La inflación vuelve a crecer para desgracia del bolsillo de los ciudadanos.
Alimentos, combustibles y electricidad son los mayores culpables del repunte de precios el mes pasado.
La inflación es el alza continuada del nivel general de precios, es decir, el incremento continuado de los precios de bienes y servicios que consumimos. Para medir la evolución de los precios se utiliza el IPC (Índice de Precios al Consumo), que mide la evolución de un conjunto de bienes y servicios representativo del consumo de una familia media en España, es la llamada “cesta de la compra.
La inflación en España se ha disparado hasta el 7,4% en el último año (con datos de febrero), la mayor subida de los últimos 33 años, a saber, desde julio de 1989. Se puede calcular que el gas supone un 5,5% de la cesta de precios en España, mientras que los carburantes, que también se han disparado, suponen otro 6%. Si tenemos en cuenta que el gas ha subido más de un 50% y la gasolina por encima del 10% en lo que va de año, las estimaciones apuntan a un nivel de inflación de entre el 9% y el 10% antes del verano, en el mes de mayo, que puede elevarse más por el conflicto en Ucrania si no se toman medidas antes a nivel europeo. Según algunas proyecciones el IPC se disparará de aquí al verano a razón de 1,5 puntos cada mes.
PENSIONES
La inflación aboca a los pensionistas a perder dinero. Los precios suben más rápido que las prestaciones públicas
Sin una nómina que, aunque magullada por estos aumentos sostenga los ingresos familiares, los jubilados son uno de los colectivos que más sufren el frenesí inflacionario. La subida de las pensiones aprobada por el Gobierno para este año ha quedado desfasada ante el constante incremento de precios, muy superior a la revalorización de las ayudas públicas y el poder de compra de un pensionista encadena meses seguidos a la baja. Las tensiones geopolíticas derivadas de la invasión rusa sobre Ucrania añaden al asador otro elemento de tensión a los precios, principalmente los energéticos.
Los pensionistas ya terminaron 2021 y han empezado 2022 sufriendo una fuerte pérdida de poder adquisitivo debido a la imparable subida de los precios de consumo, que no van a poder compensar con la revalorización de sus pensiones (2,5% las contributivas y 3% las mínimas y no contributivas),
Esto significa que el incremento de las pensiones se queda muy corto para cubrir el encarecimiento real que ha experimentado ya el coste de la vida y teniendo en cuenta una inflación del 10% para el mes de mayo de 2022 los pensionistas contributivos perderán un 7,5 % de poder de compra .
AHORRO
En la práctica un aumento de los precios, supone que nuestros ahorros pierden capacidad de compra, es decir con el paso del tiempo con la misma cantidad de dinero podemos comprar menos productos. La inflación reduce notablemente la rentabilidad real de las inversiones realizadas, y en consecuencia el ahorro acumulado a la jubilación.Los ahorros, si no se rentabilizan de forma adecuada, también sufren en un contexto de inflación y para evitar que los ahorros pierdan poder adquisitivo, es necesario lograr que la rentabilidad de los mismos sea igual o superior a la inflación.
En el mismo sentido si queremos que nuestras aportaciones a planes de pensiones o a otros productos de ahorro no pierdan poder adquisitivo es conveniente incrementar las aportaciones año tras año al mismo ritmo que la inflación.
ECONOMIA
El Gobierno y los principales organismos de análisis ya han detectado una retracción del consumo doméstico, y ve en la inflación y la guerra un nuevo motivo de incertidumbre.
El otro gran riesgo que no anima a la inversión es la más que previsible subida de los tipos de interés, a la vista de que es la única fórmula que tienen los bancos centrales para frenar a la inflación, dado el alto nivel de gasto público que se provocó con la pandemia y que se va a mantener por Ucrania. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ya ha advertido que apoyará a la recuperación con lo que haga falta y todos los expertos esperan que en la reunión del próximo día 10 de marzo envíe a los mercados un mensaje en ese contexto tranquilizador.
Pero los analistas advierten que se ha generado un escalón demasiado elevado entre el cero de los tipos en la UE y el 3% de inflación estructural subyacente (sin energía ni productos perecederos), como para obviar que una subida del precio del dinero se tendrá que llevar a cabo “más pronto que tarde”. Está además la presión de la Fed, que ya ha anunciado que subirá tipos los tipos en marzo pase lo que pase en Ucrania, en lo que será la primera de las tres o cuatro subidas que pretende aplicar en el año, lo que supone una presión indirecta sobre el BCE
EMPLEO
Diversos expertos apuntan que la tendencia positiva de crecimiento del empleo no se va a mantener durante los próximos meses porque la inusitada inflación va a degradar la recuperación económica y laboral si se mantiene en cifras tan elevadas, superiores al 7%, un problema de competitividad evidente”.
Este miércoles, 2 de marzo, el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, explicó que la inflación es un factor que preocupa al Ejecutivo. “Todo el Gobierno y los interlocutores están trabajando en el impacto de los precios en la negociación colectiva, el reto es que no afecte a la recuperación en el mercado de trabajo“, apuntó. En esta línea, instó a que se trabaje en “una política de rentas que propicie un reparto justo de la incidencia de los precios entre empresarios y trabajadores”.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo un llamamiento a un “gran pacto de rentas” y en concreto, invitó a patronal y sindicatos a alcanzar “un gran acuerdo de país que proporcione estabilidad y confianza tanto desde la perspectiva de los costes salariales como desde la moderación de los márgenes y beneficios de las empresas“. Con el objetivo, advirtió el presidente, de “evitar caer en una espiral inflacionaria que mine el poder de compra de las familias y ahorradores y ponga en riesgo la recuperación económica”.
Desde la CEOE alertan que la rebaja de las previsiones crecimiento puede derivar en una menor contratación y creen que la creación de puestos de trabajo tiene que ser una prioridad frente a otros objetivos a corto plazo que pudieran generar efectos inflacionistas de segunda ronda y pérdida de competitividad del país y de las empresas
SALARIOS
Patronal y sindicatos se reúnen este jueves 3 de marzo para iniciar las negociaciones de renovación del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), el marco de referencia que servirá de guía a empresas y trabajadores a la hora de definir cuestiones clave en los convenios como las subidas de sueldos y otras condiciones laborales. Y lo hacen en plena escalada inflacionista aupada por el conflicto bélico desatado en suelo europeo por la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas de Vladimir Putin.
Cabe recordar que en el arranque del año, los salarios pactados en convenio subieron en enero una media del 2,01%, por encima de 2021 (+1,47%), pero lejos el IPC del 6,1% del primer mes del año, según los datos del Ministerio de Trabajo, como también por debajo de la subida del SMI del 3,6%
Los sindicatos ya han ido deslizando su planteamiento durante los últimos días, proponiendo fuertes subidas salariales de en torno al 5% y exigiendo la incorporación de cláusulas de revisión generalizadas y obligatorias para garantizar que ningún sueldo pactado en convenio pierde poder adquisitivo si el IPC se desvía respecto a la subida acordada. La CEOE maneja a nivel interno un escenario respecto a lo que debe suceder con los sueldos en los próximos meses y se abre a pactar una subida de en torno al 3% anual, alineada con la inflación subyacente (que excluye los elementos más volátiles de la cesta de la compra, como son la energía y los alimentos frescos) e incluso a incorporar la recomendación de incluir las cláusulas de revisión que exigen los sindicatos.
Las organizaciones sindicales también tienen vocación de que este acuerdo, que es bipartito, sea impulsado desde el propio Gobierno e incluso desde una de las grandes centrales llegan a sugerir que van a plantear al Ejecutivo que exija su cumplimiento en las empresas de manera obligatoria. Lo cierto es que el AENC, tal y como está configurado, incorpora una serie de directrices a modo de recomendaciones para guiar la negociación colectiva, pero no son de obligado cumplimiento.
El argumento en el que se basan los empresarios para apostar por una subida salarial relativamente moderada, por debajo de la inflación, es precisamente que hay que evitar un escenario en el que los aumentos de los precios y salarios se retroalimenten entre sí, para no producir efectos de segunda ronda que deriven en una espiral inflacionista. Parece que el Gobierno se alinea con ese mismo argumento según las palabras de Pedro Sánchez en el Parlamento que ya hemos indicado.