La Seguridad Social ha necesitado un 18,5 % más de ayudas para no quebrar
La Seguridad Social ya transfiere más de 45.400 millones de euros de otras partidas para poder pagar las pensiones
La Intervención General del Estado ha publicado ya los resultados oficiales, a 30 de junio, de la Seguridad Social y se desprende que la Seguridad Social es una máquina de generar déficit (en la empresa privada se diría que es una máquina de perder dinero). En el mundo empresarial, cuando una empresa, se convierte en una máquina de perder dinero, solo caben dos alternativas: una reestructuración ajustando gastos a ingresos y para ello muchas veces se necesita una ampliación de capital o una renegociación de la deuda con la banca, o presentar concurso de acreedores y preparar con el Administrador concursal el cierre de esta.
Pero cuando hablamos de un organismo como la Seguridad Social, la segunda posibilidad no es posible a no ser que haga colapsar el sistema económico y financiero del Estado, que se verá abocado a un impago de las obligaciones contraídas (default). Por ello es urgente generar un nuevo modelo de financiación de las pensiones contributivas que son el mayor peso que tiene el organismo de la Seguridad Social.
La recaudación ha crecido en los seis primeros meses del año un 7,1 % (en el 2023 creció un 9,3 %), mientras que los cotizantes a la Seguridad Social crecen en los 6 primeros meses del año un 2,1 % (en el 2023 crecieron un 2,9 %). Esto quiere decir que estamos recaudando más dinero porque las subidas de salarios, al no ser deflactados los baremos de cotización, hacen que el beneficiado sea la Seguridad Social y los muchos perjudicados sean los trabajadores y los empresarios que son quienes abonan las cotizaciones.
La partida de ingresos por cotizaciones sociales en seis meses es 98.395 millones, pero para poder pagar se han tenido que realizar Transferencias del Estado (“otros ingresos”) de 28.706 millones (un 10 % más que en 2023) y, por otro lado, las prestaciones sociales se han ido a 117.051 millones (creciendo también un 7,1 %, Así oficialmente el superávit (ficticio) es de 3.674 millones que realmente suponen un déficit real de 25.032 millones (un 6,8 % más que en 2023).
Cuando la inflación se pare, los ingresos solo se van a ver incrementados por nuevos cotizantes o por nuevos impuestos y/o subidas de las cotizaciones (como ya se ha hecho con la cuota de solidaridad y con el Mecanismo de Equidad Intergeneracional -MEI-), que lastran la competitividad de muchas empresas. Por lo tanto, la reestructuración por la vía de los ingresos está muy complicada sin la inflación o sin un cambio estructural del modelo de contratación laboral, lo que con este gobierno “progresista” y populista es imposible. La otra alternativa es la reforma “seria” de las pensiones y si no lo estaremos dentro de poco, pero aniquilaremos seguro el sistema actual por incapacidad de pago, que vendrá dado por la incapacidad de financiar nueva deuda.
Así que o de verdad atacamos el problema serio que tenemos, o simplemente esperamos, lo dejamos engordar hasta que explote todo y, en tal caso habrá unos claros perdedores: los pensionistas.