En el conjunto del mercado laboral, el absentismo se sitúa en el 6,5%, lo que supone que 1,4 millones de trabajadores no acuden ningún día a su puesto
La lucha contra el absentismo se ha convertido en uno de los caballos de batalla de la Seguridad Social para la presente legislatura. Por el momento, el Gobierno negocia con los agentes sociales un nuevo convenio con las mutuas de accidentes de trabajo colaboradoras del sector público para dar más protagonismo a estas entidades en la gestión de los procesos de incapacidad temporal, especialmente aquellos que tienen que ver con patologías de carácter traumatológico.
Al margen de lo que implica en términos presupuestarios, donde la incapacidad temporal supone ya la segunda de gasto más importante del sistema, más de 14.000 millones de euros -el doble que antes de la pandemia-, las cifras de seguimiento que arrojan los servicios de estudio de las principales compañías de recursos humanos dan cuenta de la paulatina petrificación del problema tras haberse superado ya los peores momentos de la crisis sanitaria iniciada hace cuatro años y también sus efectos colaterales.
Según datos del ‘Informe de absentismo del cuarto trimestre de 2023’ de Randstad, el nivel de el nivel de ausencias a los puestos de trabajo se situó en el 6,5% de las horas pactadas en el cuarto trimestre de 2023, lo que representa cinco décimas más frente al trimestre previo, En el caso del absentismo por incapacidad temporal (IT), la tasa en el cuarto trimestre del año pasado fue del 5%, cuatro décimas superior al cierre de 2022, según datos del INE recogidos por Randstad.
Estos niveles de absentismo suponen que 1,4 millones de personas no acudieron a su puesto de trabajo de promedio diario en el último trimestre de 2023, de las cuales un total de 1,07 se encontraban de baja médica. Es decir, que unas 325.000 personas se ausentaron cada día de su puesto de trabajo sin justificación alguna, un 23,2% del total de personas que no fueron a trabajar.