EL LABERINTO DEL SISTEMA cl@ve

 

Más de un tercio de la población española no tiene competencias digitales básicas (Eurostat, 2023)

 

Los sistemas digitales de las administraciones públicas, con honrosas y contadas excepciones, poco o nada tienen que envidiar a la web de Renfe (¡el colmo de la inoperancia!)

 

Según artículo 12 “Asistencia en el uso de medios electrónicos a los interesados” de la Ley 39/2015 del Procedimiento Administrativo Común a todas las Administraciones Públicas, las Administraciones Públicas deberán garantizar que los interesados pueden relacionarse con la Administración a través de medios electrónicos, para lo que pondrán a su disposición los canales de acceso que sean necesarios así como los sistemas y aplicaciones que en cada caso se determinen. Las Administraciones Públicas asistirán en el uso de medios electrónicos a los interesados que así lo soliciten, especialmente en lo referente a la identificación y firma electrónica, presentación de solicitudes a través del registro electrónico general y obtención de copias auténticas.

 

Es decir, reglamentariamente, las Administraciones podrán establecer la obligación de relacionarse con ellas a través de medios electrónicos para determinados procedimientos y para ciertos colectivos de personas físicas que por razón de su capacidad económica, técnica, dedicación profesional u otros motivos quede acreditado que tienen acceso y disponibilidad de los medios electrónicos necesarios. Incluso aunque te obliguen a hacer un trámite online, también deja claro que tienes derecho a “ser asistido” en el proceso. En definitiva, si no te aclaras, ¡¡¡ pide cita y que te ayuden !!!

 

Realizar un trámite online es, en la mayoría de casos, una tortura, aunque, a veces, se proponen soluciones un tanto ingénuas y, así, en los últimos años se han presentado portales como Mi carpeta ciudadana, una web en la que, previa identificación (con cl@ve, claro), se agrupan diferentes trámites de las administraciones públicas, como ver si tienes multas, consultar tus títulos académicos o cuándo se te acaba el paro. Poco después se presentó Prestaciones Seguridad Social, una web que incluía trámites de esta entidad, como las pensiones o el IMV. Ambas páginas tienen una cosa en común: son simples recibidores, es decir, son bonitos y modernos pero recibidores que solo te llevan a las mismas habitaciones desaliñadas, cargadas de letras y lenguaje administrativo, repletas de normativas, en las que es facilísimo perderte, esas páginas webs en las que de verdad se realizan los trámites, habitaciones que siguen estando igual de desordenadas que si entras directamente en ellas.

EL LABERINTO DEL SISTEMA cl@ve

Cl@ve nació en 2014 para complementar al certificado digital y el DNI electrónico, que solo usan quienes tienen un lector de DNI, el software encaja como un puzzle sideral en el sistema y les sonríe la suerte. Además, esos dos sistemas creados antes pueden servir a su vez para conseguir una cl@ve. ¿Lioso? Pues esto no ha hecho más que empezar. Respira fuerte.

Hay cuatro tipos de cl@ves, cada una con un largo vídeo explicativo en su página web.

 

  • La cl@ve pin, que sirve de forma puntual, un ratico, y te da una contraseña. Es un sistema de seguridad básico, así que solo te deja hacer algunas gestiones. ¿Cuáles? Pues cuando llegues al trámite lo sabrás. Si la palabra cl@ve no tiene escudito protector en el logo, te vale. Si la tiene, pasa al siguiente párrafo. Con la clave básica puedes dar el primer paso y tener una contraseña para pedir el bono cultural, por ejemplo (antes era incluso más difícil). Es lo que tenían que hacer, como mínimo, quienes querían pedir el cheque de 200 euros para personas con bajos ingresos en 2022 y 2023. Pese a servir para pocos trámites, no es nada sencillo hacerte con ella. La gymkana: pides que te manden a casa el código número uno, un CSV con 16 caracteres. Ya con ese número, consigues la clave permanente, que es el código número dos, una contraseña. Y ahí te inscribes (aquí pones otra contraseña, el código número tres) en la página del bono. La cl@ve pin también se puede pedir por videollamada, vía zoom, con un funcionario mirando si tu cara y tu DNI coinciden, en plan ficha policial. O más bien se podía, porque ese sistema para acreditar que eres quien dices que eres ya no existe.

 

  • La cl@ve permanente, con nivel de seguridad más avanzado y que te permite hacer muchas más gestiones. Conseguirla no es tampoco ni fácil ni rápido. Puedes pedirla con tu certificado o DNI electrónico (si ya tengo eso, ¿para qué puñetas quiero la clave permanente?) o en persona en una oficina de registro que tenga este servicio. Lo solicitas, te da un código de activación (sí, hay muchos códigos en todos los procesos) y entonces vas al buscador de oficinas. Puede ser una sede de la Agencia Tributaria, de la Seguridad Social, del SEPE, de atención a la ciudadanía… Y nada, pues ponte a pedir cita previa, a ver si la consigues. Oficina a oficina, con suerte, tras la odisea, consigues un huequito. Vas, ven que eres quien dices que eres, y consigues la cl@ve permanente. Eso sí, no es ilimitada. La gran mayoría de veces que la uses te va a pedir que introduzcas un código extra, el que te mandan al móvil. Y ahí te encuentras con una sorpresa: un botón grande que te dice que te descargues la app para recibir ahí ese nuevo número. Te fuerza (otro día hablamos de los centenares de apps creadas por las administraciones públicas para nada, que hacen exactamente lo mismo que sus webs, en lugar de mejorar la versión para móvil de esas páginas). No te pueden obligar a instalarte la app. Pero eso no lo sabes. Confía en mí: si esperas unos segundos, abajo aparecerá un botón pequeño, diminuto, que te permite recibir ese código de un solo uso por SMS para ese trámite concreto con el que estás lidiando.

 

  • La clave móvil, que es lo mismo pero con la app descargada

 

  • La clave firma, que es ya nivel “dios” y para cosas más avanzadas aún.

 

Y, ¿el certificado electrónico? Puedes conseguir el de la Real Casa de la Moneda en su sede electrónica, claro. Para ello hay cuatro formas. Presencial (similar jaleo de buscar oficina y conseguir cita), con DNIE electrónico (pero si ya tengo eso, ¿para qué?), por vídeo identificación, pero bajo pago de 2,99€ (instalas software, lo solicitas, recibes email con código, escaneas DNI y rostro… y esperas al OK de un funcionario), o todo eso mismo pero con una app: “la culebra que se muerde la cola” de nuevo.

 

Fuente: El-abismo-digital.pdf

 

 

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