JUBILACIONES: “Forzosa”, Anticipada Parcial, Anticipada para algunos colectivos, “activa”, …

El Gobierno lleva unos días lanzando mensajes contradictorios e inconsistentes: Jubilación forzosa sin indemnización por despido al llegar a la edad legal ordinaria de jubilación, jubilación anticipada para la Policía Local, jubilación anticipada parcial con contrato de relevo para la industria automovilística, jubilación activa más allá de la edad ordinaria legal,….

La vida laboral no tiene por qué llevar de serie una fecha de caducidad. No es lo mismo haber empezado a trabajar a los 20 años que a los 30, ni cotizar por la base máxima que por la mínima, ni trabajar en alta mar que en una universidad. ¿Por qué todos tenemos una fecha estándar a la que se entiende que empieza la jubilación?
No salen las cuentas para jubilarnos en torno a los 65 años, una edad estándar que se fijó hace más de 100 años cuando la esperanza de vida en España estaba lejos de ese umbral. En 2000, la esperanza de vida en España era de 79 años, en 2018 es de 85 años y subiendo.

En el propio Pacto de Toledo se han empezado a tratar ya los efectos que podría tener la digitalización en el sistema del futuro a través de la revolución que va a suponer en las relaciones laborales y se analiza un informe técnico firmado por Borja Suárez, actual Director General de Ordenación de la Seguridad Social, titulado La gran transición: la economía de plataformas digitales y su proyección en el ámbito laboral y de la Seguridad Social, en el que se plantea ya el reto que va a suponer proteger en la jubilación a trabajadores de plataformas digitales, con carreras llenas de interrupciones y deficientes remuneraciones. Considera que si se quieren abordar las necesidades de estos trabajadores tal vez haya que dejar a un lado el carácter más contributivo del sistema y pensar más en empezar a reforzar las pensiones con recursos procedentes de los Presupuestos Generales del Estado.

No se puede establecer la misma referencia para una persona que lleva toda su vida trabajando que a otra que apenas suma un par de décadas. También hay que tener en cuenta la ocupación de cada cual: ¿Es lo mismo un profesor universitario que un minero? Tanto es así, que el propio secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado incluso ha apostado por contar con leyes de mínimos que den libertad para que cada trabajador se jubile cuando considere, según sus condiciones laborales.

Esta realidad ya se refleja en la Seguridad Social. La policía local está a pocas semanas de ver reconocido su derecho a jubilarse de forma anticipada por su especial exposición a siniestralidad laboral. Antes que ellos fueron los miembros de la Ertaintza, los bomberos, mineros, personal de vuelo, trabajadores ferroviarios, artistas y toreros.
No obstante, hay quien opina que es una impertinencia moral bajar la edad a medida que vivimos más siendo necesario asumir que el precio por vivir más y mejor es seguir trabajando, lo contrario no es factible.

¿Reaccionarán a tiempo los políticos para adaptar el sistema de pensiones a la nueva realidad? La situación se irá agravando en los próximos tres o cuatro años, y al verle la boca al lobo se hará evidente que el sistema no es capaz de recaudar lo necesario para los derechos que se están adquiriendo. La reforma del sistema tendrá que ocurrir porque no salen las cuentas.

Octavio Granado, señalaba el pasado viernes que “el esfuerzo de alargar la edad legal de jubilación es una equivocación, el objetivo es avanzar en la jubilación activa”, por lo que anticipaba que el Gobierno tratará de establecer incentivos en ese sentido. Sin embargo, los sindicatos recelan de los incentivos a la jubilación activa, argumentando que retrasar la edad de jubilación sería injusto para los trabajadores con profesiones más penosas y además es insolidario que cada uno labre su propia pensión según la calidad de vida de la que haya disfrutado.

El debate está lanzado y las resistencias servidas.

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