Si a esto sumamos los empleados públicos, dos pagas extras de los dos colectivos nos darían 50.000 millones
No tengan ninguna duda de que cuando vengan mal dadas, y vendrán, y los pensionistas van a ser los grandes paganos de la situación.
En Francia el ex primer ministro Bayrou propuso para la de reducción de gasto en 44.000 millones apuntó a que había que bajar las Prestaciones Sociales, las pensiones en román paladino.
En Alemania Friedrich Merz ya ha declarado que el país no puede pagar su actual estado del Bienestar y que habrá que realizar ajustes de gastos y, como no, la palabra mágica es… pensiones, que habrá que ajustarlas.
En Francia descontando todas las prestaciones sociales, la Sanidad, la Educación, la Seguridad Pública (Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Justicia y Prisiones), Defensa, Vivienda e Infraestructuras (Carreteras, trenes, aeropuertos y puertos), le sobraran 360.178 millones que podríamos denominar gasto político. En Alemania resulta que su gasto político suma 100.000 millones más que los franceses y se va a 460.624 millones
El caso de España es especialmente sangrante. Tenemos más de 13.000 entes públicos, muchos de ellos opacos y sin función clara. Tenemos ministerios cuya utilidad es más ideológica que práctica. Y todo eso lo pagamos a base de deuda, que algún día habrá que devolver. En España ese gasto político asciende a 164.589 millones (con los datos de 2023, sacados de la Contabilidad Nacional realizada por Conceptos Funcionales del Gasto (COFOG).
Al parecer ningún político propone, que sean los compromisos políticos los que sirvan para bajar el gasto.
Lo cierto es que. Por motivos de poder, nadie se atreve a ir en contra de los compromisos históricos que obligan a dedicar miles de millones a subvenciones internacionales y nacionales y a pagar estructuras que quizás anteriormente fueron necesarias, pero que, en un mundo moderno, no tienen sentido y además tienen colocados a muchos miembros de los partidos y a muchos compromisos personales después de años de uso y abuso de las finanzas públicas.
El Estado del Bienestar tal y como lo conocemos está agotado. O lo transformamos en una verdadera Economía del bienestar, centrada en los ciudadanos y no en los políticos, o acabaremos pagando la factura más cara, la ruptura social.
En España sufrimos mucho en la crisis financiera de 2008 a 2013 y todos se dedicaron a ajustar un gasto social y no un gasto político. Zapatero congeló las pensiones, bajo los salarios públicos y suprimió el cheque bebe y Rajoy bajó la Sanidad y la Educación y suspendió la revalorización de las pensiones con el IPC,
Ciñéndonos a las pensiones, el gasto social más abultado. A cierre de septiembre de 2024, llevábamos pagados 127.436 millones y este año hemos llegado a 135.403 millones, lo que supone un incremento del 6,3 % y 7.967 millones más que hace un año. En valores absolutos seguimos creciendo y ya estamos en 13.638 millones al mes
La tentación de eliminar una paga extra supone 13.700 millones de ahorro, dos pagas extras 27.400 millones y si a esto sumamos los empleados públicos, las dos pagas extras ttales nos darían 50.000 millones.
Muchas veces, los políticos como Zapatero o Rajoy ya nos hicieron sufrir, sin que las estructuras del país sufriesen
Si volvemos a tener problemas, no hay duda alguna que volveremos a sufrir los mismos pero no ellos con sus gastos sin freno ni transparencia
