La macroeconomía va en cohete y la economía doméstica, a pedales

¿Va como un cohete la economía nacional? España representa el 40% del crecimiento de la zona euro, alcanzando los 22 millones de empleos. Con una subida del 3,2% del PIB el año pasado, Pedro Sánchez airea que es “un ejemplo de desarrollo económico, prosperidad y lucha contra la desigualdad”, mientras los precios de los alimentos han subido un 36% desde la pandemia y el salario medio solo un 15% en seis años de sanchismo. El brillante balance gubernamental de la macroeconomía convive con la realidad de una economía doméstica donde una familia necesita ahorrar durante 24 años para pagar la entrada de un piso de dos dormitorios.

 

“La fortaleza española se refleja en un dato: cada doce segundos despega o aterriza un avión en alguno de los aeropuertos de la red gestionada por AENA”, aseguró el presidente del Gobierno el 18 de septiembre en Alicante. Pocas semanas antes de esa entusiástica reiteración se había publicado el último estudio de Eurostat sobre ‘Condiciones de vida en Europa’, donde España aparece como cuarto país europeo con mayor tasa de población en riesgo de exclusión social, solo por detrás de Bulgaria, Rumanía y Grecia.

 

El exhibicionismo macroeconómico de Sánchez en su promoción de la España-cohete va paralelo a los números bien distintos en los que se desenvuelve el ciudadano común. Un dato que reitera en su ‘roadshow’ es haber alcanzado los 22 millones de empleos o, como presumió hace pocas semanas en la Universidad de Columbia (EEUU), que “nuestro modelo económico ha reducido la tasa de desempleo en casi un 40%”. Los universitarios neoyorquinos ignoran el truco de los fijos-discontinuos en las cifras oficiales de paro y el ilustre conferenciante español omitió que durante sus mandatos han crecido, también en un 40%, los pluriempleados que ya son 585.800, según la Encuesta de Población Activa

 

Cuanto más se baja al detalle de las economías domésticas más se agudizan los contrastes con el panorama dibujado desde instancias gubernamentales, llegando a veces a la contradicción. “La economía española mantiene el pulso de crecimiento” o “Un mercado laboral robusto y dinámico con ganancias estructurales” son algunos epígrafes triunfalistas del reciente Informe de situación de la economía española elaborado por el Ministerio de Economía, ajenos a la realidad de que en el sexenio sanchista el salario medio ha conocido un alza muy discreta, el 90% de los ciudadanos nota que sus ingresos están perdiendo poder adquisitivo y el 40% declara dificultades para llegar a fin de mes, como recoge una encuesta del centro de estudios de las Cajas de Ahorros.

 

“La vivienda es la mayor ocupación del Gobierno de España, nos vamos a dejar la piel en darle solución”, dijo el presidente en Alcorcón (Madrid) el 30 de septiembre.  A ese compromiso se puede añadir la referencia oficial de la Moncloa sobre una visita presidencial a una promoción urbanística en Vitoria el 8 de este mes, donde sostuvo que bajo este Gobierno “se ha aprobado la primera Ley de Vivienda de la democracia y se ha multiplicado el presupuesto en política de vivienda por ocho”. En los mismos días que promocionaba esos logros, se conocía que la oferta de vivienda en venta ha disminuido un 39% durante los gobiernos del PSOE y los precios del alquiler marcan máximos históricos mes a mes, con subidas interanuales por encima del 10%. De la angustia con la que las generaciones jóvenes viven el difícil acceso a una vivienda dan idea estos titulares de lo que viene detectando el portal Idealista a lo largo de este año:

 

  • 22 personas compiten por cada habitación que sale al mercado.
  • El precio de la vivienda usada sube un 14,8% interanual en agosto y el del alquiler, un 10,5%.
  • El 68% de los alquileres superan el esfuerzo máximo en una familia con ingresos medios.
  • La oferta de vivienda en venta se ha reducido un 39% desde 2019.

 

Desde el Banco de España hasta la OCU, diferentes observatorios están lanzado alertas en los últimos meses sobre el desmesurado crecimiento de los precios de los alimentos en España, dos puntos por encima de la media en la Unión Europea. El último cálculo de la organización de consumidores corresponde a las dos últimas legislaturas del llamado gobierno de progreso, con un aumento del 36% determinado últimamente por limones, cebollas, tomates, carne y charcutería. Debido a ese  encarecimiento los españoles redujeron el año pasado en un 1,5% los alimentos consumidos pero gastaron un 2,4% más en comida, según el Ministerio de Agricultura y Alimentación.

 

“Este Gobierno defiende a la gente de a pie y ustedes a las élites de siempre”, espetó el jefe del Ejecutivo a Feijóo en el Congreso el 8 de este mes, fecha en la que los valores del Ibex 35 -que sí va como un cohete- acumulaban un incremento de 8.633 puntos en los cinco últimos años del gobierno que defiende a la gente de a pie. Y 24 horas antes de que sonara ese reproche del inquilino de la Moncloa al líder de la oposición, la Comisión Nacional del Mercado de Valores había publicado su informe sobre remuneraciones en las empresas cotizadas, con una retribución media de 425.000 € anuales para los consejeros, que en el caso de las del Ibex se cifra en 1,26 millones, 55 veces más que los sueldos de los empleados.

 

Por los círculos de la economía financiera y por los rincones de la macroeconomía circulan las cifras de la deuda del Estado y la del conjunto de las Administraciones,  con cifras apabullantes que son como árboles que no dejan ver el bosque de su impacto en el ciudadano corriente. La perspectiva de ese bosque muestra que a los pocos meses de llegar a la Moncloa, en 2018, Pedro Sánchez elevó la deuda del Estado a 1 billón de euros, que a fecha de agosto último el Tesoro Público la contabiliza en más de 1,5 billones. Eso significa que el Gobierno artífice de la economía que “va como un cohete” ha añadido 10.200 € per cápita a la deuda del Estado que soportan 49 millones de españoles, subiéndola a 31.000 € por habitante.

 

El concepto común de coste de la vida no aparece en sesudos documentos del Ministerio de Economía como ‘Indicadores de la situación económica’ o ‘Informe de Progreso Anual’, ni en la metodología para elaborar el Índice de Precios al Consumo cuyos resultados mueven a la desconfianza cuando, como ahora ocurre, se oficializa un IPC general del 2,7 pero el IPC de alimentos es el 5,8. Otros capítulos de la economía doméstica pasan desapercibidos en los análisis y tablas macroeconómicas, como el gasto por alumno en todos los niveles de enseñanza no superior, donde la OCU ha calculado una subida del 20,7% desde el fin de la pandemia, situándose ahora en 2.390 € anuales de media entre pública, concertada y privada.

Fuente: La macroeconomía va en cohete y la economía doméstica, a pedales | Vozpópuli

 

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