Parálisis legislativa: entre enero y julio se han aprobado la ley de amnistía y la ley de enseñanzas artísticas
La actividad legislativa en España brilla por su ausencia ante la dificultad para armar las mayorías parlamentarias necesarias y la presión electoral de los últimos meses. Pese a haber entrado en el Congreso decenas de leyes -entre proyectos y proposiciones-, en lo que va de año se han aprobado únicamente dos, la de amnistía y la de enseñanzas artísticas, ambas en mayo.
En general, el volumen de leyes orgánicas y ordinarias aprobadas en el Congreso durante el Gobierno de Pedro Sánchez ha sido un 30% inferior al del anterior Ejecutivo, con Mariano Rajoy al frente. Obviando el 2018, año marcado por las dos presidencias de Pedro Sánchez, entre 2012 y 2017 se aprobaron un total de 184 leyes, frente a las 128 sacadas adelante entre 2019 y 2024.
La debilidad parlamentaria del Gobierno está siendo especialmente notable este año, con el fracaso de la ley contra el proxenetismo planteada por el PSOE y la retirada ‘in extremis’ de la ley de suelo -impulsada por el propio Ejecutivo- ante la previsible derrota apenas 48 horas después.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha optado en numerosas ocasiones por la fórmula del real decreto ley para sacar adelante sus iniciativas. Permite al Gobierno ponerlas en marcha urgentemente y con rango de ley vía Consejo de Ministros, aunque debe ser convalidada en 30 días por el Parlamento. Y también con ella ha cosechado derrotas parlamentarias.
Ya en 2019 el Congreso derogó el real decreto ley impulsado por el entonces ministro de Fomento, José Luis Ábalos, de medidas urgentes en materia de vivienda. El 10 de enero de 2024 Podemos tumbó el real decreto ley que incluía la reforma del subsidio por desempleo. Tuvo que diseñarse un nuevo texto que finalmente fue convalidado en junio.
No es casualidad que los primeros paquetes de medidas de la nueva legislatura del Gobierno de coalición de PSOE y Sumar se tramitaran a través de tres reales decretos, dos de los cuales fueron aprobados in extremis tras los pactos de última hora con Junts. Sánchez ha gobernado por decreto desde su llegada al Ejecutivo, primero con la excusa de las urgencias de la pandemia, pero luego para eludir el control y el debate parlamentario de forma sistemática.
Sánchez es el único presidente del Gobierno que ha aprobado más decretos que leyes. El 54% de las iniciativas legislativas aprobadas desde verano de 2018 son imposiciones del Ejecutivo del PSOE. El balance de la labor del Congreso de los Diputados es desolador, ya que desde que el PSOE llegara a La Moncloa en verano de 2018, apenas el 45% de las 267 iniciativas legislativas se han aprobado mediante debate ordinario
La Constitución Española establece que los decretos leyes se utilizarán «en caso de extraordinaria y urgente necesidad», por lo que están reservados para situaciones excepcionales y no para evitar tener que explicar en el Parlamento su labor legislativa. En estos decretos los grupos no pueden incluir enmiendas en la tramitación -o se aprueba todo o nada-y no pasa por los órganos consultivos como el Consejo General del Poder Judicial, el Consejo de Estado o el Consejo Económico y Social. Es decir, no solo se minimiza la labor del Congreso, sino que también la del resto de organismos fiscalizadores.
ANTECEDENTES
Cada Ejecutivo ha tenido sus circunstancias históricas con Suárez y Calvo Sotelo moldeando la Transición; González modernizando las estructuras políticas y económicas; Aznar entrando en el siglo XXI; y Zapatero y Rajoy intentando solventar la crisis del 2008, pero todos han mantenido el común denominador: el respeto al Parlamento y la voluntad de sacar adelante leyes discutidas en el Congreso. Todos, excepto Sánchez, que supera en 17 puntos el porcentaje de decretos de Rajoy, el segundo que más ha utilizado esta fórmula.
Al terminar la XIV Legislatura, Sánchez se convirtió en el presidente con mayor número de decretos leyes aprobados desde que existen registros en democracia a partir de 1977, un total de 138 hasta que en marzo del año pasado se convocaron las elecciones generales (ahora ya llega a los 145). Con ello superó al binomio de Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo -gobernaron en la I Legislatura- que dictaron 136 decretos con la salvedad de que sacaron adelante 324 leyes y un porcentaje de decretos de solo el 29%.
Suárez y Calvo Sotelo gobernaron un total de seis años y medio (de mediados del 76 a finales del 82) y el actual presidente de Gobierno lleva apenas cinco años y medio. Es así como el actual inquilino de Moncloa ostenta el triple récord: es el que más decretos ha dictado, el que tiene mayor porcentaje sobre el total de iniciativas legislativas sacadas adelante y el que lo ha hecho en el menor tiempo. Sánchez es además el presidente que menos leyes ha logrado aprobar.
En el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se aprobaron 373 iniciativas legislativas de las que 107 fueron decretos (el 28%) y 255 fueron leyes o leyes orgánicas (el 68%); Aznar aprobó 466 iniciativas, dentro de las que 127 (28%) fueron decretos y 325 (el 70%) fueron leyes; y Felipe González aprobó 693 iniciativas legislativas -el máximo histórico- de las que 130 fueron por decreto (un mínimo 19%) y 517 fueron leyes o leyes orgánicas (un 75% del total).
Y la comparación con su antecesor, Mariano Rajoy, tampoco deja bien parado a Sánchez. Lo paradójico es que en su época de aspirante a La Moncloa Sánchez criticó duramente a Rajoy por abusar de esta fórmula legislativa, algo que en sus palabras menosprecia al Parlamento. «Propongo dar al Parlamento la centralidad que merece y limitar el recurso del decreto ley a circunstancias indicadas», se comprometió en 2015 en un foro organizado por el diario El Mundo. Ocho años después, lejos de limitar esta fórmula, se ha convertido en el presidente que más la ha utilizado en toda la historia de la democracia.
Durante el mandato del ex líder del Partido Popular (PP) se aprobaron 288 iniciativas legislativas, de las que 107 fueron reales decretos (el 37% del total) y 168 mediante leyes o leyes orgánicas (el 58%) frente al 54% y 45%, respectivamente del actual presidente de Gobierno. El popular gobernó seis años y medio (desde 2012 hasta mediados de 2018), un año más que Sánchez.
En cinco años y medio de Gobierno de Pedro Sánchez se han sacado adelante mediante decreto normativas tan importantes como las ayudas aprobadas para la pandemia, los estados de alarma o las ayudas por la invasión rusa a Ucrania y sus sucesivas prórrogas. En el año 2022, pese a tener dos elecciones de por medio y las limitaciones lógicas del cierre del Congreso, se impulsaron ocho decretos ley.
Los últimos se aprobaron con la batería de medidas incluidas en tres decretos ómnibus, de los que dos salieron adelante agónicamente y solo gracias al apoyo de última hora de Junts y otro fue rechazado por Podemos. Esto ha llevado a algunas voces dentro del propio PSOE a pedir un mayor control en el uso de los decretos, pero no para buscar una mayor participación del Congreso, sino para garantizar la supervivencia parlamentaria.
En cualquier caso, desde la oposición piden periódicamente limitar esta herramienta parlamentaria. Hace un año ya apuntaron a una usurpación de los poderes del Congreso y a una anulación del debate. En el PP advirtieron que lo normal es que las leyes se discutan en la cámara correspondiente y que su cometido no se limite solamente a convalidar decretos leyes del Gobierno de turno. Incluso han llegado a recurrir ante la Junta Electoral Central (JEC), aunque sin éxito.
En todo caso, la mayoría de los reales decretos que ha aprobado el Gobierno de Pedro Sánchez, garantizándose su entrada en vigor, luego han sido ratificados en el Congreso. Algunos de gran calado, como la reforma laboral o la segunda parte de la reforma de las pensiones. Y en ocasiones, a cambio de convertirlos en proyectos de ley para permitir la introducción de enmiendas a otras formaciones políticas.
La necesidad de impulsar una agenda de reformas en favor de la competitividad y el crecimiento contrasta con el entorno político de fragmentación y polarización” y “la incapacidad de aunar los consensos necesarios está constituyendo una importarte rémora para la aprobación de reformas estructurales y la consolidación fiscal. Esto afecta a la confianza y la inversión y, por tanto, a la sostenibilidad del crecimiento actual en el medio plazo.
Fuentes:
Interesará: Sánchez saca dos reformas y deja otras 10 en el tintero en el primer año de legislatura
https://www.eleconomista.es/economia/noticias/12916098/07/24/sanchez-saca-dos-reformas-y-deja-otras-10-en-el-tintero-en-el-primer-ano-de-legislatura.html