El contexto mundial es incierto. Las sociedades y las economías están expuestas a diversas crisis económicas, sociales, políticas y ambientales que a menudo son imprevisibles. Los sistemas de Seguridad Social pueden absorber y atenuar las peores consecuencias de estas crisis e intentar reducir su frecuencia y su gravedad. Además, permiten a las sociedades recuperarse más rápidamente de los efectos negativos y prepararse mejor para eventos futuros.
Primer desafío: Envejecimiento de la población
La población de España está envejeciendo. El envejecimiento de la población alterará la demanda de prestaciones de la seguridad social y llevará a una reducción relativa de las cotizaciones y a un aumento del gasto social. Para garantizar la financiación pública cada vez más necesaria para solventar muchos programas contributivos de seguridad social, se deberán promover iniciativas de políticas que respalden el aumento de la productividad y mayores niveles de participación en el mercado laboral formal.
El envejecimiento de la población, sumado a las bajas tasas de crecimiento económico, los mercados laborales cada vez más precarios, los bajos niveles de crecimiento salarial y las restricciones presupuestarias, probablemente amplifique el riesgo de pobreza en la vejez En la Unión Europea (UE), la participación de los trabajadores mayores en el mercado laboral está aumentando. Esto tal vez se deba también a la necesidad de aumentar los derechos de pensión y lo facilitan los entornos de trabajo adaptados a las personas mayores y las posibilidades de jubilación escalonada y compatible con tipos de trabajo no “convencionales”.
Segundo desafío: Los mercados laborales y la economía digital
La economía digital emergente está transformando el mundo del trabajo. La aparición de plataformas digitales de trabajo, la inteligencia artificial, la creciente automatización de la producción, la informatización de los procesos de trabajo y la expansión del Internet de las cosas están transformando la economía.
Las nuevas oportunidades y riesgos plantean desafíos al marco jurídico de la Seguridad Social y ponen en duda el modelo de financiación basado en cotizaciones.
Es necesario mejorar el acceso de todos los trabajadores a la cobertura de la Seguridad Social y se deben flexibilizar los criterios para facilitar e incentivar la afiliación de los trabajadores independientes, autónomos y “atípicos” tipo TRADE y similares. La creación de regímenes de Seguridad Social paralelos para diferentes tipos de trabajadores podría tentar a los empleadores a reducir los costos modificando los contratos de trabajo para afiliar a los trabajadores a regímenes menos costosos y con niveles de protección más bajos. En este sentido, la categorización de las nuevas formas de trabajo como empleo estándar, como en Austria e Italia, pone de relieve que las respuestas legales pueden ayudar a controlar el aumento de las formas de trabajo atípicas y extender la Seguridad Social.
El Parlamento Europeo está discutiendo un proyecto de moción según la cual los robots autónomos más sofisticados se clasificarían como “personas electrónicas”. De acuerdo con el proyecto, se establecería un fondo vinculado con estos robots para cubrir sus responsabilidades legales y sus propietarios deberían abonar cotizaciones de seguridad social por ellos.
Una potente herramienta: La transición tecnológica
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) cumplen un rol estratégico en el despliegue de los programas de Seguridad Social en toda Europa, ya que permiten mejorar el desempeño y la calidad de los servicios de la administración de la Seguridad Social. Las TIC permiten la automatización de procesos específicos, por ejemplo, los portales web avanzados con sistemas de identidad digital y servicios al ciudadano personalizados, el gobierno electrónico (e-Government) y la coordinación interinstitucional, la tecnología Blockchain, las tecnologías de análisis de datos y de Big Data y la inteligencia artificial.
También las instituciones están utilizando tecnologías de análisis para combatir la evasión y el fraude, aunque la aplicación intensa de TIC emergentes no está exenta de riesgos. La estrategia básica consiste en centrarse en la persona asegurada como punto de partida para el diseño de los servicios y procesos de suministro de prestaciones. El objetivo es fomentar la participación y, en algunos casos, compartir el diseño de los servicios públicos con los ciudadanos.
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