Sostener las pensiones en un mundo con cada vez más mayores es clave
El envejecimiento de la población obliga a retrasar la edad de jubilarse
El mercado laboral, sin embargo, expulsa a los trabajadores de más edad
Retrasar la jubilación no será suficiente para equilibrar el sistema de pensiones si la población está envejecida. Es una de las advertencias lanzadas por el último informe de la OCDE sobre pensiones públicas y apela, entre otros países, a España, donde el rechazo del mercado laboral a los trabajadores de más edad y las jubilaciones anticipadas, en muchas ocasiones de manera forzosa, ponen la puntilla.
Las proyecciones de la OCDE apuntan a que el peso de los mayores de 65 años en el conjunto de los países miembros pasará del 18% de 2022 al 27% en 2050. Es decir, la tercera edad irá adquiriendo más peso en el conjunto de población total. Aumentar paulatinamente la edad para jubilarse no será suficiente, según los economistas, para sustentar las pensiones de ese grupo. ¿Entonces? Buscar formar de incentivar el retraso de la jubilación no es la única salida
.
En España, tras la reforma de las pensiones culminada este año, la edad se mantiene en los 65 años si se han cotizado al menos 38,5 años y en caso contrario se eleva paulatinamente hasta los 67 años, pero otros países cuentan con mecanismos de ajuste en función del aumento de la esperanza de vida, como Dinamarca, Italia, Países Bajos o Suecia, que la retrasarán a los 70 años o más. Sin embargo, detrás de estos datos hay cuestiones que matizan la edad de jubilación.
En realidad, la edad efectiva de jubilación se da varios años antes por mecanismos como las prejubilaciones, en ocasiones por oficios considerados de riesgo, en otras de manera involuntaria o voluntaria pero reduciendo la cuantía de la pensión. Así, la edad efectiva de jubilación en España estaba en 2022 en los 62 años para los hombres, por debajo de la media en la OCDE (64,4 años) e incluso de la de Italia (63 años). Entre los pocos países en los que es inferior aparecen Bélgica (61,1) y Francia (60,7).
El escenario tiene pocas salidas y un grave problema estructural. El estudio marca como necesario aumentar la tasa de empleo (porcentaje de personas que trabajan respecto al total del grupo) de la población de 55 a 64 años para compensar los efectos del envejecimiento demográfico que, además, hace menguar la mano de obra en el grupo de 25 a 55 años. Sin embargo, este grupo de edad es especialmente maltratado por un mercado de trabajo que cuando no les expulsa, les ofrece trabajos precarios por desconfianza sobre su productividad.
En el segundo trimestre de este año, la tasa de empleo de los mayores de 55 años alcanzó un nivel récord del 64% (casi ocho puntos porcentuales en los últimos dos años) pero sigue siendo muy inferior a la de la población de entre 25 y 54 años, que superó el 82%. Por países, España se sitúa muy por debajo de la media, con la tasa de empleo de los mayores de 55 años en el 57,7%, aunque el dato de Francia es aún más bajo, en el 56,9%. El contraste Alemania, donde los trabajadores de este grupo de edad firman una tasa de empleo el 73,3%, o Japón, con el 78,1%.
La discriminación por edad sigue siendo común a pesar de que está prohibido por la legislación en prácticamente todos los países de la OCDE” y se propone girar el enfoque a uno más inclusivo que tenga en cuenta la salud (tener plan b para los trabajadores en empleo de riesgo), la formación (políticas de reciclaje de empleados y adaptación de habilidades a las nuevas realidades) para incluir a los trabajadores más mayores entre los candidatos a empleos de calidad que les permitan alargar sus carreras profesionales y, además, ayudar a sostener los sistemas de pensiones.
Fuente: El Economista