1 DE MAYO: ¿SÓLO CONMEMORACIÓN Y FIESTA DE ESTAFADORES CAMUFLADOS?

 

No es fiesta si no hay memoria,

ni futuro sin dignidad

 

Cada 1 de mayo se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores en homenaje a los mártires de Chicago, quienes ofrecieron su vida en 1886 por una jornada laboral de ocho horas. Sin embargo, esta fecha no debe reducirse a un acto conmemorativo o festivo: debería ser una jornada de conciencia social y de reafirmación de los derechos conquistados. Hoy más que nunca, el espíritu de aquel mayo obrero debe reavivarse en una España que aún convive con tasas alarmantes de precariedad, paro estructural y brechas sociales.

 

Lejos de estar superada, la reivindicación del 1 de mayo adquiere una renovada vigencia en un contexto en el que la temporalidad sigue siendo estructural, especialmente en el sector servicios y la juventud encadena contratos basura. La reforma laboral ha logrado reducir en parte la temporalidad, pero sin haber erradicado la inestabilidad ni el fenómeno del trabajador pobre, que es hoy una realidad tan hiriente como silenciada.

 

El desempleo de larga duración y la insuficiente cualificación en determinados sectores se combinan con una infradotación crónica de políticas activas de empleo y una ejecución deficiente de los fondos europeos. Mientras tanto, la Inspección de Trabajo continúa debilitada por la falta de personal y medios, lo que impide perseguir eficazmente el fraude, los abusos y los incumplimientos empresariales.

 

Además, la precariedad golpea con especial crudeza a colectivos vulnerables como las mujeres, las personas mayores de 55 años y la población inmigrante, quienes a menudo enfrentan múltiples formas de discriminación y explotación. La brecha salarial de género persiste, el techo de cristal se consolida y la conciliación sigue recayendo casi exclusivamente sobre las mujeres, que sufren además una mayor parcialidad involuntaria.

 

El trabajo digno es la columna vertebral de cualquier sociedad justa. La Constitución Española de 1978, en su artículo 35, reconoce el derecho al trabajo y a una remuneración suficiente. Pero este derecho ha de dejar de ser un enunciado formal para convertirse en una realidad sustantiva. Todo lo que hoy disfrutamos fue alguna vez una utopía conquistada.

 

Con su melena rubia impecable y camisa azul, que dejaba al descubierto su ombligo, Yolanda Díaz se ha paseado por la manifestación del Primero de Mayo. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo completó el look con una gabardina clara, vaqueros desteñidos y unas zapatillas Adidas.

 

Antes la manifestación del primero de mayo era de trabajadores, pero los últimos años no se ve a ningún trabajador, solamente a sindicalistas liberados y políticos que son los que precisamente viven del sudor y esfuerzo de los trabajadores….

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