Los contratos indefinidos ‘fantasma’ se disparan hasta los 3,7 millones tras la reforma laboral

La cifra aumenta en medio millón solo en el último mes

El 62% por ciento de los indefinidos firmados hasta octubre no creó empleo real

Los fijos dicontinuos ‘fantasma’ se disparan nueve veces más que el resto

En los diez primeros meses de 2022 la afiliación de trabajadores con contrato indefinido sumó 2,6 millones de trabajadores. Para ello hubo que firmar 5,95 millones de contratos, lo que supone que casi 3,7 millones de ellos, el 62%, se ‘esfumaron’ sin traducirse en nuevo empleo estable. Esta brecha, además, crecer con intensidad: se ha ampliado en medio millón solo en el último mes.

Aunque esta comparativa no deja de ser discutible, porque mezcla el cómputo de la afiliación media con la del registro de contratos, es la que utiliza el Ministerio de Trabajo para presumir de la calidad del empleo indefinido que ha creado su reforma.

Su argumento es que la tasa de ‘contratos en falso’ es mucho menor que en años anteriores. Y esto es cierto: en 2022 hace falta firmar 2,6 contratos para crear un empleo indefinido cuando hace un año era 4,7.

Sin embargo, este análisis omite que el número real de personas que firman un contrato fijo se ha disparado con la reforma, con lo cual la cifra de las que ven que su empleo no ‘cuaja’ es también mucho mayor: han aumentado un 181% respecto a 2021.

No son pocos los expertos que ven en esta evolución la consecuencia de que la reforma ha aumentado de la contratación indefinida se ha hecho sobre todo por la vía de suprimir los contratos eventuales por obra y servicio, pero sin complementarlo de otras medidas que fomenten el empleo estable en un país cuyas empresas dependen históricamente de la estacionalidad.

Un empleo en cuestión

El socio de Gómez, Acebo & Pombo Ignacio del Fraile, que ven una señal “inequívoca” de este desajuste en el auge de los despidos y las extinciones en periodo de prueba. Advierten además de que muchas empresas están frenan sus decisiones de contratación en un escenario de incertidumbre económica agravado por la rigidez introducida por la nueva norma. Algo que tendrá efectos en la próxima campaña Navideña.

Esta situación explica que el incuestionable récord de contratos indefinidos se apoye en un repunte de las modalidades de peor calidad en términos de salario y estabilidad, como es el caso de los fijos discontinuos. La contratación indefinida ordinaria a tiempo completo ha caído 30 puntos respecto a los datos de 2019.

Volviendo al cuestionado índice de calidad del empleo del Ejecutivo, para crear un empleo indefinido ordinario y a tiempo complejo, hace un año hubo que firmar 2,2. Para uno a tiempo parcial, se requirieron 2,6. Pero en el caso de los fijos discontinuos la proporción se sitúa en el 3,2. Dicho de otra forma, solo un tercio de estos contratos se tradujo en un incremento real del empleo.

Además, a la inversa de lo ocurrido con los otros dos tipos de contratos estables, la ratio ha empeorado respecto a la situación previa a la pandemia.En los diez primeros meses de 2021 era de 1,6, con 84.576 contratos en falso. Ahora la proporción es el doble, aunque el número de contratos en falso ha crecido en 1,3 millones, un 1.485% más.

En el caso de los indefinidos ordinarios y a tiempo parcial también se produce un incremento sustancial, y llegan a los 1,4 millones y los 924.000 respectivamente. Pero partían de magnitudes previas muy superiores y el crecimiento respecto a hace un año es solo del 73% y del 125%, respectivamente.

Sospechas fijas discontinuas

Estos resultados afectan a la percepción de la evolución real del contrato fijo discontinuo, cuyo peso en la contratación crece mes a mes, pero con un impacto en la creación de empleo real mucho más modesto de lo que sus cifras deberían arrojar y que queda por detrás del que han obtenido las otras modalidades de contratos indefinidos.

De hecho, la figura ha pasado de ser el contrato estrella de la reforma a una figura objeto de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, que ha hecho varias campañas, aunque con la legislación anterior, de 2012. De momento no se conocen los resultados de las indagaciones sobre el fraude detectado bajo la nueva norma.

Y eso que los datos del Gobierno tienen carácter acumulado, corresponden a los diez primeros meses del año. Esto ‘maquilla’ en cierta forma la volatilidad registrada por estos contratos. Si utilizamos su misma, y cuestionable metodología, pero la aplicamos en términos mensuales, vemos que su capacidad de crear empleo es muy irregular y varía mes a mes.

Esto se debe a que su diseño original está pensado para el sector turístico, con lo cual más que una puerta de entrada a la contratación indefinida y las ventajas asociadas en términos de salario y derechos generados por cotización, supone un sustituto para los empleos temporales que antes eran eventuales pero tenían un carácter recurrente.

Aunque las empresas no se sienten cómodas con la figura del fijo discontinuo. “No les gusta”, explica Del Fraile, que advierte de las numerosas dudas que despierta esta una figura que se utiliza como “comodín” entre varios puestos, algo que enlaza con la preocupación de Trabajo por controlar su uso.

Fuente: El Economista

Deja un comentario