ESPAÑA: LAS EMPRESAS NO CRECEN Y SE ALEJAN DE LA UE

 

Somos el país con el menor número de compañías de gran tamaño en Europa, sobre todo en actividad industrial

 

El tamaño de nuestras empresas, y por ende, su productividad, constituye uno de los principales problemas del desarrollo económico de nuestro país, lo que acaba afectando al crecimiento del empleo y despegue de la competitividad.

 

Desde este punto de vista, la Fundación del Instituto Español de Analistas acaba de redactar las conclusiones de su IX panel de Seguimiento Financiero de la Economía Española, profundizando esta vez en el reto que supone el tamaño empresarial en España.

 

La productividad de la pyme se resiente y ya está por debajo del nivel de 2015

Una radiografía, coordinada por el director General de Economía y Estadística del Banco de España arroja una conclusión acuciante: y es que el tamaño de nuestras empresas no da el salto suficiente y no crecen al ritmo de nuestros socios europeos. Tanto es así, que «las empresas españolas en promedio son menos productivas que en las grandes economías de la Unión Europea y el déficit es particularmente relevante en las microempresas, algo que debe preocuparnos -insite David López- porque es uno de los factores que está detrás de la falta de convergencia de nuestro PIB real per cápita respecto a la UE» .

 

La foto fija de las empresas

La foto fija de nuestro tejido empresarial español rebela que ésta se constituye por compañías pequeñas, siendo la economía de la UEM con mayor número de microempresas, aquellas con menos de 5 y de 10 trabajadores.

 

En nuestro caso, las empresas de menos de 50 empleados concentran más del 50% del empleo. Y, es cierto, faltan grandes empresas en España, ya que somos el país con el menor número de compañías de este tamaño en la UE, y sucede sobre todo en la actividad industrial, que concentra la capacidad innovadora.

Las evidencias aportadas en este documento de trabajo apuntan a que en los últimos 20 años las empresas españolas han frenado su dinámica de crecimiento debido, principalmente, a la regulación y a determinados umbrales fiscales y laborales.

En efecto, el conjunto de estos factores -sostiene el IX panel del Instituto Español de Analistas-, es lo que da lugar a ese menor número de grandes empresas en España y al mayor peso de las empresas pequeñas que son menos productivas. Además, el concepto de mediana y pequeña empresa -mantienen expertos como Antonio Orozco– requiere una nueva dimensión, ya que -explica el secretario general del Círculo de Empresarios-, «la evolución ha dado lugar a la aparición de nuevos escenarios como es el emprendimiento o la empresa intermedia (Mid cap), lo que pone en evidencia que la taxonomía actual ya no responde a la realidad económica».

 

La baja productividad de las empresas

Con el propósito de que el estudio se convierta «en un instrumento esencial para promover el aumento del tamaño empresarial y facilitar la financiación necesaria para mejorar la productividad de las empresas españolas», como señaló Alfredo Jiménez (director general de la Fundación del Instituto Español de Analistas), Ángel Gavilán, del Banco de España, suscribió las conclusiones de dicho estudio, así como también de otros que se han posicionado para tomar medidas eficaces en Europa encaminadas a reducir el gap de competitividad. En su opinión, el modelo norteamericano podría ser un referente.

 

Además, y entre las causas determinantes que abocan a la baja productividad y a la dimensión reducida de las empresas españolas el estudio señala el déficit de capital humano, falta de I+D+i, dificultades de acceso a financiación de las PYMES, problemas de eficacia en el funcionamiento del sistema judicial y gravámenes regulatorios y tributarios que son percibidos como obstáculos al crecimiento empresarial.

 

«Los umbrales como el de los seis millones de euros de facturación a partir del cual la Agencia Tributaria tiene una unidad especial de control sobre grandes contribuyentes o normativas que se aplican sobre empresas de más de 50 trabajadores -explica el documento-, implicarían unos mayores costes asociados al tamaño empresarial. Estos umbrales obstaculizarían el crecimiento empresarial e incentivarían una reasignación de los recursos hacia empresas menos productivas y de menor dimensión.

 

Esta realidad también la confirma Antonio Oporto, recomendando la necesidad de que la estrategia legislativa española se alinee con la Comisión Europea para definir tamaños empresariales y regulaciones específicas adaptadas más acordes con la realidad, para apoyar de forma eficaz el deseo de crecer de las empresas.

 

Por su parte, César García Novoa, catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela y autor del capítulo titulado Fiscalidad y tamaño empresarial, cree que las normas tributarias son elementos esenciales para ayudar a crecer a las empresas si bien advierte a los responsables, que al diseñarlas deben tener en cuenta que en el escalado de su aplicación puede convertirse en factores que desincentiven el crecimiento de las empresas para superar determinados umbrales de actividad.

 

De forma concreta, García Novoa propone otorgar una deducción impositiva a la financiación con recursos propios (incrementos de capital) equivalente a un interés que se calcula sobre ese incremento de capital neto y que tiene una doble composición: un tipo de interés libre de riesgo a 10 años, más una tasa o prima de riesgo del 1,5% para las PYMES y del 1% para el resto de las empresas. «De esta forma se acabaría con un problema que viene de lejos, que no es otro que la falta de neutralidad fiscal en el tratamiento de la financiación con recursos ajenos frente al uso de capital y se tendría en cuenta el tamaño de la empresa en la delimitación de la norma».

 

Impulso de la competitividad de los mercados

Finalmente, y en el último capítulo del informe se vincula con las recomendaciones y estudios de las distintas autoridades europeas, estudios de consultoras y organismos internacionales como la OCDE.

 

En este apartado, Javier Garrido, subdirector del Servicio de Estudios de BME, subraya, cómo «coincidiendo con la pérdida de peso y presencia de los mercados de capitales españoles en la última década, los indicadores de convergencia y competitividad han empeorado y la economía española está creciendo por debajo de su potencial presentando déficits persistentes en productividad e innovación.

 

Es por esto -indica Garrido-, que «se requieren acciones efectivas desde la política y los reguladores, que pasen por contar con unos mercados de capitales fuertes y atractivos, dotados de un enfoque agregado y estratégico, dará lugar a unos mercados de capitales y una industria de valores propia a la altura del potencial de nuestra economía».

 

Fuente: The Objetive El Tamaño de las Empresas y su Impacto en la Economía % %%% (theobjective.com)

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