Los niveles de natalidad han descendido de forma muy notable desde mediados de los años 90. Eso ha provocado que la tasa de reemplazo demográfico con respecto a la generación anterior se haya desplomado generando una pirámide demográfica inversa que tendrá un enorme impacto en el mercado laboral, sistema de pensiones y políticas asistenciales para una población cada vez más envejecida.
Envejecimiento de las plantilla.
Según los datos del análisis de la Fundación Adecco, en la actualidad el 34% de la población activa tiene más de 50 años. En solo seis años, ese porcentaje incrementará hasta el 40. El índice de envejecimiento en España alcanza en 2024, el 137%, lo que significa que hay 137 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años. Según las proyecciones, esta cifra se disparará al 305% en 2050, marcando un hito demográfico histórico y un preocupante síntoma de envejecimiento de la población activa.

Relevo generacional.
El escenario de envejecimiento progresivo de las plantillas deja un escenario complicado para el relevo generacional, en el que el número de jóvenes que se incorporen al mercado laboral, será insuficiente para cubrir las bajas por jubilación de la generación del baby boom.
Este reemplazo generacional ya es algo que la administración pública ha previsto con las mayores convocatorias de plazas de los últimos años, para compensar las 100.000 jubilaciones anuales que se prevén en los próximos años. Sin embargo, el sector privado no está adoptando esta dinámica, y se enfrentará a mayores problemas para cubrir vacantes, que se incrementarán en los próximos años.
Como explican desde la Fundación Adecco, «el aumento de la edad de jubilación debe ir acompañado de políticas que promuevan la empleabilidad de los trabajadores más veteranos». Esto implica un cambio de política en la contratación eliminando el sesgo del edadismo (por exceso o por defecto) a la hora de cubrir vacantes.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación, «los próximos 25 años serán radicalmente distintos a los anteriores». Esto implica que las empresas deben apostar por la formación continua como una herramienta para cerrar la brecha digital y maximizar los beneficios de la IA sin sacrificar la cohesión social en el entorno laboral.
Aprendizaje intergeneracional.
En los próximos años, cinco generaciones (baby boom, X, millennials, Z y Alfa) convivirán en el mercado laboral. Eso supone un reto a nivel de gestión de personal y de consolidación de una cultura de empresa inclusiva en la que se integre el pragmatismo de los más veteranos, con la priorización de los valores de la generación Z. «Construir culturas corporativas heterogéneas es una necesidad, no una opción», señalan desde Fundación Adecco.
Además, las empresas tienen en su mano aprovechar la experiencia de los más veteranos para formar a los jóvenes que se van incorporando para acelerar la adquisición de nuevas habilidades y cimentar el camino del relevo generacional incluso recuperando a empleados en procesos de jubilación activa que decidan mantenerse parcialmente en activo formando a quienes acaban incorporarse y transmitir la cultura empresarial.