“La revolución de las canas”. El talento senior y el valor de la experiencia

En el reciente estudio realizado por el Círculo de Economía y la Fundación Transforma España, que lleva el título El talento senior y el valor de la experiencia, se emplaza Gobierno y a los agentes sociales a poner en marcha medidas que den protagonismo a los trabajadores mayores, en los que recaerá el peso del mercado laboral y que con la prolongación de sus carreras laborales deberán garantizar las futuras pensiones, y destaca las experiencias a nivel global, que han demostrado su efectividad.

En los últimos años ha surgido un nuevo grupo de edad a medio camino entre el retiro y el trabajo que tiene en su mano liderar una auténtica revolución. Esta revolución, que se ha bautizado como de las canas porque sus protagonistas tienen entre 55 y 70 años. En España son más de 8 millones de personas.

Estos séniores harán posible nuevos trabajos, dispondrán de más años para seguir aportando a la sociedad y tendrán que reinventarse de la mano de la nueva educación. Vivirán en nuevas ciudades y con nuevos sectores que deberán responder a las demandas de la cada vez más extensa población canosa.

En la economía está una de las claves para que el mundo actual sea un lugar donde merezca la pena vivir, tenga uno la edad que tenga. Con nuevos nichos de empleo, pero también con cambios culturales para a lo largo de la vida ser previsores o no dejar de capacitarse para el empleo.

La salud y el turismo, las finanzas y los seguros, el urbanismo y la vivienda y hasta el mercado laboral son ámbitos que se transformarán en íntima conexión con la tecnología para adaptarse a la irrupción de la longevidad, abriendo una ventana de oportunidad para emprendedores.

En breve uno de cada dos turistas en el mundo serán de la generación de las canas; todas las proyecciones nos indican que la pensión pública será cada vez menor; la población urbana de mayores crecerá un 70% en la próxima década, …. En este contexto de unos inéditos patrones de envejecimiento, aquellos países que apuesten por poner el acento en su dimensión económica como una oportunidad para el desarrollo se beneficiarán de importantes réditos.

No podemos olvidar que el 40% del consumo mundial lo realizan los mayores de 65 años que, aunque haya sido la franja de edad más afectada por la pandemia, constituye un elemento tractor de actividad económica en la forma de nuevos productos y nuevos servicios para cubrir sus necesidades y preferencias.

En Europa, las personas entre 50 y 75 años tienen un 12% más de poder adquisitivo que el resto de edades. En Francia, los mayores de 55 años suponían en 2015 el 57% de todo el consumo en ocio. Hoy ya representa el 25% del PIB europeo, pero en 2025 supondrá el 32% del PIB y el 38% del empleo. La presión demográfica pide a gritos que empresas, ciudadanos y administraciones se comprometan a situar este asunto en la más alta prioridad, con actuaciones valientes y coherentes. De otro modo, el futuro no será del color plateado como las canas de los mayores, sino negro, muy negro.

Estamos a tiempo.

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