LAS PENSIONES SON EL COLESTEROL DE NUESTRA SOCIEDAD

 

¿Cuánto nos cuesta la demagogia con las pensiones?

La realidad del sistema de pensiones ha mejorado. Lo que ha cambiado es fue la decisión política de intentar captar el voto de los pensionistas

 

El cambio de la fórmula para revalorizar las pensiones fue una de las medidas que tomó el gobierno de Rajoy para corregir el desorden de las cuentas públicas que había heredado de Zapatero. La misma tenía la virtud de tener en cuenta el déficit del sistema y establecía que la revalorización anual oscilaría entre un mínimo de 0,25% y un máximo equivalente a la variación del IPC más 0,5%.

La fórmula se aplicó cuatro años, desde 2014 hasta 2017, siendo el incremento 0,25% en todas las ocasiones. Pese a ese incremento contenido, la pensión media creció prácticamente un 2% cada año, lo que de todos modos era un alivio frente al aumento de más del 3% anual de los años previos a la introducción de esa fórmula.

 

En 2018, Pedro Sánchez entró a la Moncloa por la ventana y dejó sin efecto la fórmula; decidió incrementos de 1,6%, tanto para 2018 como para 2019. En los dos años siguientes, ya con José Luis Escrivá como ministro de la Seguridad Social, se fijaron aumentos de 0,9% («inflación prevista») para 2020 y 2021. A partir de ahí, con el voto favorable de todos los partidos políticos (excepto VOX), en el Pacto de Toledo se acordó aumentar las pensiones según la variación del IPC.  La realidad del sistema de pensiones no mejoró. Lo que cambió fue la decisión política de intentar captar el voto de los pensionistas, pagando incrementos insostenibles financiados con más impuestos y deuda pública. Casi todos los partidos optaron por ocultar la verdad (el sistema está quebrado) y ante el temor de ser presentados como enemigos de los pensionistas, respaldaron una decisión temeraria.

 

¿Cuánto nos está costando la demagogia con las pensiones? En otras palabras, ¿cuánto nos cuesta haber abolido la fórmula de revalorización de Rajoy? Hay distintas formas de hacer el cálculo.

 

Una hipótesis «moderada», sería haber revalorizado las pensiones según el IPC o el salario medio, lo que fuese menor, con un mínimo de 0,25%. En ese caso, en 2024, el déficit de la Seguridad Social sería de unos € 10.500 millones menor de lo que es, lo que supone un 0,7% del PIB. Eso sería equivalente a ahorrar casi una mensualidad de las pensiones. Como los ahorros son acumulativos, entre 2018 y 2024 la deuda pública habría crecido € 36.600 millones menos, equivalentes a 2,2% del PIB.

 

Entre las muchísimas hipótesis que podrían plantearse, una versión más «dura» sería haber incrementado las pensiones un 0,25% anual entre 2018 y 2021, para luego aumentarlas la mitad del IPC (recordemos que, por ejemplo, en 2022 eso habría sido mejor de cómo evolucionaron los salarios en la realidad). En este caso, el déficit de la Seguridad Social de 2024 sería casi € 21.000 millones más bajo y la deuda pública sería unos € 69.000 millones inferior. En términos del PIB, el déficit sería 1,3% más reducido y la deuda pública unos 4 puntos porcentuales menor. Como es evidente, las pensiones tendrían un poder adquisitivo más bajo (entre un 6% y 11% menos, perdidos a lo largo de siete años), pero las amenazas a la estabilidad macroeconómica serían sustancialmente menores. La mejor situación de las cuentas públicas se traduciría en una menor prima de riesgo, tipos de interés más bajos, mayor inversión y creación de empleo, y menos paro.

 

La realidad es la opuesta: el desequilibrio del sistema es crecientemente insostenible (pese a la subida de las cotizaciones) y, consecuentemente, las amenazas a la estabilidad mayores. Mientras tanto, España ostenta la mayor tasa de paro del continente. En lugar de ahorros acumulativos, tenemos una «bola de nieve» en la deuda pública.

 

El déficit de las pensiones es, de alguna manera, como el colesterol: puedes hacer como que no existe, hasta que tienes un infarto. La cuestión no es si ocuparse u olvidarse del tema, sino cuándo me voy a ocupar del mismo: si por voluntad propia o cuando el infarto me obligue a hacerlo. No tengo dudas de que la inmensa mayoría de pensionistas aceptaría perder poder adquisitivo si eso facilita que sus nietos salgan del paro. En nuestra España de hoy todo está tan confundido que, si eres el ministro que más contribuyó a disparar el déficit de la Seguridad Social, en lugar de castigarte, te promueven a gobernador del Banco de España.

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