La EPA ‘camufla’ más de un millón de parados que no figuran en la estadística

Los microdatos de la encuesta del primer trimestre revelan que 1.096.200 personas estaban disponibles para trabajar, pero no pudieron buscar empleo por la coyuntura provocada por la emergencia sanitaria.

La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año ha sorprendido con un descenso de 65.800 desempleados respecto al cierre de 2020, situando la tasa de paro ligeramente por debajo del 16%, en concreto, en el 15,98%. Pero detrás de esta positiva evolución de los indicadores -y descontando los 137.500 empleos destruidos en el periodo- se esconde un criterio estadístico que revela, en base a un análisis pormenorizado de los microdatos de la encuesta,  que más de un millón de personas se encontraban disponibles para trabajar entre enero y marzo, pero no pudieron buscar empleo en la coyuntura provocada por la emergencia sanitaria. El problema es que este colectivo no computan como activos, por lo que no se incluyen en la categoría de parados, sino que son considerados inactivos.

El INE ha realizado una desagregación especial de la categoría de inactivos, en base a los estándares de su homóloga europea Eurostat, donde se incluye a las personas que están disponibles para trabajar y desean hacerlo, pero no han podido buscar un empleo. Desde Estadística explican que este colectivo, en el que encajan 1.096.200 personas, no se incluye entre los parados porque no cumple todas las condiciones que la Organización Internacional del Trabajo exige para ser clasificado como desempleado, como por ejemplo, la mera realización de las gestiones pertinentes para buscar un puesto de trabajo, algo que, en muchos casos, se ha convertido en misión imposible.

Y es que en la actual situación de pandemia, en la que se ha producido el cese temporal o definitivo de muchas actividades económicas y el confinamiento de la población, muchos de los trabajadores que han perdido su empleo no han podido utilizar ningún método de búsqueda por estar cerradas las empresas que podrían contratarles o se han visto imposibilitados para ejercer su actividad como autónomos. También ha habido casos en los que no han podido incorporarse a un hipotético puesto de trabajo que les fuera ofrecido por tener que permanecer en casa cuidando de las personas dependientes de la familia. Todas estas perturbaciones han provocado un impacto en las estadísticas sin precedentes.

En este contexto, el número de inactivos se ha incrementado en el primer trimestre de 2021 en 195.300 personas respecto al cuarto trimestre del año pasado, “una vez que las restricciones de movilidad han reducido las posibilidades de empleo”, explica el INE. Estadística aclara que, como consecuencia de la evolución de la pandemia, se ha incrementado el número de inactivos disponibles para trabajar que no buscan empleo. Este colectivo llegó a superar los 1,6 millones de personas en el segundo trimestre, en pleno confinamiento total. A partir del tercer trimestre de 2020, con la posibilidad real de buscar un trabajo, una parte de quienes antes estaban en ese grupo contribuyeron al incremento del paro o pasaron directamente a la ocupación. “Pero en el primer trimestre de 2021 la magnitud vuelve a aumentar”, matizan los técnicos.

De este modo, en el primer trimestre de 2021 había 1.096.200 personas que no pudieron buscar empleo a pesar de estar disponibles para trabajar, lo que supone un incremento de 162.500 personas respecto al trimestre anterior. Con ello, no cumplieron todas las condiciones que la definición de la OIT exige para ser clasificado como parado. Según el criterio del INE, ajustado al de la agencia europea Eurostat, encajan dentro de la definición de personas que “están disponibles para trabajar y desean hacerlo pero ni buscan ni han encontrado un empleo al que se vayan a incorporar”. De manera que el dato oficial de 3.653.900 parados estaría infravalorado, al menos, en este millón de personas adicionales.

A este grupo habría que sumar otro colectivo de personas que, pese a no estar trabajando, tampoco se contabilizan como paradas. Se trata de aquellas que buscan empleo de manera activa, pero no están disponibles. Y es que otro de los requisitos que establece la OIT para considerar a un individuo como desempleado es la disponibilidad, en el sentido de que debe estar en condiciones de comenzar a trabajar en un plazo de dos semanas. Aquí entran, por ejemplo, las personas que no están trabajando, pero no están disponibles porque han encontrado un empleo al que se van a incorporar en un plazo máximo de tres meses. En total, el INE tenía contabilizadas a 276.300 personas con estas características en el primer trimestre de 2021, frente a las 176.500 que había a cierre de 2020.

Otros parados ‘fantasma’

Pero no son los únicos parados ‘fantasma’ que no aparecen en las cifras oficiales. De hecho, existen una serie de grupos que tradicionalmente se incluyen en la categoría de inactivos y distorsionan los resultados de las estadísticas a la hora de evaluar la situación del desempleo. Por ejemplo, dentro de los considerados “activos potenciales” se encuentran los conocidos como “desanimados”, categoría que engloba a todas aquellas personas sin trabajo, que sí están disponibles para trabajar en un periodo de dos semanas, pero que no han buscado empleo en las cuatro últimas semanas porque creen que no lo encontrarán. Este es uno de los colectivos que más tiende a crecer en crisis prolongadas (en 2013 llegó a superar el medio millón de personas) pero por ahora se sitúa en 206.100 individuos.

Tampoco hay que olvidar que los afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) no cuentan como parados, sino como ocupados, al tratarse de trabajadores que han visto suspendida su actividad por parte de la empresa durante un periodo de tiempo, pero continúan en la plantilla. Según los datos del Ministerio de Trabajo, a cierre del primer trimestre había algo menos de 750.000 afectados por ERTE, si bien esta cifra dista de la que recoge la EPA. Según los resultados de sus encuestas, en el mismo periodo había 417.900 personas en esta situación, toda vez que el INE incluye en este colectivo a los ocupados que no han trabajado en la semana de referencia, aglutinando a los que están inmersos en procesos de regulación y empleo (entre ERTE y ERE, 329.300) y a aquellos cuyas empresas se encuentran en paro parcial por razones técnicas o económicas, que suman otros 88.600 trabajadores.

Fuente: La Información

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