En el Ranking de Competitividad Mundial, nuestro país viene de cosechar el peor resultado de la última década.
España ha perdido cuatro posiciones en el Ranking de Competitividad Mundial elaborado anualmente por la escuela de negocios IMD, situándose en la edición que acaba de salir a la luz en el puesto 40 de un total de 67 economías. Se trata la peor posición registrada de los últimos diez años. El descenso que acredita el informe se debe principalmente al deterioro en la eficiencia del gobierno bajo mandato de Pedro Sánchez.
En la categoría que mide la eficiencia de las instituciones públicas, España ha caído siete puestos, quedando en la posición 58. Puesto que hablamos de un total de 67 naciones evaluadas, figuramos ya en las posiciones de cola del indicador que mide el funcionamiento de las distintas instancias y organismos del Estado, considerando aspectos en los que España sale muy mal parada, como las finanzas públicas, la política fiscal, el marco institucional, la regulación y legislación empresarial, etc.
Por comparación, cuando el informe mide la eficiencia empresarial, IMD encuentra que España ha bajado una posición y se sitúa en el puesto 38. Hay una disminución en las calificaciones dedicadas a “productividad y eficiencia” y “mercado laboral”, pero los resultados aplicables al ámbito privado siguen siendo mucho mejores que los indicadores de eficiencia del sector público.
Al menos, España mantiene la posición 27 en infraestructuras, un ámbito en el que las grandes inversiones realizadas en épocas pasadas siguen arrojando beneficios, y mejora cinco puestos en la métrica de desempeño económico, también alcanzando el lugar 27, gracias a unos resultados relativamente favorables que aluden al comercio internacional y los precios.
Entre los mayores desafíos que enfrenta España, el informe destaca la necesidad de reducir la presión fiscal, la importancia de crear un marco normativo estable para la operativa de las empresas, una mejor inversión de los fondos europeos, el impulso de la digitalización de las pymes y un aumento de los niveles de inversión en I+D.
A nivel global, Singapur ocupa la primera posición del ranking de competitividad, recuperando el puesto que ya alcanzó en 2020. Dinamarca, en tercer lugar, desciende en comparación con el año anterior debido a una caída en sus resultados económicos. En los primeros puestos se encuentran Dinamarca (3º), Irlanda (4º), Hong Kong (5º), Suecia (6º), Emiratos Árabes Unidos (7º), Taiwán (8º), Países Bajos (9º) y Noruega (10º). Estados Unidos, que ha caído al puesto 12, es una buena muestra de cómo la inestabilidad política puede afectar negativamente a la competitividad de una economía.