EL FIN DEL MODELO CONTRIBUTIVO DE PENSIONES ¿SIRVE DE ALGO COTIZAR?

Hay muchos puntos intermedios entre sistema de pensiones contributivo puro con una relación absoluta entre lo aportado y lo cobrado y el modelo asistencial puro en el que cobran todos lo mismo independientemente de lo cotizado y además, no hay ningún país en uno de los dos extremos. Puede haber buenos argumentos y críticas relevantes a favor y en contra de las dos opciones:

 

El modelo contributivo o bismarckiano (Francia, Alemania, Austria, Suiza, Grecia, Suecia, y en parte España e Italia,…) suele ser menos sostenible pues depende fundamentalmente de la demografía y necesita un reemplazo generacional constante. Además, puede considerarse menos solidario intrageneracionalmente pues como las pensiones dependen de lo aportado, puede haber muchas personas que no han generado apenas derecho a nada porque no tuvieron una carrera laboral convencional (interrupciones, mercado negro, etc.). Sin embargo, genera un fuerte sentimiento de legitimidad pues el lema del “tanto aportas, tanto recibes”, suena a retribución justa y recompensa lo generado durante muchos años de esfuerzo. Por eso a menudo se utiliza la expresión del “salario diferido”

 

El modelo asistencial o Beveridge (Reino Unido, Dinamarca, Países Nórdicos y en parte España e Italia, …) tiene a su favor que suele ser más sostenible y deja más margen para el ahorro privado. Pero la pensión se percibe como lo que es en realidad: un subsidio. En contra de lo que pudiera pensarse, algunas de las socialdemocracias nórdicas más envidiadas son las que más han avanzado en esta dirección y con muy buenos resultados. Por ejemplo en Dinamarca la pensión es una prestación universal no asociada a contribución alguna y que se determina como el resto de los subsidios del Presupuesto anual. Sería más parecido a una renta básica universal garantizada a los mayores que a una pensión como aquí la entendemos, aunque su cuantía es baja y así se anima a todos los trabajadores a ahorrar en su bolsa privada y a hacerlo cuanto antes. Pero si todos los trabajadores tienen igual pensión tanto si cotiza mucho como si no… puede que deje de hacerlo y empiece a cobrar en negro, o pida retribuciones en especie, etc

 

 

En realidad nuestro sistema de pensiones sigue siendo bismarckiano pero cada vez se acerca más al modelo asistencial (pensiones no contributivas, complementos a mínimos,…) y lo que ha hecho José Luis Escrivá con la colaboración de Podemos y de los sindicatos es dar el mayor golpe que recordamos al modelo contributivo, reduciendo los lemas de “salario diferido” y el “tanto cotizas, tanto cobras”. A partir de ahora, los españoles saben que una parte creciente de sus cotizaciones no se reflejarán en su pensión, es decir, pagarán más para no generar una pensión más elevada.

 

Esto es muy peligroso por lo obvio (encarece el coste salarial y, por lo tanto, el empleo y la competitividad), pero también porque esos mismos sueldos altos y trabajadores de alta cualificación a los que les estamos cargando la reforma son los que ya sostienen nuestras finanzas públicas con el IRPF y el IVA (pues consumen más al tener más renta disponible para ello).

 

Lo cierto es que hoy cotizar sirve menos que ayer; y dentro de diez años servirá de mucho menos todavía y casi lo único que salva al esquema bismarckiano es la legitimidad y el incentivo del derecho generado.

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