LAS PENSIONES Y EL CESARISMO DE PEDRO SANCHEZ

El incomprendido ministro Escrivá cada semana se desgañita porque ve titulares que no sabe de dónde salen, y que siempre vienen a decir una misma cosa: la reforma de las pensiones traerá consigo la obligación de trabajar más años y conformarse con menos pensión de jubilación.

 

Ayer 15 de noviembre el Gobierno y los sindicatos (sin la patronal) pactaron el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) , es decir, cómo hacemos para que los pensionistas boomers no se lleven la terrible sorpresa al jubilarse de que su pensión es aún más baja que las de ahora porque son muchos más pensionistas de golpe. O también cómo le garantizamos a nuestros socios europeos que el sistema de pensiones español seguirá siendo válido aunque cada vez haya más jubilados, cada vez nazca aquí menos gente y se sigan actualizando las pensiones conforme al IPC aunque el IPC lo tengamos ahora mismo disparado: 5.4% en octubre

 

Llegado el día de hoy, ya sabemos que se intenta que definitivamente si habrá subida de cotizaciones en los próximos diez años. En definitiva un añadido a los ingresos del Estado y una mengua, por tanto, de los ingresos de empresas y trabajadores. El secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha celebrado este lunes haber conseguido un “éxito sindical indiscutible”, tras el acuerdo. Por su parte, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha celebrado que se envíe “al baúl de los recuerdos” la reforma de pensiones del Partido Popular de 2013.

16/112021: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reúne con los líderes de CCOO y UGT para celebrar el acuerdo en pensiones

En cualquier caso, choca (o no) escuchar a Pedro Sánchez arremeter sin piedad contra las políticas que aplicó el gobierno español en 2008, o sea, su hoy amigo del alma Rodríguez Zapatero, y que él mismo aplaudió como diputado recién llegado, pues lo que está queriendo decir es que al gobierno de entonces la desnortada Unión Europea le impuso sus aberrantes recetas neoliberales.

 

¿Y qué iba a hacer Zapatero, sino bajar la cabeza y tragárselas? ¿Qué iba a hacer, si el sistema financiero español se había revelado un agujero negro, la burbuja inmobiliaria había estallado, no encontrábamos quien quisiera financiarnos y éramos, con Grecia y Portugal, la mayor preocupación de Europa?

 

Es verdad, Zapatero llevaba ya cuatro años gobernando, pero lo importante, para Sánchez, es que aquellos recortes (congelación de pensiones, rebaja del sueldo de funcionarios, ampliación del cómputo de la pensión, retraso en la edad de jubilación, reforma laboral en contra de los sindicatos), todo aquello no fue cosa del PSOE sino de Bruselas.

 

Luego llegó Rajoy, subió los impuestos, y desvinculó las pensiones de la inflación porque le dio la gana, no porque se lo impusieran desde Bruselas. Queda claro el ejercicio de desmemoria democrática: a Zapatero le obliga Europa, Rajoy lo hace porque quiere y Sánchez es quien ha hecho ver a Europa que las crisis deben afrontarse con recetas socialdemócratas. Por eso él puede disponer ahora (o espera poder hacerlo) de los 140.000 millones de euros de los fondos Next Generation. Como si no estuvieran condicionados a lo de siempre: demostrarle a Europa que hacemos las reformas que, si no fuera por las crisis y por la necesidad de que nos apuntalen, nunca haríamos.

 

El caso de Pedro Sánchez es un cesarismo sin pudor con un ejercicio temerario de un poder personal, absoluto y eso no le produce vergüenza ni a él ni a los que le apoyan: es el silencio de los corderos. Pedro Sánchez es de los que piensan que salvo el poder, todo es ilusión.

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