LOS EFECTOS SOBRE EL COSTE LABORAL (Y EL EMPLEO) DE LA SUBIDA DE LAS COTIZACIONES, DEL SMI Y DE REDUCCIÓN DE JORNADA

Estas medidas no hacen sino empeorar el gran problema estructural de la economía española

El sueldo bruto se incrementó un 4,7% y los costes no salariales más del 7% y los costes laborales subieron el año pasado un 5,4% impulsados por el alza de las cotizaciones

 

Los costes laborales aumentaron en 2023. Así lo indica la Encuesta Anual de Coste Laboral publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que apunta un aumento del 5,4%. Por un lado, sube el salario anual bruto por trabajador un 4,7%; sin embargo, lo que más impulsa el coste laboral son los costes no salariales, que subieron un 7,3% con las cotizaciones obligatorias a la Seguridad Social como protagonistas. Estas aumentaron un 7,25% en comparación con 2022.

 

Los sueldos y salarios y las cotizaciones a la Seguridad Social constituyeron, conjuntamente, el 97,4% del coste bruto, que supuso un total de 36.130 euros de media por trabajador en 2023. El salario anual bruto, por su parte, fue de 26.555 euros, lo que representó el 73,5% del coste y presentó el dato más elevado desde 2008, cuando comenzó el registro.

 

Con este incremento, más acusado que el de 2022 (4,1%), el coste laboral encadena tres años seguidos al alza después de la caída del 2,1% que se registró en 2020, primer año de la pandemia.

 

El coste por trabajador, sin embargo, varía según la actividad de la que se hable. Así, mientras en la hostelería el coste se situó en 22.101 euros por trabajador -con el salario medio más bajo, 16.014 euros-, en las empresas energéticas alcanzó los 83.073 -con el sueldo más elevado, de 63.076 euros-.

 

En cuanto a las distintas regiones españolas, los costes más elevados en 2023 se dieron en la Comunidad de Madrid (41.568 euros), País Vasco (41.424) y Navarra (38.955). Los más bajos estuvieron en Extremadura 28.233 euros), Canarias (30.143) y Murcia (31.472).

 

La economía española cuenta con un gran problema estructural en su seno, una ausencia importante de productividad total de los factores y, a partir de ésta, de competitividad, ya que somos menos eficientes, los costes son más elevados y logramos un menor valor de producción en relación al coste de los factores empleados.

 

Sin embargo, Yolanda Díaz insiste en que hay que reducir la jornada laboral y ahora quiere que el salario mínimo llegue al 60 % del salario medio español. Ambas medidas son un disparate económico, que sólo pueden generar destrucción de empleo y economía sumergida.

 

De hecho, hace unos meses, el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó sobre el impacto negativo que puede tener sobre el empleo tanto la subida del salario mínimo como la reducción de la jornada laboral sin que se reduzca el salario, ya que ello constituye una subida encubierta salarial, y, por tanto, un incremento de los costes laborales, que podría hacer disminuir la actividad económica.

 

Ya distintas instituciones advirtieron, en su día, de los perjuicios de ambas medidas, que pueden destruir empleo –o frenar su creación, en el mejor de los casos–.

 

El SMI se ha incrementado de manera mucho más importante que el IPC tanto de manera interanual –con la excepción de 2021 y 2022– como en el acumulado 2018-2022 y en el acumulado 2018-2023, año en el que llegó a a 1.080 euros mensuales en catorce pagas), situándose ahora en 1.134 euros mensuales, como ya hemos comentado en anteriores artículos.

Variación porcentual del SMI, IPC y salario medio

Variación porcentual del SMI, IPC y salario medio

Estimación de la destrucción de empleo con la disminución propuesta de la jornada laboral

Estimación de la destrucción de empleo con la disminución propuesta de la jornada laboral

 

La economía española cuenta con un gran problema estructural en su seno, que empeora con la subida del salario mínimo y la reducción de jornada: una ausencia importante de productividad total de los factores y, a partir de ésta, de competitividad, ya que somos menos eficientes, los costes son más elevados y logramos un menor valor de producción en relación al coste de los factores empleados. Lo mismo sucede si hablamos de la productividad del factor trabajo, donde el producto por hora de trabajo no es tan elevado como en la mayoría del resto de países.

 

Ambas medidas provocan que nuestra economía sea más sensible a las variaciones del ciclo económico, de manera que lidere la creación de empleo en los momentos de crecimiento y sea la economía que más empleos destruye en los momentos de caída económica..

 

El aumento de productividad y competitividad no se consigue con más rigidez en el mercado de trabajo, ni con subidas salariales inflacionistas. Se conseguirá con la aplicación de reformas profundas que dinamicen el mercado laboral, que ligue la evolución de los salarios a la de la productividad, para que no contribuyan al alza de precios. El Gobierno debería no interferir negativamente en el mercado de trabajo con medidas como la reducción de jornada y la subida del salario mínimo, que sólo harán empeorar más a la productividad y competitividad de lo que ya empeoran. Por tanto, bien harían en olvidarse de reducir la jornada y de seguir subiendo el SMI de la manera en la que lo hacen, porque lo único que conseguirán con eso es empobrecer a la economía y al empleo en el medio y largo plazo.

 

Fuente: El Debate José María Rotellar | Los efectos negativos del salario mínimo y la reducción de jornada sobre el empleo (eldebate.com)

 

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