Sánchez está incumpliendo una de las funciones básicas de su cargo de cumplir con la tarea de comunicarse con sus ciudadanos ante cuestiones relevantes. En los últimos días, todo apuntaría a que realmente los españoles no tenemos quien nos presida.
En relación con lo acontecido en el exterior no ha tenido a bien manifestar nada sobre el escandaloso pucherazo electoral perpetrado por Maduro ni por la posterior represión que están sufriendo los venezolanos. Tampoco ha tenido a bien tranquilizar o alertar a los españoles por la llamativa expansión de la viruela del mono en África, siendo como somos el país europeo más próximo al citado continente.
Tampoco en nuestro propio país se sabe nada del acuerdo con los soberanistas catalanes de ERC y su independencia fiscal, a costa del resto de España, Hace unos días hemos asistido atónitos a la entrada, paseo, asistencia a una concentración pública, y salida de España de un conocido prófugo de la Justicia no hemos conocido ninguna declaración al respecto del presidente de nuestro Gobierno
También se conoce una explicación sobre su querella contra el juez que instruye la causa sobre su mujer ni tampoco sobre el informe apócrifo de la Agencia Tributaria ante el requerimiento de la jueza de Badajoz, que instruye el caso de su hermano.
A primeros de este mes supimos que en julio había descendido el número de afiliados a la Seguridad Social lo que parece no casar con el cohete de la economía española.
Parece que simplemente sucede que hay temas que le incomodan y ante la incomodidad prefiere ponerse de perfil lo que es lo propio de alguien que se considera a sí mismo el dueño del cortijo y solo se comunica con sus siervos cuando quiere y para lo que quiere. Pero las democracias no debieran funcionar así y caminamos peligrosamente hacia un modelo de democracia caribeña.
