LOS OCHO DÍAS EN LOS QUE ESPAÑA PERDIÓ LA CONFIANZA DE LOS INVERSORES

El apagón, el parón de los trenes y la consulta pública por la OPA del BBVA han mermado la confianza de las empresas

Los días que pasaron entre el apagón del lunes 28 de abril, la caída del servicio del AVE del domingo 4 de mayo y la inverosímil consulta pública la OPA del BBVA anunciada el lunes 5 de mayo han mermado considerablemente la confianza de los inversores extranjeros para hacer negocios en España. Algunos fondos califican esta sucesión de acontecimientos como uno de los episodios más nocivos que ha vivido la reputación de España y lo califican como un punto de inflexión que podría perjudicar gravemente los flujos de inversión hacia nuestro país en el medio y largo plazo. Expresan que todo ello ha socavado los cimientos de la estabilidad institucional española y enviado pésimas señales a las empresas españolas y extranjeras, dejando la sensación de que España ya no es un país con suministros fiables, que tiene una red ferroviaria que es menos segura y un Gobierno que no respeta las decisiones del máximo organismo de Competencia, como es la CNMC. Precisamente los pilares que seguían sosteniendo la confianza inversora.

 

Un cóctel sumamente peligroso que llega en momentos de incertidumbre internacional, con EEUU amenazando a todo el mundo con una guerra comercial sin cuartel y con las empresas buscando refugio en países que den seguridad jurídica. Además constantemente se amenaza con nuevos impuestos (al sector energético y bancario), aumenta el intervencionismo en empresas estratégicas ,como  Telefónica, y además se torpedean movimientos empresariales como la compra de Talgo. Consideran también que existe un progresivo aumento de los costes laborales para instalarse en España, con los sucesivos aumentos del salario mínimo y ahora la posible aprobación de la reducción de la jornada laboral.

 

Hasta la fecha, la inversión extranjera había logrado mantenerse gracias al tirón de las renovables, con bajos costes energéticos en comparación con el resto de países de nuestro entorno y a las buenas comunicaciones de los transportes, en especial las ferroviarias. Sin embargo, no hay que olvidar que la inversión extranjera neta que llegó a España en 2024 (la que excluye los proyectos de desinversión) cayó un 5% hasta los 22.757 millones de euros y todo gracias al tirón de Reino Unido, que representó la mitad de todo este montante.

 

Todo comenzó el lunes, 28 de mayo cuando en medio del Invest in Spain Summit convocado por el Ministerio de Economía y el ICEX precisamente para escenificar el gran momento de la inversión extranjera en España, unos 120 empresarios y directivos de 75 multinacionales de 25 países se quedaron a oscuras.  Tampoco funcionaron sus móviles, lo que generó una estampida y la casi automática cancelación del evento. Fue un bochorno absoluto.

 

La decepción de los inversores continuó al día siguiente, con el señalamiento que Pedro Sánchez hizo de las empresas energéticas a las que convocó a una reunión en la Moncloa para obtener respuestas. No parece demasiado conveniente culpar a compañías privadas (Endesa, Iberdrola, Edp, Naturgy y Acciona Energía) que han atraído a socios extranjeros y miles de millones de euros en inversión en renovables en el último lustro, y cuando hay muchos fondos que eligen precisamente España por su energía barata y por la seguridad de su suministro, algo que ya no es fiable tras el apagón del pasado lunes.

 

El colofón vendría el lunes 5 de mayo cuando Pedro Sánchez anunció una consulta pública inédita para que los ciudadanos dieran su opinión sobre la OPA del BBVA al Sabadell, una operación que el viernes anterior había autorizado la CNMC. Con este movimiento contaminado por intereses espurios de algunos de los socios de invessridura, se desautorizaba al regulador, se torpedea una operación privada y, de paso, desalientan que cualquier otro banco (u otra empresa) intente realizar algún tipo de movimiento en este sentido. Incluso esta consulta puede generar un gran daño para la seguridad jurídica de España. Todo un cóctel que aleja un poco el interés por invertir en España.

 

Pero lo peor es la imagen que se transmitió al mundo de que en España las cosas dejan de funcionar.

 

Fuente: Los ocho días en los que España perdió la confianza de los inversores

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