PEDRO SÁNCHEZ TAPONA LAS OCURRENCIAS DE UNA YOLANDA DÍAZ QUE NO SABE SUMAR NI CON LOS DEDOS

Pedro Sánchez encarga al ministro de Economía que asegure la paz social con los empresarios

En España la paz social ha sido enarbolada históricamente como un principio básico de la convivencia democrática pero de un tiempo a esta parte languidece bajo el clima de confrontación promovido.

Quizá por un exceso de confianza fundamentado en la superficialidad de los datos coyunturales o, a lo peor, como consecuencia de una estrategia premeditada al servicio de intereses de partido, lo cierto es que las grandes cuestiones económicas han quedado supeditadas a los objetivos políticos como meros utensilios de agitación y propaganda.

 

Las relaciones laborales constituyen en la actualidad el mejor ejemplo de esa retórica oficial esgrimida en forma de arma arrojadiza para doblegar al adversario, incluyendo no solo a la oposición parlamentaria, sino principalmente a todos los agentes de la sociedad civil que actúan en un evidente conflicto de intereses con el ideario del Gobierno “progresista”.

 

 

LA REDUCCIÓN DE LA JORNADA LABORAL.

Es una propuesta extraída de la agenda política rubricada por el PSOE y sus socios de Sumar en el pacto de investidura de Pedro Sánchez. La vicepresidenta Yolanda Díaz, cansada de sufrir derrotas electorales con su atrabiliario proyecto de gobierno, ha decidido que la mejor defensa es un nuevo ataque a los empresarios y ha sacado de su ajuar programático una reforma normativa que no viene a cuento ni por razones económicas ni por imperativo comunitario.

 

La atonía de la productividad en España contraviene cualquier propósito de reducir las horas de trabajo y los burócratas de Bruselas están demasiado ocupados en definir un nuevo equilibrio de fuerzas en Europa como para preocuparse de zarandajas domésticas auspiciadas por políticos de salón instruidos en la revolución del proletariado.

 

ATAQUE A LA LÍNEA DE FLOTACIÓN DE LAS PYMES

Las empresas españolas se caracterizan por su muy reducida dimensión, y la gran mayoría de ellas pertenece al sector servicios. Según los datos del INE a 1 de enero de 2022 había en España más de 3.400.000 de empresas, pero de éstas casi 2 millones eran microempresas de autónomos que no tenían ningún empleado y además más de 900.000 tiene uno o dos empleados (el 26,4% del total). Las que tenían 20 o más empleados era el 4,y6% del total. Sumando ambos grupos el 83% de las empresas españolas solo logra tener dos o menos empleados y en total las pymes dan trabajo a de 8 millones de empleados y las grandes empresas en cambio solo dan trabajo a 5 millones de empleados. Es decir sôlo unas 5.300 de empresas (sobre casi 3,5 millones) emplean a más de 250 empleados y se consideran grandes empresas.

 

El recorte de la jornada supone un misil guiado contra la línea de flotación de las pequeñas y medianas empresas que afecta a casi nueve millones de asalariados repartidos en 4.500 mesas de convenio colectivo. Si se escala el impacto a todos aquellos trabajadores que no están sujetos a ningún convenio pero que tienen condiciones similares reguladas en sus contratos, el volumen de afectados alcanza los 13,5 millones de personas. El zarpazo horario supone un coste económico de 1.000 euros anuales por empleado de acuerdo con las cifras que maneja la patronal. Basta pues una sencilla multiplicación para comprender el tremendo daño que va a recibir el tejido industrial en todo el país, con especial incidencia en las actividades de hostelería, comercio y, por supuesto, el sector agrícola y ganadero.

 

Yolanda Díaz no ha podido elegir peor momento para reivindicar una medida de cara a la galería que coincide con un periodo récord de absentismo en España. Las últimas estadísticas señalan que todos los días del año faltan al trabajo un millón y medio de personas y curiosamente la mayor parte de las bajas se concentran en lunes o viernes. Para más inri, durante la presente temporada de verano los sectores del comercio y la hostelería han señalado la existencia de 140.000 ofertas de empleo vacantes, de las que 45.000 se consideran de irresoluble cobertura. Apurar en estas condiciones una disminución de jornada puede suponer la puntilla para muchos pequeños negocios, abocados al cierre anticipado de su horario diario o a echar la persiana durante todo el fin de semana que es cuando arrecia con mayor virulencia la suma de absentismo y vacantes laborales.

 

Los empresarios han puesto pies en pared y  no han tenido empacho en mostrar su desafección ante el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey: «Ustedes hagan lo que quieran pero no cuenten con nosotros porque en CEOE no estamos dispuestos a hacernos el harakiri para mayor gloria de su jefa», es el mensaje que trasladan desde el entorno de la cúpula patronal.

 

Yolanda Díaz ha tratado en vano de maquillar en las últimas horas su propuesta aunque sigue impulsando, erre que erre, un proyecto que no es más que el sueño personal e intransferible de una noche de verano.

 

Fuera del diálogo social la negociación está muerta y la remota posibilidad de acuerdo pasa por fijar un ‘calendario flexible’ con un horizonte a medio plazo que asegure la correcta adecuación de los nuevos ámbitos de jornada laboral con carácter sectorial y dentro del marco de la negociación colectiva, que para eso está.

 

REDUCCIÓN DE LA JORNADA LABORAL: GANAR TIEMPO PARA UNA VIDA BUENA

Sin embargo, hay quien defiende que la historia de los avances sociales nos enseña que se puede y se debe avanzar en derechos. Una parte del tejido productivo y empresarial ya está aplicando medidas de reducción de jornada. Ahora hay que generalizar la reducción de jornada, apoyando a las empresas con mayores dificultades objetivas en este avance. Se pueden adaptar los ritmos, pero el sentido del avance no es negociable: un mejor reparto de la renta generada mediante más tiempo libre y calidad de vida para la población. Se trata de avanzar hacia una sociedad que garantice una vida buena, que merezca ser vivida y que permita llegar a final de mes sin miedos.

 

La reducción de la jornada laboral no afecta negativamente a las empresas más productivas que ya ofrecen mejores condiciones laborales (según la EPA en 2023 ya había 1,3 millones de personas asalariadas en el sector privado con una jornada pactada de 37,5 horas o menos a la semana).  Paradójicamente, algunos de los sectores que más protestan por la rebaja de la jornada legal serán los más beneficiados en su actividad por el mayor tiempo libre disponible, donde una parte relevante se destinará a actividades en los sectores de hostelería, ocio, cultura, cuidado físico y personal, … Quienes más se quejan del aumento de sus costes laborales por rebajar la jornada no tienen en cuenta el retorno positivo a través de un aumento de la demanda que tendrá para su actividad.

 

Según datos de la EPA, 13 millones de personas se verán beneficiadas por la reducción de la jornada laboral: 2 millones a tiempo parcial verán aumentado su salario mensual y 11 millones a tiempo completo verán reducida su jornada, liberando una bolsa de 29 millones de horas de la semana (equivalente a unos 780 mil empleos a jornada completa) para otros usos y actividades. Como ya han constatado algunos estudios una reducción generalizada de la jornada laboral legal se traducirá en una creación adicional de empleo, que a su vez impulsará la demanda agregada y el PIB.

 

La reducción de la jornada no es excluyente de seguir impulsando políticas de revalorización salarial, buscando no solo acabar con la pobreza laboral, sino fomentar la transformación productiva de nuestra economía basada en mayor valor añadido y mejores salarios.

 

“SUMAR CON LOS DEDOS”

Los sindicatos han amenazado con movilizaciones en un otoño que se presume caliente pero lo último que le faltaba ahora a Pedro Sánchez es emprender una ‘guerra fría’ con los empresarios.  En este escenario los arrebatos de la ministra de Trabajo han dejado de ser inviables ocurrencias para convertirse en peligrosos anacronismos impulsados por un exacerbado don de la inoportunidad. Es por ello que el líder socialista ha enviado al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para que aplaque los ánimos encendidos de la CEOE y sobre todo Cepyme. El ministro ha sido habilitado también para frenar las ínfulas de la vicepresidenta muy a pesar del mayor rango que ésta disfruta teóricamente dentro del escalafón gubernamental. El salvoconducto oficial que ampara a Cuerpo para salir al quite está fundamentado en dos razones poderosas que están muy presentes dentro del PSOE: en Moncloa solo manda Pedro Sánchez y Yolanda Díaz ha sido por fin descubierta por todos y no parece que no es capaz de sumar ni con los dedos.

 

Fuente: The Objetive Sánchez se lanza Cuerpo a tierra…que viene Yolanda Díaz (theobjective.com)

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