LA BAJA FLEXIBLE: NECESARIA SOLUCIÓN AL ABSENTISMO

La baja flexible es una medida adecuada para evitar que España siga siendo campeón europeo en ausencias de trabajo

 

 

El absentismo laboral ha sido una práctica banalizada durante décadas en nuestro país. Esto ha provocado un notable incremento en el número de bajas laborales en los últimos años. De hecho, a diciembre de 2023, esta tasa se duplicó alcanzando el 4,1%.

 

Un porcentaje muy superior a la media de la UE, ubicada en el 2,5%, y que sitúa a España, junto a Francia y Portugal, entre los países con mayor tasa de absentismo de los Veintisiete. La tendencia al alza de las bajas se ha mantenido en el actual ejercicio, hasta el punto de alcanzar el 6,9% en el segundo trimestre, según Adecco.

 

Una de las razones que nos ha convertido en campeones europeos en faltas al puesto de trabajo fue la derogación en 2020 del despido por absentismo, que permitía echar a los trabajadores que se ausentaran un 20% de horas al año, ya que dejó a las compañías sin una herramienta clave para frenar estas prácticas. Esto ha disparado el impacto económico, que para las empresas y la Seguridad Social suponen las bajas, que ya se cifra en 37.000 millones, el 3,1% del PIB.

 

El año pasado, se registraron más de 450 bajas laborales por incapacidad temporal por cada mil trabajadores en el país, lo que representa la cifra más alta desde 2013. Esta información se ha recopilado en el último Estudio sobre los determinantes del absentismo laboral, realizado por Umivale Activa y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

 

Si se analizan los datos del último año, las horas cotizadas no trabajadas debido a enfermedades o accidentes han experimentado un incremento, alcanzando casi 19,9 millones, lo que representa un aumento del 12% en comparación con el primer trimestre de 2022. Actualmente, hasta un 5,7% de las horas cotizadas corresponden a bajas laborales, lo que se traduce en 1,7 puntos porcentuales más que en 2019. Además, la duración de las incapacidades se ha ido alargando, alcanzando una media de 43 días en mayo pasado.

 

Este crecimiento en las horas no trabajadas por incapacidad se ha mantenido constante en los últimos cinco años, y ahora representan un 63% más en comparación con el primer trimestre de 2019.

 

Según el informe del Instituto Valenciano de Estudios Económicos, más del 40% de los trabajadores en España han estado de baja durante 2023. La duración promedio de cada incapacidad laboral temporal se situó en 34 días, lo que se traduce en aproximadamente 400 millones de jornadas laborales perdidas. Este absentismo laboral genera un coste estimado de 17.000 millones de euros al año, representando más del 1% del producto interior bruto del país.

 

Entre los factores clave detrás del incremento en las bajas laborales, en primer lugar, se destaca el envejecimiento de la población, que afecta la fuerza laboral y aumenta la demanda de atención médica. En segundo lugar, el colapso del sistema de salud pública se ha convertido en un obstáculo significativo, generando listas de espera que prolongan la atención a los pacientes. Por otro lado, el buen desempeño del mercado laboral está influyendo en este fenómeno, junto a un cambio en la percepción del trabajo y la salud.

 

Además, existe una paradoja importante: las comunidades autónomas son las encargadas de gestionar la sanidad y de reducir las listas de espera, pero los costes asociados a este estancamiento no impactan directamente en sus presupuestos, sino que recaen sobre la Seguridad Social, debido al aumento de las prestaciones.

 

La cantidad de incapacidades temporales está relacionada con el estado del empleo; durante épocas de crisis, el número de ausencias laborales tiende a disminuir, mientras que en períodos de crecimiento económico, este cifra se eleva. Este fenómeno ocurre porque, en tiempos difíciles, los empleados son reacios a coger días de enfermedad por miedo a perder su trabajo, lo que frecuentemente les lleva a presentarse en sus puestos incluso cuando no se encuentran en condiciones óptimas de salud.

Según el último informe de The Adecco Group, la tasa de absentismo por incapacidad temporal se sitúa en el 5,5%, con un incremento interanual de 0,3 puntos. Este absentismo equivale a que 1.205.851 trabajadores no asistieron a su empleo en el trimestre.

 

En cuanto a la siniestralidad laboral, la incidencia de accidentes se ha elevado a 216 por cada 100.000 trabajadores en jornada laboral, con un incremento intertrimestral del 8% y una ligera disminución interanual del 1%. Los accidentes en jornada de trabajo han aumentado a 138.694 (10% intertrimestral y 1% interanual), mientras que los accidentes in itinere han alcanzado 22.295 (11% intertrimestral y 5% interanual). La mayoría de los accidentes son de carácter leve, y los accidentes mortales representan solo el 0,1%.

 

Los grupos de edad más afectados por la siniestralidad son los jóvenes de 16 a 19 años, tanto hombres como mujeres, mientras que el sector con mayor tasa de absentismo es el de Transporte marítimo y por vías navegables (13,3%), seguido de Actividades de juegos de azar y apuestas (12,9%) y Actividades sanitarias (12,3%). Por el contrario, los sectores con menor absentismo son Edición, Actividades inmobiliarias y Actividades relacionadas con el empleo, todos con tasas por debajo del 4%. En cuanto a la siniestralidad, el sector más afectado es la Construcción.

 

La incidencia de bajas laborales presenta diferencias notables entre las comunidades autónomas en España. Navarra y Cataluña se destacan con una tasa de alrededor de 600 bajas por cada mil trabajadores. En contraste, regiones como Extremadura, Asturias y Galicia reportan las cifras más bajas, con menos de 300 bajas por cada 1.000 trabajadores. Estos datos reflejan la disparidad en el absentismo laboral a nivel nacional. El estudio también resalta grandes diferencias en la duración de las bajas entre regiones. Extremadura y Galicia presentan una duración media de los procesos de más de 60 días, mientras que en Baleares, Madrid, Cataluña y Navarra las bajas son notablemente más cortas, con una media de 25 días o menos.

 

Por otro lado, Melilla, Canarias, Galicia y el País Vasco muestran los niveles más altos de absentismo, perdiendo cerca del 7% de las jornadas potenciales al año. Por su parte, Madrid, La Rioja y Baleares registran los niveles más bajos, con una pérdida del 4,5% de las jornadas.

 

La magnitud de este dato obliga a impulsar medidas que solucionen esta lacra. Por fortuna, el Ministerio de Seguridad Social se ha puesto manos a la obra impulsando lo que se conoce como bajas flexibles. Una propuesta que permitiría a los trabajadores regresar a su labor diaria de manera gradual mientras se recuperan de una enfermedad o accidente.

 

Esta medida ya existe en diez países europeos (Noruega, Reino Unido, Bélgica, Francia, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Países Bajos, Alemania e Italia) y se ha mostrado eficaz a la hora de reducir las tasas de absentismo. Un antecedente que convierte a las bajas flexibles en una de las soluciones necesarias para frenar las ausencias laborales.

 

Diez países europeos ya permiten que el trabajador esté de baja y a la vez trabaje

Una decena de países europeos, pertenecientes o no a la UE, contemplan ya en sus legislaciones laborales las bajas flexibles. Estas últimas permiten que el trabajador, aun cuando no esté en condiciones de una reincorporación plena a su puesto, pueda ejercer sus funciones de modo parcial.

 

Una difusión tan amplia demuestra que la propuesta formulada, la pasada semana, por la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, está muy lejos de constituir una rara avis en el Viejo Continente.

 

Muy al contrario, este régimen laboral está previsto en economías del Norte europeo, como Suecia, Noruega, Finlandia, Alemania, Países Bajos o Reino Unido, pero también del sur, como Italia. Es más, en 2018, el Comité de Empleo y Asuntos Sociales del Parlamento Europeo se mostró a favor de su implementación. La institución se basó en argumentos técnicos que sugieren que facilitar un regreso anticipado al trabajo, siempre en condiciones seguras, podría ser beneficioso para el bienestar de los empleados.

 

El denominador común de todos estos sistemas consiste en que permiten a los trabajadores reintegrarse de manera gradual a sus funciones mediante la modalidad de trabajo parcial o la modificación de sus tareas. Estas naciones han evidenciado que un enfoque individualizado puede ser beneficioso para los empleados en su proceso de recuperación, sin la necesidad de interrumpir completamente su vida laboral.

 

Suecia

Se ha creado un modelo integral que facilita la transición de los empleados desde la baja médica hasta su plena recuperación, promoviendo el trabajo a tiempo parcial en situaciones donde la enfermedad lo amerite. Su enfoque busca no solo favorecer la recuperación del empleado, sino también mantener su conexión con el entorno laboral. La figura del «asegurado con capacidad laboral reducida» se aplica a aquellos trabajadores que, aunque enfrentan limitaciones temporales debido a una enfermedad o lesión, son capaces de desempeñar ciertas funciones. Este modelo permite que el retorno al trabajo sea gradual. La reincorporación se realiza a través de un proceso formal, donde tanto el trabajador como el médico deben acordar el plan de retorno. En Suecia, se fomenta un diálogo activo entre el empleado, el empleador y los profesionales de la salud para establecer un horario flexible que contemple las limitaciones del trabajador.

 

Alemania

Alemania, a pesar de que también ofrece la opción de trabajo parcial durante la baja, establece condiciones más rigurosas que pueden complicar la reincorporación de los trabajadores. Si bien las bajas pueden ser parciales, la burocracia y la rigidez en la evaluación de la capacidad laboral pueden hacer que este sistema no siempre beneficie al empleado. El modelo es denominado Stufenweise Wiedereingliederung, que se traduce como reintegración gradual al trabajo. Este modelo requiere la prescripción médica para su implementación. La reincorporación es gradual y puede extenderse hasta tres años, permitiendo que el trabajador regrese de forma paulatina, incrementando su carga de trabajo y salario a medida que se adapta.

 

Francia

De manera análoga, el país galo ha adoptado medidas que permiten ajustes en las cargas laborales y flexibilidad en los horarios, lo que favorece una reintegración más fluida y eficiente. El modelo de Temps partiel thérapeutique permite a los empleados regresar al trabajo de manera progresiva, siempre con la aprobación del médico. El retorno parcial varía entre el 50% y el 90% del tiempo laboral. Las autorizaciones son revisadas cada uno o tres meses, y si el empleado no se recupera en un año, puede volver a una baja total o intentar nuevamente el retorno progresivo.

 

Reino Unido

Las islas británicas han implementado un enfoque innovador a través de certificados conocidos como «fit notes», que permiten a los médicos certificar que un empleado puede realizar ciertas funciones, aunque no esté en condiciones de retomar su trabajo completo. Esta medida, respaldada por la tecnología, facilita que los trabajadores se reincorporen de manera gradual, adaptando sus responsabilidades a su estado de salud.

 

Finlandia

El modelo de bajas es supervisado por Kela, una entidad que funciona como la Seguridad Social en España. A partir del décimo día de baja, los trabajadores comienzan a recibir un subsidio estatal en lugar de su salario. Además, existe la posibilidad de un retorno parcial al trabajo, en el que el empleado puede asumir parte de sus responsabilidades laborales. Este proceso, pactado entre el médico y el trabajador, se complementa con un subsidio de rehabilitación, conocido como Kuntoutustuki, garantizando que la carga laboral no afecte negativamente a la recuperación del empleado.

 

Países Bajos

En Países Bajos se puede dar una reincorporación progresiva, con trabajo parcial o adaptación del puesto laboral. Este país es conocido por su énfasis en la eficiencia laboral y el bienestar de los empleados. Los empleados holandeses disfrutan de semanas laborales más cortas, abundantes días de vacaciones y una cultura que respeta el tiempo personal. En este país, los empleadores asumen un coste más elevado en indemnizaciones por bajas por enfermedad, lo que, según un análisis de la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, «les otorga un incentivo claro e inmediato para implementar procesos de reincorporación más efectivos». La agencia también destaca que, aunque se está avanzando hacia enfoques más personalizados y con una intervención más temprana para gestionar el regreso al trabajo, este cambio puede presentar retos significativos, especialmente para las pequeñas y medianas empresas.

 

Dinamarca

Existe un modelo similar que el de Países Bajos, con mucho contacto con el servicio de salud. Desde hace años, este país escandinavo se precia de fomentar los «horarios de trabajo flexibles» en todo tipo de situaciones laborales, incluida la baja por incapacidad temporal.

 

Bélgica

La reincorporación al trabajo tras una baja por enfermedad ha cobrado relevancia en la agenda política y social desde 2010, impulsada por el aumento de casos de ausencias por enfermedades crónicas y el consiguiente incremento del gasto en seguridad social. Para abordar esta problemática, los gobiernos han implementado nuevas políticas de activación, y los interlocutores sociales han jugado un papel clave en el diseño de un nuevo procedimiento formal de reintegración para empleados que desean retomar sus labores. A través de sus propuestas, han influido en la legislación, estableciendo principios y procedimientos que involucran a especialistas en salud laboral y comités de salud y seguridad a nivel empresarial.

 

Italia

El marco jurídico y contractual para la reincorporación laboral es fragmentado y mayormente enfocado en personas con enfermedades crónicas y discapacidades. Tienen algunas experiencias positivas a nivel local y empresarial, surgidas de la colaboración entre los interlocutores sociales y otras partes interesadas, que han logrado avances en la reincorporación laboral parcial.

 

Noruega

En Noruega, el sistema de baja laboral es flexible y permite a los trabajadores enfermos recibir prestaciones salariales completas durante un periodo de hasta 12 meses. Inicialmente, el empleador cubre los primeros 16 días de la baja, y luego el Plan Nacional de Seguros, administrado por la Administración Noruega de Trabajo y Bienestar Social (NAV), asume el resto. La compensación se ajusta al porcentaje de incapacidad del empleado, lo que permite una reincorporación gradual al trabajo. A las cuatro semanas de ausencia, el empleador y el trabajador colaboran para diseñar un plan de reincorporación. Si la baja se extiende más allá de ocho semanas sin actividad laboral, se requiere una justificación médica. Además, NAV supervisa el proceso y puede sugerir intervenciones para facilitar la vuelta al trabajo.

 

Países con políticas limitadas

Sin embargo, no todos los países europeos comparten esta perspectiva sobre la rehabilitación y reintegración laboral. En naciones como Grecia, Polonia, Malta y Croacia, las políticas están más centradas en la baja temporal, sin contemplar un regreso progresivo al trabajo. Este enfoque podría llevar a un desinterés por parte de los empleadores en promover la recuperación de sus trabajadores, perpetuando la inactividad y limitando las oportunidades para una reintegración efectiva.

 

Como ya reflejan varios medios de comunicación europeos, la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo clasifica los enfoques en cuatro grupos principales: uno que prioriza la rehabilitación y la integración del trabajador en baja laboral, como es el caso de Países Bajos, Alemania, Dinamarca, Finlandia y Noruega; otro que se centra en la integración, pero también considera el impacto económico, como ocurre en Reino Unido, Francia, Bélgica e Italia; un tercero que ofrece un apoyo limitado al regreso al trabajo, donde se encuentran países como España, Irlanda, Bulgaria, Portugal y Rumanía; y, finalmente, un grupo en el que no se brinda un apoyo claro ni en la rehabilitación ni en el retorno al trabajo.

 

A nivel internacional, en el contexto comparado, existen 13 países dentro de la UE que han adoptado fórmulas con elementos no contemplados en la legislación española. En este sentido, los países escandinavos se destacan como referentes, al igual que Francia, por incorporar prácticas innovadoras y avanzadas en sus marcos normativos.

 

Dentro de este marco, la propuesta de la ministra Saiz podría interpretarse como un esfuerzo por alinear a España con las tendencias más avanzadas de Europa en lo que respecta a la salud laboral. La experiencia internacional indica que, si se gestiona correctamente, la flexibilidad en las bajas laborales puede favorecer tanto la recuperación del trabajador como la sostenibilidad del entorno laboral, según los expertos consultados.

 

Varios estudios científicos evidencian que prolongar la inactividad laboral no solo no es siempre necesario, sino que puede resultar contraproducente. Muchas patologías o lesiones comienzan con una fase aguda que incapacita por completo, pero luego pasan a un periodo prolongado de recuperación donde los síntomas disminuyen y la persona recupera lentamente las capacidades necesarias para su vida cotidiana. En caso contrario, se ha demostrado que a mayor tiempo de baja, más complicado se hace volver al puesto habitual, ya que la inadaptación laboral tiende a incrementarse con el tiempo. Por ejemplo, las dolencias musculoesqueléticas, como la lumbalgia o la cervicalgia, son la principal causa de bajas en nuestro país. Las últimas recomendaciones científicas en cuanto a su tratamiento sugieren que, contrariamente a la creencia tradicional, es mejor evitar el reposo excesivo y mantener una actividad moderada. Así, se ha comprobado que adaptar las funciones laborales para permitir que el trabajador se reincorpore a su puesto favorece su recuperación y previene recaídas.

 

Una situación similar se observa en trabajadores que padecen enfermedades mentales, que constituyen la segunda causa de bajas en España. Se ha evidenciado que períodos prolongados de inactividad afectan negativamente la autoestima y la percepción de la propia capacidad, fomentando el aislamiento social y alimentando comportamientos de retraimiento que pueden agravar su condición médica.

 

El cáncer es la tercera principal causa de incapacidades temporales en nuestro país. Los trabajadores diagnosticados con esta enfermedad también enfrentan retos significativos para reintegrarse al trabajo una vez que su condición se estabiliza. A menudo, enfrentan el riesgo de ser excluidos del mercado laboral, ya que pueden sufrir secuelas como dolor o fatiga crónica. No obstante, las asociaciones de pacientes abogan por facilitar la reintegración laboral de aquellos que desean volver al trabajo, ya que es esencial para recuperar una calidad de vida comparable a la que tenían antes de la enfermedad.

 

Fuente: Diez países europeos ya permiten que el trabajador esté de baja y a la vez trabaje (eleconomista.es)

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