Inquietud en los agentes sociales por el retraso en la reforma de pensiones

Escrivá modifica su ‘modus operandi’, con más reuniones informales y menos propuestas fijas

CEOE y sindicatos piden acelerar la negociación y que se les facilite cálculos sobre las medidas

La última parte de la reforma de pensiones se maneja entre una calma tensa, con menos reuniones de lo habitual y sin propuestas en firme sobre la mesa por parte del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones que dirige José Luis Escrivá, una iniciativa que permitiría a los agentes sociales ver un horizonte con cálculos y escenarios concretos. Precisamente, miembros del diálogo social trasladan cierta sensación de inquietud ante una reforma clave de pensiones que creen que debe acelerarse porque tiene marcado en rojo en el calendario el próximo 31 de diciembre.

 

Tanto desde la parte de la patronal CEOE como desde la parte sindical de la mesa de pensiones coinciden en que la negociación debería tomar impulso teniendo en cuenta los plazos marcados. Las diferencias a la hora de trabajar con el ministerio de Seguridad Social encargado de esta reforma no quedan en la celeridad de la negociación, también en la forma de llevarla a cabo fuera de la propia mesa.

Los miembros del diálogo social también demandan que el ministerio ponga sobre el papel sus propuestas concretas para facilitar que los equipos de la negociación estudien sobre firme la justificación de lo que entienden que debe alcanzar la reforma, que es la sostenibilidad del sistema de pensiones. Esta reforma modificará la ampliación progresiva de las bases máximas de cotización -como mejora recaudatoria- y de las pensiones máximas, así como la adecuación del periodo de cómputo para el cálculo de la pensión pública.

Y es que fuentes de la Seguridad Social explican que el bagaje de reformas que llevan a sus espaldas en la actual legislatura ha modificado su modus operandi. Hay menos reuniones formales con sindicatos y patronal, sin embargo, aseguran que se están manteniendo conversaciones informales fuera de esta mesa de negociación para acercar posturas antes de plantear una propuesta no verbal a los negociadores. El principal objetivo, además de acercar posturas de forma alternativa a la mesa, es favorecer la discreción de la reforma.

El trabajo, además, no se antoja sencillo. Los sindicatos valoran de forma positiva el incremento de las bases máximas. La propuesta verbal que trasladó en primera instancia el Ministerio a la Seguridad Social fue de un incremento del 30% en 30 años, un cálculo que queda ya en papel mojado según las últimas intervenciones públicas del ministro, que planea incrementar las bases máximas con el IPC medio anual más un recargo extra. En el horizonte, igualar con otros países europeos los límites de aportación a la Seguridad Social, actualmente en unos 49.000 euros anuales.

Sobrecarga en los costes

La frontalidad a esta medida la protagonizan desde CEOE-Cepyme, que alertan de una sobrecarga en los costes laborales a las empresas para asumir la presión financiera del sistema y afearon ya a Escrivá el incremento del 8,6% de las bases el próximo año que se incluyó en los Presupuestos sin consultar ni a sindicatos ni a patronal.

La modificación del periodo de cómputo tiene varias opciones combinables para llegar al objetivo de cubrir las lagunas laborales de cotizantes con periodos de desempleo y ajustar, así, el cálculo de la pensión a una tendencia laboral en la que los años previos a la jubilación pueden penalizar la cuantía de la paga.

Pese a buscar la certidumbre a largo plazo también con este ajuste automático y al igual que ocurre con la senda de subidas para las bases máximas de cotización, sobre esta medida tampoco hay ningún papel sobre la mesa, achacan.

Fuente: El economista

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