El funcionamiento de la economía española, comparativamente con el resto de Europa, ha sido malo, sin matices. Hemos sido con diferencia el peor país de la Unión Europea en términos de recuperación. Es cierto que fuimos unos de los más afectados, pero algunos que fueron muy afectados, como Italia, nos llevan mucha ventaja en términos de recuperación. Lo cierto es que las rigideces de nuestra economía, y decisiones que han podido ser menos acertadas que en otros países, nos han llevado a una situación en la que nuestra economía es la única en la zona euro que no ha recuperado su situación precrisis. Además parece que nos queda por delante un año y medio, si todo va bien, para recuperar los niveles precovid.
En términos laborales, también hay muchas diferencias entre países. Sigue siendo una constante que tengamos el doble de tasa de paro de la media europea. Indica que nuestro mercado laboral es mucho más rígido. Si vemos los números absolutos, con un crecimiento de 383.000 empleos y un descenso del paro de 255.000, la lectura sería en primera lectura que ha sido una buena EPA. Cuando se profundiza en algunas cosas, la lectura no es tan clara. Por ejemplo, al cambiar trabajadores temporales por fijos discontinuos, el fijo discontinuo, en el periodo en el que no está activo, no es un parado registrado en el SEPE y en la EPA cuando no se está trabajando, no es medido como parado.
Desde que se modificó la legislación laboral en diciembre, cada mes ha habido menos contratos que en el mes anterior, los contratos indefinidos en junio han sido a tiempo parcial en un 60,2 % de los casos y los fijos discontinuos, considerados los nuevos temporales, son los que más están creciendo: un 1.650,8 % desde diciembre a junio, frente al 320,3 % de la contratación indefinida general.
Por otro lado, las cifras de paro no son comparables con las de antes de la reforma laboral porque personas que siempre se han medido como parados ahora las estemos midiendo como inactivos, como demandantes de empleo no parados. Incluso con este efecto, seguimos teniendo una tasa de paro que duplica la media europea.
Con la reforma laboral las empresas han tenido que adaptar sus necesidades de contratación al nuevo escenario. La realidad económica era la que era antes de la reforma y sigue siendo la misma después: hay empresas que tenían necesidades permanentes de empleo, y otras que tenían necesidades temporales o estacionales y muchas actividades temporales o estacionales han utilizado como fórmula de contratación no ya contratos temporales, sino contratos indefinidos en sus diferentes modalidades: fijo discontinuo, indefinido, a tiempo completo o a tiempo parcial.
Se ha visto en estos meses un crecimiento muy grande de la mortalidad de los contratos indefinidos y muchos contratos indefinidos miden hoy su mortalidad en días: un 5 % de las personas que firman un contrato indefinido ya han firmado en el mismo mes más de uno indefinido. Esto nos indica que esta figura está siendo utilizada para cubrir necesidades que son puntuales o temporales y las empresas han optado por cubrirse legalmente con contrato indefinido y despido al cabo de pocos días lo que conlleva contratos indefinidos de cortísima duración.
Que se hagan más o menos contratos no es necesariamente bueno ni malo, y es preferible que a un trabajador le hagan un contrato de un año a 24 contratos que le duren 15 días. Es cierto que parte de la perversión del modelo laboral español tenía que ver con la utilización de contratos consecutivos en fraude de ley y de carácter temporal. No se puede obviar que hay actividades estacionales y la opción de los empleadores ha sido cambiar los contratos temporales de usar y tirar por los contratos fijo discontinuos, con derechos adquiridos, y donde el trabajador tiene un derecho de llamada la próxima temporada cuando se reanude la actividad
Es preocupante el incremento de la contratación a tiempo parcial, que es tan bueno o malo como cualquier otro si se desea para compatibilizar vida profesional y personal, pero no puede ser un subterfugio para trabajar en B o una excusa para el alargamiento de jornadas de forma ilegal como parece que está siendo demasiado habitual en algunos sectores. También hay que tener en cuenta las horas trabajadas. La proliferación de los fijos discontinuos y de los trabajadores a tiempo parcial puede hacer que aumenten las cifras de empleo, aunque no aumenten las horas que se trabajan realmente en España. Revisando la EPA se ve que el número de horas trabajadas por los asalariados del sector privado no es mayor hoy del que era hace tres años.