“Con las pagas al día, pensionistas y funcionarios, almacén principal de voto socialista, están razonablemente contentos».
La expresión nudo gordiano se refiere a un obstáculo difícil de salvar o de difícil solución o desenlace. “Cortar el nudo gordiano” significa resolver sin contemplaciones un problema; ya que descubriendo la esencia del problema, podremos revelar todas sus implicaciones. También está relacionado con la solución urgente de problemas que podrían empeorar ante el paso del tiempo.
La Seguridad Social acaba de pagar 25.171 millones de euros la semana pasada en concepto de pensiones, ya que en junio se abona también una de las dos pagas extraordinarias. Al final del año, el montante de las pensiones subirá por encima de los 180.000 millones de euros, que es más de la cuarta parte de todos los gastos de todas las Administraciones Públicas, es decir, más de un 13% del PIB. Una cifra descomunal que, además, va en aumento cada año, algo que abre interrogantes notables para el futuro, aunque el Gobierno de Sánchez prefiere pasar de puntillas sobre el asunto y presumir de las subidas que aprueba.
El ministerio de la Seguridad Social anunció con boato hace unos días que la llamada «hucha de las pensiones» había alcanzado la cifra de 7.022 millones de euros, una cantidad que, por otra parte, ni tan siquiera da para pagar una media nómina mensual. Los responsables de la SS, sin embargo, no comparaban esa cifra con la deuda de la SS, que ya rebasa los 110.000 millones, ni con el déficit del sistema, ya por encima de los 55.000 millones. No está claro, salvo para alardear de ello ante desconocedores, qué ventaja tiene dotar la «hucha de las pensiones» cuando hay que endeudarse para pagarlas. En pocas palabras, todo se reduce a pedir prestado para ahorrar, lo que solo tiene sentido si se obtienen más rendimientos que lo que cuesta lo pedido, y eso no es nada sencillo.
El «think-tank» Fedea, que dirige Ángel de la Fuente, una de las «máquinas económicas de pensar» españolas de más prestigio, analiza desde hace años el sistema de pensiones, alerta de los peligros y propone posibles soluciones que, de forma sistemática, los gobiernos desoyen. El último informe de Fedea afirma que «la situación del sistema público de pensiones español se mantiene inestable en términos financieros, incluso después de aumentar las transferencias del Estado, es cada vez menos contributivo y está asistiendo a un deterioro de equidad entre generaciones».
Las pensiones en España se financian con las cotizaciones sociales de empresarios y trabajadores en activo. El problema, como explica el informe de Fedea, es que en 2023 las cotizaciones apenas dieron para pagar el 69,8% de las pensiones y que es resto se abonó con «transferencias» –aportaciones a fondo perdido– y préstamos del Estado. Observado de otra manera, como hace Fedea, el saldo negativo –el déficit– total del sistema público de pensiones alcanzó el 3,8% del PIB, equivalente al de todas las Administraciones Públicas españolas. Todo un nudo gordiano que, además, se enreda con el paso del tiempo. Por otra parte, las pensiones en España son unas de las más generosas de la Unión Europea en relación al último salario cobrado en activo. Eso no impide que, al mismo tiempo, los 1.258 euros de la pensión media tampoco son una gran cantidad, al margen de que sea mayor que bastantes salarios.
La financiación de las pensiones se complicará todavía más a partir de 2025, cuando empiecen a jubilarse los primeros integrantes de la generación «baby boom». En 2025 cumplen 65 años los nacidos en 1960, que puede posponerse algo si estiran su periodo laboral hasta los 67 años. Las soluciones son complejas y, sobre todo, impopulares. En realidad solo hay dos alternativas o una combinación de ambas, una reducción de prestaciones y un aumento de cotizaciones/impuestos. Complicado pero inaplazable para cualquier gobierno porque, además, la jubilación ya no es afortunadamente la antesala de la muerte.