Pedro Sánchez hace el ridículo: los datos muestran que nuestra economía ha avanzado menos de lo esperado
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado recientemente que el Producto Interior Bruto per cápita de España se ha duplicado en los últimos 50 años. Aunque esta declaración es correcta desde un punto de vista estadístico, el análisis profundo de los datos revela una realidad menos alentadora: España no ha logrado converger con las economías más desarrolladas.
De hecho, solo hubo un periodo significativo de convergencia entre 1985 y 2007. A lo largo del resto de las décadas, hemos sufrido largos periodos de estancamiento que han lastrado nuestro crecimiento relativo.
El crecimiento económico en España: franquismo vs. democracia
Entre la «amnesia histérica» y el «francomodín», el presidente Pedro Sánchez afirmó que «nadie, viniendo de tan atrás, ha llegado tan lejos y en tan poco tiempo como la España democrática» con los datos de la renta per cápita de los españoles en la mano, una declaración triunfalista que no solo es inoportuna, sino que también resulta falsa al analizar los datos económicos de los últimos 50 años en otros países. No estamos los españoles para celebrar nada: el crecimiento de la renta per cápita de España en este periodo es más bien mediocre en comparación con países que comenzaron desde posiciones similares o incluso peores.
En 1976, España partía de una situación económica comparable a la de países como Estonia, Irlanda, República Checa, Portugal, Polonia o Hungría. Sin embargo, al observar su evolución hasta la actualidad, todos estos países han alcanzado niveles de renta per cápita similares a España, con la excepción de Irlanda, que arrancó en una posición incluso peor y ahora duplica con creces nuestra renta per cápita y va camino de triplicarla. Asimismo, Corea del Sur, que en 1975 tenía una renta per cápita de menos de la mitad que España, en 50 años la ha multiplicado por 12 y hoy nos supera. Esto deja en evidencia que el crecimiento económico español no ha sido excepcional, sino más bien un caso de parálisis frente a países con estrategias económicas más exitosas.
Un aspecto alarmante de la economía española es el estancamiento de la renta per cápita durante casi dos décadas. Desde el final de la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2008), la renta per cápita ha mostrado una tendencia plana, incapaz de superar de manera sostenida los niveles alcanzados antes de la crisis financiera de 2007-2008. Este estancamiento refleja una falta de reformas estructurales profundas que permitan dinamizar la economía y aumentar la productividad.
La situación salarial también refleja un deterioro. En 1993, los salarios españoles eran un 25 % menores que los de Alemania. A fecha de hoy, la brecha ha aumentado al 50%. También salimos mal parados si nos comparamos con Francia. Esto demuestra que la economía española no solo no ha cerrado distancias con las grandes potencias europeas, sino que estas diferencias se han ampliado considerablemente.
El crecimiento económico en el franquismo
El periodo franquista (1939-1975) se divide en dos etapas económicas claras. La primera, marcada por el aislamiento económico, el intervencionismo estatal y una lenta recuperación tras la Guerra Civil, que presentó miseria generalizada y tasas de crecimiento muy pobres. Sin embargo, la segunda etapa, a partir del Plan de Estabilización de 1959, llevó a un desarrollismo notable. Entre 1960 y 1975, la renta per cápita más que se duplicó, un ritmo de crecimiento que no se ha vuelto a experimentar en democracia en un mismo lapso temporal. En sus 36 años, el franquismo multiplicó la renta per cápita de España por 4,4 veces y pasó de ser un país esencialmente agrario y rural, rezagado en el desarrollo europeo y occidental, a transformarse en una nación moderna predominantemente urbana, industrializada y con un sector servicios diversificado. Comparado con los 50 años de democracia, donde la renta per cápita solo se ha duplicado, los datos brutos favorecen al régimen franquista en términos de crecimiento económico.
No obstante, es importante reconocer que el franquismo operó en un contexto global favorable para economías en desarrollo. Partiendo de la peor posición posible, fue más fácil crecer rápidamente cuando adoptó tecnologías extranjeras y se abrió al comercio internacional.
Argumento sin base y oportunidad perdida
Pedro Sánchez, al ensalzar los logros económicos de la democracia sin contexto ni matices, se expone al ridículo. Tanto si pretende denigrar el franquismo como si busca exaltar los últimos 50 años, los datos le contradicen. En lugar de centrarse en afirmaciones vacías tratando de reescribir la historia, el foco debería estar en abordar los problemas estructurales que han llevado al estancamiento económico: una baja productividad, un Estado hipertrofiado, un esfuerzo fiscal considerable y una falta de innovación en sectores clave. Solo así España podrá cerrar la brecha con las grandes economías europeas y recuperar un crecimiento sostenible. La comparación histórica entre el franquismo y la democracia no puede limitarse a sermones económicos. Los datos muestran que España ha avanzado menos de lo esperado y que otros países han gestionado mejor sus recursos y oportunidades. Es hora de enfrentar esta realidad con valentía cuando demos la espalda al sanchismo (si es que lo conseguimos) y trazar un camino hacia un futuro económico más próspero. Solo entonces, podremos volar en cohete.
La evolución del PIB per cápita en España de 1973 a 2023
En 1973, España atravesaba un momento clave de transición económica. Con un PIB per cápita ajustado a paridad de poder adquisitivo (PPA) de aproximadamente 10.000 dólares, el país estaba muy por detrás de las grandes economías europeas, como Alemania, Francia o el Reino Unido.
A lo largo de las décadas, el PIB per cápita español creció de manera significativa, superando los 30.000 dólares PPA en 2023. Esto significa que, en términos absolutos, el PIB per cápita se ha triplicado desde 1973 y duplicado desde 1983. Sin embargo, el problema radica en que este crecimiento no ha sido suficiente para cerrar la brecha con los países más desarrollados.
El estancamiento de 1975-1985 y una década perdida
Uno de los principales problemas en la trayectoria del PIB per cápita en España ha sido la irregularidad de su crecimiento. Durante el periodo 1975-1985, el país sufrió un estancamiento económico significativo.
Este periodo, conocido como «la década perdida», estuvo marcado por la crisis del petróleo, una elevada inflación y un aumento del desempleo. En esos años, el crecimiento económico fue prácticamente inexistente, y la brecha con el resto de Europa no solo no se redujo, sino que se amplió en muchos casos.
A pesar de que la economía española mostró cierta resistencia en comparación con otras naciones durante las crisis de los años 70, la falta de reformas estructurales y la dependencia de sectores de bajo valor añadido limitaron nuestra capacidad de converger con las economías más avanzadas.
El periodo dorado de 1985-2007
La única etapa en la que España logró una convergencia real con los países desarrollados fue entre 1985 y 2007. Este periodo estuvo marcado por una serie de transformaciones económicas fundamentales.
Por un lado, la adhesión a la Comunidad Económica Europea en 1986 permitió una mayor integración económica y comercial, lo que impulsó el crecimiento. Por otro lado, las reformas estructurales implementadas durante los años 80 y 90, como la modernización del mercado laboral y la entrada masiva de inversión extranjera, dieron lugar a una economía más dinámica y competitiva.
Durante estos años, España experimentó un crecimiento robusto, con una tasa media de incremento del PIB per cápita cercana al 3% anual. Sectores como la construcción, el turismo y los servicios financieros fueron los principales motores de este crecimiento, impulsados por una creciente demanda interna y el acceso a fondos europeos.
A finales de este periodo, España alcanzó un PIB per cápita que representaba más del 90% de la media de la Unión Europea, el nivel más cercano a la convergencia que hemos logrado en nuestra historia reciente.
Nuevo estancamiento de 2007 en adelante
Sin embargo, este avance se detuvo abruptamente con la crisis financiera de 2008. Desde entonces, España ha sufrido un nuevo estancamiento en su PIB per cápita, que apenas ha crecido en términos reales.
Aunque la economía española se recuperó parcialmente tras la crisis, el modelo económico basado en sectores como la construcción resultó ser insostenible, dejando al país vulnerable a los shocks externos y limitando su capacidad de converger con las economías más avanzadas.
A pesar de la recuperación económica posterior a la pandemia de 2020, el PIB per cápita de España sigue siendo inferior al de 2007 en términos reales ajustados por inflación, una señal clara de que el país no ha logrado superar del todo las secuelas de la crisis financiera. Esto ha impedido que España cierre la brecha con países como Alemania o Francia, que han mantenido un crecimiento más estable y sostenido.
¿Por qué no hemos logrado converger?
El principal problema de España ha sido y es su modelo económico, basado en sectores de bajo valor añadido y una dependencia excesiva del turismo y la construcción. Mientras otros países han apostado por la innovación, la tecnología y la diversificación industrial, España ha mantenido un tejido empresarial menos competitivo y más vulnerable a las crisis económicas.
Además, factores como el desempleo estructural, una baja productividad laboral y una inversión insuficiente en educación e I+D han lastrado nuestro crecimiento económico. En comparación con países como Alemania o los Países Bajos, España sigue presentando déficits importantes en capital humano y tecnológico, lo que limita su capacidad para competir en sectores de alta tecnología y alto valor añadido.
Comparativa con otros países europeos
Un análisis comparativo con otros países europeos pone en perspectiva las dificultades de España para converger. Por ejemplo, mientras que en 1973 Alemania tenía un PIB per cápita un 60% superior al de España, en 2023 esta diferencia sigue siendo significativa, con Alemania manteniendo una ventaja del 40%. Países como Irlanda, que en 1980 estaban por detrás de España, han logrado superarnos ampliamente gracias a políticas económicas orientadas a la innovación y a la atracción de inversiones extranjeras.
Es cierto que el PIB per cápita de España se ha duplicado en los últimos 50 años, tal como afirmó Pedro Sánchez. Sin embargo, el problema radica en que este crecimiento no ha sido suficiente para cerrar la brecha con las economías más desarrolladas. La convergencia no es solo una cuestión de estadísticas, sino de aprovechar al máximo el potencial del país, aún desaprovechado.
Fuentes:
El crecimiento económico en España: franquismo vs. democracia