Fedea en un trabajo de Alfonso Sánchez, Ángel de la Fuente y Miguel Ángel García en el que se analiza el impacto de la reciente reforma de pensiones utilizando una versión revisada de nuestro modelo MSSP-OLG de simulación del sistema público de pensiones. En el estudio se simulan las distintas medidas introducidas en la reforma, de una en una en primer lugar y después todas ellas a la vez, y se analizan sus efectos incrementales sobre los ingresos y gastos del sistema, sobre su déficit básico (antes de transferencias del Estado) y sobre el bienestar de las cohortes afectadas, entre otras variables.
En el Gráfico 16 se comparan las sendas esperadas de las variables clave en tres escenarios diferentes: el previo al inicio de la reforma (base1), el resultante de la implementación de su primera fase (base2), en el que se vuelve a la indexación de las pensiones al IPC y se suprime el factor de sostenibilidad, y el generado tras la implementación de la reforma completa (todas las reformas), incluyendo los cambios en el esquema de incentivos y penalizaciones para extender la duración de la vida laboral, la reforma del sistema de cotización de los trabajadores autónomos, los cambios en el cálculo de la base reguladora de la pensión, en la regulación de las pensiones mínimas y máximas, el “destope” de la base máxima de cotización, la subida de cotizaciones ligada al MEI y la introducción de la nueva cuota de solidaridad para rentas superiores a la base máxima de cotización.
Gráfico 16: Gasto e ingresos por cotizaciones del sistema público de pensiones, en % del PIB

Examinando los distintos paneles del Gráfico 16, vemos que la reforma genera un importante incrementodel gasto en pensiones, que supera el 18% del PIB en torno a 2050 y vuelve a hacerlo,aunque en ligeramente menor medida, al final del horizonte de proyección, que se cierra con una tendencia al alza que podría llevar a un nuevo máximo en los 2070 o 2080. El grueso del incremento del gasto proviene de la primera fase de la reforma, pero a élcontribuyen también de forma significativa las medidas de la segunda fase, especialmente a partir de 2050. Pasando al ingreso, la reforma supondrá también un incremento de los recursos del sistema, pero muy inferior al de los gastos. El déficit básico del sistema, por su parte, se dispara hasta niveles superiores al 8% del PIB a partir de 2050. La segunda fase de la reforma suaviza el incremento del déficit hasta esa fecha, pero lo agrava de ahí en adelante – contando con una mejora de la situación en la parte final del período que las proyecciones no terminan de avalar. Finalmente, la mayor generosidad del sistema tras la reforma se traduce también en una jubilación más temprana.
Gráfico 18: Efecto esperado de la reforma sobre las cuentas del sistema de pensiones. Gasto e ingresos incrementales y efecto neto en % del PIB

El incremento del gasto y el déficit básico que esperamos es muy superior al previsto por el Gobierno. Mientras que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (MISSMI) prevé que la reforma en su conjunto tendrá un efecto moderado sobre el saldo presupuestario del sistema público de pensiones, cuyo incremento se mantendrá ligeramente por debajo de 1 punto de PIB incluso en el peor momento del período analizado, nuestros cálculos apuntan a un deterioro de más de 3 puntos del déficit básico del sistema en la parte final del período. (Véase el Gráfico 18). Las diferencias provienen fundamentalmente de las previsiones de aumento del gasto, que se sitúan en torno a 5 puntos de PIB hacia mediados de siglo en nuestro caso frente a menos de 2,5 en el del Ministerio. Esta discrepancia tiene su origen en estimaciones muy diferentes de los efectos presupuestarios de los incentivos a la jubilación demorada y de la reforma del sistema de cotización de los trabajadores autónomos. El MISSMI, en particular, no parece haber tenido en cuenta que tanto la reforma del régimen de autónomos como los incentivos a posponer la jubilación tendrán un efecto demorado sobre el gasto a través de mayores pensiones futuras que ya será sustancial en 2050 y utiliza, además, supuestos muy optimistas sobre la incidencia de la jubilación demorada y su efecto inmediato sobre el gasto en pensiones. También son importantes las diferencias en los efectos previstos de la revisión de los topes máximos y mínimos de las pensiones, presumiblemente por la ausencia de efectos de comportamiento en las proyecciones del Ministerio, que no tienen en cuenta el impacto de estas medidas sobre las decisiones de jubilación.
Gráfico 19: Efectos de la reforma de pensiones sobre el bienestar. Variación equivalente del consumo en %, por niveles de educación y cohortes (por fecha de nacimiento)

Para cada cohorte y nivel educativo, el Gráfico 19 muestra la variación del consumo equivalente en términos de bienestar al conjunto de la reforma, esto es la variación porcentual (uniforme en todos los períodos) del consumo que tendría el mismo efecto sobre la utilidad total del individuo a lo largo de su ciclo vital que la reforma. Dentro de cada cohorte, los más beneficiados son los grupos con menores niveles de renta, que se benefician de las mejoras en ciertos elementos redistributivos del sistema (como las pensiones mínimas). El patrón de redistribución entre cohortes inducido por la reforma, sin embargo, no resulta especialmente equitativo. El efecto de ésta sobre el bienestar es claramente positivo para las cohortes ya jubiladas o casi, que se benefician de las mayores pensiones y soportan mayores impuestos sólo durante una parte reducida de sus vidas, pero es negativo para las cohortes más jóvenes, que son las que tienen que financiar el mayor gasto, aún teniendo en cuenta la mejora de sus propias pensiones.
A la vista de estos resultados, los autores concluyen que la reciente reforma del sistema de pensiones debería reconsiderarse de inmediato para evitar que la creciente brecha entre prestaciones y cotizaciones nos deje sin los recursos necesarios para atender otras prioridades. Sería necesario introducir medidas de contención del gasto que habrán de extenderse tanto a los pensionistas presentes como a los futuros, afectando por tanto no sólo al cálculo de las pensiones iniciales sino también a su revalorización. Aun así, puede ser necesario recurrir a aportaciones complementarias de recursos procedentes de la caja general del Estado. En tal caso, sin embargo, sería esencial asegurar que tales aportaciones son transparentes para los ciudadanos y que su coste se reparte de una forma equitativa entre todos. Una buena opción que habría que considerar sería la de financiar tales aportaciones (o al menos su incremento futuro) mediante un recargo proporcional sobre la cuota estatal del IRPF.
ENLACE AL ESTUDIO
Los efectos de la reforma de pensiones de 2021-23: Un análisis con el modelo MSSP-OLG

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