UNA REFORMA DE LAS PENSIONES DE CORTO RECORRIDO E INEFICAZ “SIN PRODUCTIVIDAD NO HAY PENSIONES”

“ECUACIÓN BÁSICA DE LAS PENSIONES”

(simplificamos en aras de su mejor comprensión):

GASTOS = Número de pensionistas x Pensión media

INGRESOS = Número de trabajadores x Salario medio x % Tipo de cotización

 

 

Los problemas de sostenibilidad del Estado del Bienestar español son muy importantes. Nuestro país ha salido de la pandemia y del inicio de la crisis de Ucrania con una deuda cercana al 115 del PIB, y un déficit público que llevará ya más de una década y media de forma casi permanente por encima del 3% que marca Bruselas.

 

La partida de pensiones se trata de la más abultada, con mucha diferencia, de nuestro presupuesto público. Por todo ello, no se puede resolver el problema a partir de solo un elemento de la ecuación. Reformar el sistema de pensiones sin tocar los otros puntos se traduce en un ejercicio un tanto estéril. Puede proponerse un paquete de propuestas muy útiles a corto y medio plazo, pero que pierden buena parte de su eficacia si no se acometen todos los factores de forma conjunta. Es decir, ninguna reforma del sistema de pensiones tendrá éxito si no forma parte de un proceso más ambicioso de transformación que tenga como objetivo poner las bases de una economía con una elevada productividad y un sistema educativo a la altura de los mejores del mundo.

 

Todos aquellos que defiendan el actual modelo de reparto de la Seguridad Social han de hacerlo a partir del reconocimiento de un hecho obvio: las pensiones de los españoles no se pagan con su ahorro o con lo que han acumulado a lo largo de su vida laboral, sino con las cotizaciones que abonan, cada mes, los trabajadores activos del presente. Por lo tanto, para mantener en pie el sistema, el primer paso consiste en incrementar el número de trabajadores y los sueldos que estos reciben. Y eso se consigue con una economía moderna y competitiva, atractiva para la inversión, que genere innovación y avances tecnológicos, y que pueda competir con los países más avanzados del mundo.

 

Una reforma basada casi exclusivamente en el incremento de las cotizaciones

La reforma recién aprobada de las pensiones conlleva tres subidas de las cotizaciones: el destope de las cotizaciones máximas, la cotización de solidaridad para los salarios más altos y un incremento progresivo de todas las cotizaciones para nutrir el Fondo de Reserva de la SS (el MEI) para hacer frente al incremento de costes de las jubilaciones de los babyboomers

 

Pero una subida de las cotizaciones sociales generará un impacto inmediato en la competitividad de nuestras empresas: o se disparan los costes (con los mismos sueldos, los empresarios soportan un coste laboral muy superior), o se hunden los salarios (los empresarios trasladan la subida de las cotizaciones a los trabajadores). Probablemente, sucederá una mezcla de ambos.

 

El resultado final de esa pérdida de competitividad se traducirá en la destrucción de empleo y un daño a nuestro tejido productivo. Las cotizaciones en España ya están en un nivel bastante elevado y no es prudente cargar a nuestras empresas y trabajadores con un coste extra

 

De nuevo, una solución de corto recorrido, poco eficaz e injusta. Por una parte, producirá un daño enorme a la capacidad de atracción de talento de nuestras empresas. Hablamos mucho de la nueva economía y la innovación o la tecnología. Destopar las cotizaciones supondrá asestar un golpe letal precisamente a esos campos, en los que se compite a nivel global por atraer (y pagar) a los mejores. Pero, además, destopar las cotizaciones implicará que el sistema deje de ser contributivo (tanto aportas ahora, tanto cobrarás en el futuro) para pasar a convertirse en muchos casos en asistencial o semiasistencial pues para millones de trabajadores, la relación entre lo que aportan y lo que reciben sufrirá un recorte sin precedentes. Estos trabajadores optarán por dejar de cotizar (cobrar en especie, trabajar menos, autónomos…), o irse del país, a una jurisdicción en la que el esfuerzo y el talento no se vean tan castigados

 

La reforma necesaria: productividad, competitividad y salarios

De todas las alternativas para reducir el déficit de la Seguridad Social, la mejora de la productividad pasa por la menos conflictiva. No depara perdedores. No hay contras, solo pros. No se identifica ni con derechas ni con izquierdas. Todos los implicados quieren conseguirla. Aquí el debate no reside en si la medida sería deseable o no, aquí el debate gira en torno a cómo conseguirla.

 

El principio económico es sencillo y, en esto, casi todos los expertos están de acuerdo: el crecimiento económico, la mejora de los beneficios empresariales, la creación de empleo y la subida de los salarios dependen, en el largo plazo, de la productividad. Los países más ricos del mundo son aquellos capaces de generar más valor añadido y de emplear de forma más eficiente el capital invertido, los recursos humanos y la tecnología a su disposición.

 

Para la Seguridad Social y para el Ministerio de Hacienda, también significaría una gran noticia: esa mejoría en la productividad se traduciría en salarios más elevados, lo que llevaría a un aumento de la recaudación (incluso sin subir los tipos), tanto por impuestos directos como por cotizaciones. Eso sí, el debate fiscal resulta casi tan complicado como el de las pensiones

 

Dicho esto, debemos hacer al menos dos apuntes importantes:

 

  1. En teoría, todos los países querrían gozar de una economía más productiva; pero luego, en la práctica, aparecen las dificultades, porque aquí entran cuestiones ideológicas que enmarañan el debate. Todos los aspectos (muchos) que influyen en la productividad de una economía se hallan sujetos a un debate complejo y con muchas aristas. Por esta razón, incluso aunque todos estemos de acuerdo en el objetivo, resulta tan complicado, también aquí, llegar a un acuerdo.

 

  1. Hay que recordar que la competitividad de nuestras empresas también tiene relación con el sistema de la Seguridad Social porque las cotizaciones sociales se tratan de uno de los principales costes a los que han de enfrentarse las empresas. En España se habla mucho de “atraer talento” y de evitar una “fuga de cerebros” pero hay pocos elementos más dañinos para el atractivo de nuestro país como el hecho de que los trabajadores de nivel formativo medio-alto sientan que sus cotizaciones van a parar a un agujero negro del que ellos no obtendrán nada.

 

En definitiva, y como no podría ser de otra forma en un sistema de reparto de las pensiones públicas, para mantener su suficiencia, equidad, contributividad y sostenibilidad financiera es condición imprescindible impulsar la competitividad empresarial a través de un incremento sustancial de la productividad

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