsiones de gasto se han disparado debido a las últimas reformas, que «han deteriorado de forma sustancial su equilibrio financiero». La realidad es que las cotizaciones sociales apenas financian tres de cada cuatro euros de las prestaciones contributivas. El resto se cubre a base de transferencias extraordinarias del Estado y más deuda pública. En 2024, el agujero del sistema alcanzó un déficit equivalente al 3,8% del PIB. O dicho de otro modo: incluso inyectando más de 54.000 millones desde el presupuesto general, las cuentas siguen sin cuadrar.

Todo ello pese a que la ocupación no para de alcanzar nuevos récords históricos, con 22 millones d ocupados y sus correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social. España es una economía que durante las partes expansivas del ciclo genera ingentes cantidades de empleo, como está sucediendo ahora. Si ni siquiera en la parte alta del ciclo se logra cubrir el déficit de la Seguridad Social, imaginen qué puede suceder si llega una recesión o un shock que rompa la tendencia del mercado laboral. Hoy, en un intento por generar optimismo, desde el Gobierno se habla de cifras históricas de cotizantes e ingresos, algo que es cierto, pero es que el problema se encuentra en la parte del gasto.

El relleno que tapa el agujero

El supuesto «relleno» del Fondo de Reserva mediante el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (el nuevo impuesto conocido como MEI) no cambia nada. Lo que aparenta ser un ahorro extra, en realidad es deuda. «Este mecanismo no genera realmente un superávit genuino del sistema, sino que se está financiando mediante endeudamiento público adicional», denuncian los autores del informe. El truco consiste en registrar simultáneamente un activo (dinero en el fondo) y un pasivo (más deuda emitida), sin que exista ahorro neto.

El agujero de la Seguridad Social no para crecer

El trampantojo es aún mayor si se observa el tamaño real de la ‘hucha’. Tras las últimas aportaciones, acumula alrededor de 9.300 millones de euros, una cifra que ni siquiera alcanza para pagar un mes completo de pensiones contributivas, cuyo gasto supera los 13.000 millones. En términos prácticos, apenas cubriría 52 días del déficit anual del sistema. Y para colmo, los recursos se invierten casi exclusivamente en deuda pública española, lo que convierte al fondo en «uno de los menos rentables de Europa», incapaz siquiera de batir a la inflación.

15 años de déficit continuo

El problema no se limita a un año concreto ni a una mala coyuntura. La Seguridad Social encadena más de 15 años de déficit continuado, una brecha que se amplía con cada generación. Solo Madrid, Baleares, Ceuta y Melilla logran cerrar con superávit sus cuentas contributivas, mientras que el resto de comunidades acumula desequilibrios millonarios, siendo Andalucía, País Vasco y Galicia las más afectadas.

En este contexto, insistir en la retórica de la ‘hucha’ resultado cuando menos controvertido. El informe de Calvo y Fernández lo resume de la siguiente forma: «El Fondo de Reserva… es una herramienta contable destinada a generar una percepción de solvencia y sostenibilidad que no se corresponde con la realidad financiera subyacente». En paralelo, la deuda neta de la Seguridad Social supera ya los 117.000 millones de euros y sigue creciendo.

El elefante en la habitación es evidente: España se enfrenta a un gasto en pensiones que absorberá más del 45% de los ingresos tributarios hacia finales de los años cuarenta, con una base de cotizantes menguante y un déficit crónico. Y mientras tanto, los responsables políticos prefieren recurrir a maquillajes contables antes que a una reforma de calado.

La pregunta, por tanto, no es si el sistema de pensiones es sostenible bajo su configuración actual (que parece que no lo es), sino cuánto tiempo más podrá sostenerse la ficción. Cada año que pasa sin reformas estructurales, el coste para las futuras generaciones se multiplica. Como concluye el informe: «Seguir ignorando el elefante en la habitación solo incrementará el coste futuro y dificultará aún más la adopción de soluciones sostenibles y justas».

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